Este año asistimos a la palmaria demostración de la llegada irremisible del calentamiento global. Ya no nieva en Invierno, y ni la nieve artificial, costosa económica y ecológicamente, es suficiente para garantizar el negocio del esquí pirenaico.
El último valle destruido: la Espelunciecha, clama ante nosotros, y los políticos que lo han condenado pasarán a la historia como pasó el caballo de Atila, con fama pero triste recuerdo.
El último valle destruido: la Espelunciecha, clama ante nosotros, y los políticos que lo han condenado pasarán a la historia como pasó el caballo de Atila, con fama pero triste recuerdo.
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