El obispo de Huesca, Jesús Sanz, ha asegurado en su homilía semanal que el "laicismo en boga" actúa con "resentimiento" frente a otras formas de pensamiento, y está dirigido a alcanzar el "poder" y no a "buscar el bien".
El obispo oscense justificó el argumento de su homilía semanal en la decisión de Benedicto XVI de no participar en un acto de la Universidad de Roma, tras un manifiesto en contra de su visita firmado por un grupo de profesores, y las concentraciones anticlericales celebrada por los estudiantes.
De este modo Sanz contrapone el "laicismo en boga" a lo que califica como "legítima laicidad" y, aunque no se aventura a asegurar que estos hechos responden a un "calendario de hostilidad programada" contra la Iglesia, los vincula a la "mentecatez más perversa" y a la "mezquindad más ruin", según informó Efe.
Aseguró que este tipo de actitud, en plena "era de la globalización", genera un "efecto llamada" al que responden "mentecatos y mezquinos que se dan ideas mientras contradicen con sus propios hechos aquello que presuntamente dicen defender".
A su juicio, el actual laicismo se sirve de medidas legales y sistemas educativos para "imponer" una nueva lectura de la historia. "Y así --concluye el obispo--, vienen siendo sistemáticamente expulsados, perseguidos, amenazados, ridiculizados o ninguneados, cuantos puedan ser adversarios culturales, mediáticos, políticos o religiosos".
El obispo oscense justificó el argumento de su homilía semanal en la decisión de Benedicto XVI de no participar en un acto de la Universidad de Roma, tras un manifiesto en contra de su visita firmado por un grupo de profesores, y las concentraciones anticlericales celebrada por los estudiantes.
De este modo Sanz contrapone el "laicismo en boga" a lo que califica como "legítima laicidad" y, aunque no se aventura a asegurar que estos hechos responden a un "calendario de hostilidad programada" contra la Iglesia, los vincula a la "mentecatez más perversa" y a la "mezquindad más ruin", según informó Efe.
Aseguró que este tipo de actitud, en plena "era de la globalización", genera un "efecto llamada" al que responden "mentecatos y mezquinos que se dan ideas mientras contradicen con sus propios hechos aquello que presuntamente dicen defender".
A su juicio, el actual laicismo se sirve de medidas legales y sistemas educativos para "imponer" una nueva lectura de la historia. "Y así --concluye el obispo--, vienen siendo sistemáticamente expulsados, perseguidos, amenazados, ridiculizados o ninguneados, cuantos puedan ser adversarios culturales, mediáticos, políticos o religiosos".
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