La muerte que se vende barata. La OMS reclama a los países subidas de precios e impuestos más elevados como medida más efectiva contra el tabaquismo. Los países deben intensificar sus esfuerzos contra el tabaquismo. - SXC. ANTONIO GONZÁLEZ - Madrid - 07/02/2008 22:56
Acabar con la epidemia que siega más vidas en el mundo no depende de que se desarrolle una vacuna o se descubra un nuevo fármaco, sino de la voluntad política de los distintos Gobiernos. Esta epidemia se llama tabaquismo, y para evitar que llegue a matar a 1.000 millones de personas en este siglo ya no caben excusas; todos los países deben actuar ya, y una forma más contundente de lo que lo han hecho hasta ahora.
Este es el mensaje que transmitió ayer en Nueva York la Organización Mundial de la Salud (OMS), que presentó un conjunto de medidas que los países de todo el mundo deben cumplir para frenar la sangría provocada por el tabaco, que actualmente causa el fallecimiento a 5,4 millones de personas en todo el mundo cada año, unas 60.000 de ellas en España.
“Actuar rápido es crucial. Si no se toman medidas, en 2030 el número de muertes anuales superará los ocho millones, el 80% de ellas en países en vías de desarrollo”, destacó ayer la directora general de la OMS, Margaret Chan. “La epidemia golpeará con más fuerza a aquellos países cuyas economías en rápido crecimiento ofrecen a sus ciudadanos una vida mejor”, explicó Chan, quien también adviertió de que “todos los países deben hacer más”.
Sólo el 5% de la población mundial vive en países donde existen políticas efectivas contra el tabaquismo y, de hecho, ningún país ha adoptado por completo las recomendaciones de la OMS contra este hábito nocivo.
En concreto, la organización internacional de la salud propone a los países el cumplimiento de seis medidas para ayudar a cumplir el Convenio Marco para el Control del Tabaquismo, firmado hace cinco años: subir los impuestos y el precio del tabaco; prohibir su publicidad y promoción; evitar el tabaquismo pasivo; advertir sobre los peligros del hábito; ofrecer ayuda a los que quieran dejarlo; y garantizar el cumplimiento de las políticas de prevención. Según Chan, “estas seis estrategias brindan la mejor oportunidad de revertir el crecimiento de esta epidemia”.
En el terreno impositivo, no se trata sólo de recaudar más, sino también de utilizar una mayor parte de los fondos a erradicar la primera causa prevenible de mortalidad en el mundo.
El caso de España
En general, según el informe de la OMS, los países recaudan 500 veces más con los impuestos sobre el tabaco de lo que se gastan en medidas contra esta adicción. En el caso de España la proporción es más favorable, ya que el Impuesto Especial sobre las Labores del Tabaco recaudó el año pasado 7.235 millones de euros, mientras que se invirtieron 36 millones en medidas, lo que arroja una proporción de uno a 200, según datos del Comité de Prevención del Tabaquismo.
En España, según la OMS, el 64% del precio final de la cajetilla va a parar al fisco, un porcentaje similar al del Reino Unido, donde sin embargo el precio de la cajetilla es más del triple. De hecho, los precios del tabaco en España son los más bajos de la zona euro, sólo superados por los de Luxemburgo. Sin embargo, critica la organización Fumadores por la Tolerancia, teniendo en cuenta el IVA y otros conceptos los fumadores españoles pagan casi el 80% de las cajetillas en impuestos, pese a tener “cada vez menos derechos”. Su portavoz, Javier Blanco, cree además que una rebaja del precio fomentaría el contrabando.
Ley de prevención
Los médicos españoles mantienen una opinión bien diferente. Para el responsable de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, José Luis Díaz-Maroto, hay que subir ya el precio de las cajetillas. Según señala la OMS, un aumento del 70% en el precio podría evitar una cuarta parte de las muertes por tabaquismo en el mundo.
Díaz-Maroto lamenta también que la ley de prevención del tabaquismo aprobada hace dos años no haya sido suficiente. “La ley se ha quedado corta, y antes de poder cambiar el actual marco, pasará tiempo. Nos va a costar mucho llegar a tener los espacios públicos 100% libres de humos”, agrega este experto, que critica que en el 90% de los bares españoles se pueda fumar.
Díaz Maroto destaca que uno de cada tres españoles fuma, un porcentaje similar al de Reino Unido o Francia pero superior al de Italia, lo que se traduce en un muerto por tabaquismo cada 10 minutos. Y eso tiene que cambiar.
Las seis medidas de la OMS
1. Precios más altos
La OMS aboga por un aumento de los impuestos del tabaco, y por tanto del precio, como la medida más efectiva para reducir su consumo, especialmente entre los jóvenes. Sólo el 2% de la población mundial compra el tabaco con una carga impositiva superior al 75% del precio de venta al público.
2. Ayuda para dejarlo
La mayoría de los más de 1.000 millones de personas que fuman en el mundo son adictos y no pueden dejar el hábito por sí solos, por lo que los países deben establecer programas de bajo coste para el acceso a tratamientos contra la dependencia.
3. Espacios sin humo
Todas las personas tienen derecho a respirar aire libre del humo de tabaco. La OMS insiste en que hay que prohibir el tabaco en todos los espacios públicos y lugares de trabajo para garantizar ese derecho y ayudar a los fumadores a abandonar el hábito.
4. Advertencias en cajetillas
Sólo una parte de los fumadores conoce bien el riesgo al que se exponen al fumar. La existencia de advertencias gráficas lo bastante explícitas y extensas en las cajetillas (al menos, el 30% de la superficie) pueden cambiar la imagen que tiene el producto, sobre todo entre los jóvenes.
5. Prohibición de la publicidad
Las prohibiciones parciales a la industria tabaquera para hacer publicidad, promoción y patrocinio no funcionan porque las empresas dirigen sus esfuerzos, cifrados en miles de millones de euros, hacia canales no regulados. Sólo una prohibición total puede proteger a la población.
6. Medidas de prevención
Resulta esencial que los países calculen el impacto que tiene el tabaco en la salud de su población, lo que sólo ocurre en uno de cada tres casos en el mundo en desarrollo, con el fin de diseñar políticas adecuadas en materia de prevención.
El largo camino de la prevención en España
Por Rodrigo Córdoba (portavoz del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo)
Desde la entrada en vigor de la ley del tabaco, la inversión anual en prevención se ha multiplicado por 30, pero sigue siendo 200 veces menor que lo que se ingresa por impuestos.
La medida más eficaz es aumentar los impuestos. Desde 1997 el precio se ha incrementando por debajo del IPC y eso no desincentiva el consumo entre los menores.
Es muy difícil tomarse un café sin humos en bares y cafeterías. La información de la ciudadanía es deficiente en cuanto a los efectos del tabaquismo pasivo. Se necesitan campañas bien financiadas para informar con detalle de los riesgos de respirar humo ajeno.
En España, la mal llamada “tolerancia” al tabaco cuesta la vida a mas de 3.000 no fumadores cada año. Los recursos para dejar de fumar son escasos y no existe una red asistencial para ayudar a los fumadores en el sistema sanitario público, a pesar de que cada año intentan dejarlo más de tres millones.
El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) exige a todos los grupos políticos retirar el precio del tabaco del Índice de Precios al Consumo, que todos los espacios públicos cerrados sean espacios sin humo y que se sancione a los incumplidores.
Pide, además, más información a la ciudadanía y la financiación de los tratamientos para dejar de fumar. Esto no supondría más que 5% de los impuestos especiales del tabaco.
Estas medidas solo funcionan si se aplican en el mismo paquete. No vale pagar tratamientos y dejar fumar en las celebraciones para que vuelvan a recaer los que dejan de fumar. No basta prohibir la publicidad si el tabaco sigue siendo tan barato y accesible para los menores. ¿A que esperan nuestros políticos?
* En 2030 morirán en el mundo 8 millones de personas por el tabaquismo
Acabar con la epidemia que siega más vidas en el mundo no depende de que se desarrolle una vacuna o se descubra un nuevo fármaco, sino de la voluntad política de los distintos Gobiernos. Esta epidemia se llama tabaquismo, y para evitar que llegue a matar a 1.000 millones de personas en este siglo ya no caben excusas; todos los países deben actuar ya, y una forma más contundente de lo que lo han hecho hasta ahora.
Este es el mensaje que transmitió ayer en Nueva York la Organización Mundial de la Salud (OMS), que presentó un conjunto de medidas que los países de todo el mundo deben cumplir para frenar la sangría provocada por el tabaco, que actualmente causa el fallecimiento a 5,4 millones de personas en todo el mundo cada año, unas 60.000 de ellas en España.
“Actuar rápido es crucial. Si no se toman medidas, en 2030 el número de muertes anuales superará los ocho millones, el 80% de ellas en países en vías de desarrollo”, destacó ayer la directora general de la OMS, Margaret Chan. “La epidemia golpeará con más fuerza a aquellos países cuyas economías en rápido crecimiento ofrecen a sus ciudadanos una vida mejor”, explicó Chan, quien también adviertió de que “todos los países deben hacer más”.
Sólo el 5% de la población mundial vive en países donde existen políticas efectivas contra el tabaquismo y, de hecho, ningún país ha adoptado por completo las recomendaciones de la OMS contra este hábito nocivo.
En concreto, la organización internacional de la salud propone a los países el cumplimiento de seis medidas para ayudar a cumplir el Convenio Marco para el Control del Tabaquismo, firmado hace cinco años: subir los impuestos y el precio del tabaco; prohibir su publicidad y promoción; evitar el tabaquismo pasivo; advertir sobre los peligros del hábito; ofrecer ayuda a los que quieran dejarlo; y garantizar el cumplimiento de las políticas de prevención. Según Chan, “estas seis estrategias brindan la mejor oportunidad de revertir el crecimiento de esta epidemia”.
En el terreno impositivo, no se trata sólo de recaudar más, sino también de utilizar una mayor parte de los fondos a erradicar la primera causa prevenible de mortalidad en el mundo.
El caso de España
En general, según el informe de la OMS, los países recaudan 500 veces más con los impuestos sobre el tabaco de lo que se gastan en medidas contra esta adicción. En el caso de España la proporción es más favorable, ya que el Impuesto Especial sobre las Labores del Tabaco recaudó el año pasado 7.235 millones de euros, mientras que se invirtieron 36 millones en medidas, lo que arroja una proporción de uno a 200, según datos del Comité de Prevención del Tabaquismo.
En España, según la OMS, el 64% del precio final de la cajetilla va a parar al fisco, un porcentaje similar al del Reino Unido, donde sin embargo el precio de la cajetilla es más del triple. De hecho, los precios del tabaco en España son los más bajos de la zona euro, sólo superados por los de Luxemburgo. Sin embargo, critica la organización Fumadores por la Tolerancia, teniendo en cuenta el IVA y otros conceptos los fumadores españoles pagan casi el 80% de las cajetillas en impuestos, pese a tener “cada vez menos derechos”. Su portavoz, Javier Blanco, cree además que una rebaja del precio fomentaría el contrabando.
Ley de prevención
Los médicos españoles mantienen una opinión bien diferente. Para el responsable de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, José Luis Díaz-Maroto, hay que subir ya el precio de las cajetillas. Según señala la OMS, un aumento del 70% en el precio podría evitar una cuarta parte de las muertes por tabaquismo en el mundo.
Díaz-Maroto lamenta también que la ley de prevención del tabaquismo aprobada hace dos años no haya sido suficiente. “La ley se ha quedado corta, y antes de poder cambiar el actual marco, pasará tiempo. Nos va a costar mucho llegar a tener los espacios públicos 100% libres de humos”, agrega este experto, que critica que en el 90% de los bares españoles se pueda fumar.
Díaz Maroto destaca que uno de cada tres españoles fuma, un porcentaje similar al de Reino Unido o Francia pero superior al de Italia, lo que se traduce en un muerto por tabaquismo cada 10 minutos. Y eso tiene que cambiar.
Las seis medidas de la OMS
1. Precios más altos
La OMS aboga por un aumento de los impuestos del tabaco, y por tanto del precio, como la medida más efectiva para reducir su consumo, especialmente entre los jóvenes. Sólo el 2% de la población mundial compra el tabaco con una carga impositiva superior al 75% del precio de venta al público.
2. Ayuda para dejarlo
La mayoría de los más de 1.000 millones de personas que fuman en el mundo son adictos y no pueden dejar el hábito por sí solos, por lo que los países deben establecer programas de bajo coste para el acceso a tratamientos contra la dependencia.
3. Espacios sin humo
Todas las personas tienen derecho a respirar aire libre del humo de tabaco. La OMS insiste en que hay que prohibir el tabaco en todos los espacios públicos y lugares de trabajo para garantizar ese derecho y ayudar a los fumadores a abandonar el hábito.
4. Advertencias en cajetillas
Sólo una parte de los fumadores conoce bien el riesgo al que se exponen al fumar. La existencia de advertencias gráficas lo bastante explícitas y extensas en las cajetillas (al menos, el 30% de la superficie) pueden cambiar la imagen que tiene el producto, sobre todo entre los jóvenes.
5. Prohibición de la publicidad
Las prohibiciones parciales a la industria tabaquera para hacer publicidad, promoción y patrocinio no funcionan porque las empresas dirigen sus esfuerzos, cifrados en miles de millones de euros, hacia canales no regulados. Sólo una prohibición total puede proteger a la población.
6. Medidas de prevención
Resulta esencial que los países calculen el impacto que tiene el tabaco en la salud de su población, lo que sólo ocurre en uno de cada tres casos en el mundo en desarrollo, con el fin de diseñar políticas adecuadas en materia de prevención.
El largo camino de la prevención en España
Por Rodrigo Córdoba (portavoz del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo)
Desde la entrada en vigor de la ley del tabaco, la inversión anual en prevención se ha multiplicado por 30, pero sigue siendo 200 veces menor que lo que se ingresa por impuestos.
La medida más eficaz es aumentar los impuestos. Desde 1997 el precio se ha incrementando por debajo del IPC y eso no desincentiva el consumo entre los menores.
Es muy difícil tomarse un café sin humos en bares y cafeterías. La información de la ciudadanía es deficiente en cuanto a los efectos del tabaquismo pasivo. Se necesitan campañas bien financiadas para informar con detalle de los riesgos de respirar humo ajeno.
En España, la mal llamada “tolerancia” al tabaco cuesta la vida a mas de 3.000 no fumadores cada año. Los recursos para dejar de fumar son escasos y no existe una red asistencial para ayudar a los fumadores en el sistema sanitario público, a pesar de que cada año intentan dejarlo más de tres millones.
El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) exige a todos los grupos políticos retirar el precio del tabaco del Índice de Precios al Consumo, que todos los espacios públicos cerrados sean espacios sin humo y que se sancione a los incumplidores.
Pide, además, más información a la ciudadanía y la financiación de los tratamientos para dejar de fumar. Esto no supondría más que 5% de los impuestos especiales del tabaco.
Estas medidas solo funcionan si se aplican en el mismo paquete. No vale pagar tratamientos y dejar fumar en las celebraciones para que vuelvan a recaer los que dejan de fumar. No basta prohibir la publicidad si el tabaco sigue siendo tan barato y accesible para los menores. ¿A que esperan nuestros políticos?
* En 2030 morirán en el mundo 8 millones de personas por el tabaquismo
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