La ínsula, una pequeña estructura situada en la superficie lateral del cerebro, está íntimamente ligada a la adicción al tabaco, según han descubierto unos investigadores estadounidenses tras analizar a fumadores que sufrieron daños o accidentes en esa región. Con una rapidez y una facilidad inusitadas, las personas afectadas, algunas de ellas con un historial fumador descomunal, perdían la apetencia por la nicotina. "Mi cuerpo se olvidó de las ansias de fumar", explicó un paciente analizado en el trabajo.
Los autores de la investigación explican obviamente que nada está más lejos de sus objetivos que extirpar a todos los fumadores la preciada ínsula, a la que se le atribuye también un papel importante en la regulación de las emociones y la voluntad, pero que los resultados pueden abrir una vía para el futuro tratamiento del tabaquismo y otras adicciones. Y también para analizar la evolución de las personas que intentan dejar de fumar. El estudio, que hoy publica la revista Science, lo han llevado a cabo investigadores de las universidades de California del Sur, en Los Ángeles, y de Iowa.
Estudio pionero
Los investigadores iniciaron sus trabajos al tener conocimiento de un paciente que fumaba 40 cigarrillos diarios y que dejó el tabaco de inmediato al sufrir una apoplejía que le dañó la ínsula. Las ansias de nicotina desaparecieron. "Al tratarse de una estructura ligada a los sentimientos, el hecho de que una lesión en la ínsula rompa un hábito adquirido muestra que existe una estrecha relación entre el tabaquismo y las emociones", indican los investigadores en Science. Es la primera vez que se analizan "lesiones cerebrales para estudiar la adicción a una droga entre los humanos", insiste Nasir Naqvi, de la Universidad de Iowa.
El estudio incluyó a 69 pacientes que habían sido fumadores antes de sufrir la lesión cerebral --y en 19 el daño afectaba concretamente a la ínsula--. Trece de estos últimos (68,4%) dejaron de fumar, 12 con facilidad. Algunos de los pacientes con otras formas de daño cerebral también dejaron de fumar sin esfuerzo, pero en general el porcentaje se disparó en los que habían tenido el daño justamente en la ínsula. Los autores concluyen que lo que hace el daño en la ínsula es reducir el deseo de fumar en sí en los pacientes, mucho más que reducir la experiencia placentera.
El trabajo lo han dirigido Antoine Bechara y Hanna Damásio. Esta última es justamente la esposa del biólogo portugués António Damá- sio, premio Príncipe de Asturias del 2005, que fue en 1990 el primero en sugerir la importancia de la ínsula en la regulación de los sentimientos. ¿Y el futuro? "Hemos identificado un blanco cerebral para realizar más investigaciones relacionadas con las adicciones", resume con cautela Bechara.
Adiós al ansia de nicotina ¿Por qué? La ínsula aparentemente se encuentra en el lugar donde el cerebro transforma las reacciones físicas en sentimientos, tales como sentirse ansioso cuando el corazón se acelera. Cuando esas reacciones son causadas por una sustancia particular, la ínsula podría actuar como algún tipo de cuartel general para los antojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario