Fantasías sexuales. Por M. PÉREZ, J. J. BORRÁS Y X. ZUBIETA (SOITU.ES) 24-03-2009
Algunas personas se ven sorprendidas y a veces desbordadas, por sus fantasías sexuales. Viven como una amenaza las imágenes que se cuelan en su mente, sobre todo si los protagonistas elegidos son personas de su círculo, como compañeros de trabajo o amigos. Otras disfrutan favoreciendo su imaginario sexual y tienen claro que ellas reinan en ese mundo secreto, donde pueden explorar sin miedo los rincones más ocultos. Lo cierto es que las fantasías sexuales pueblan el cerebro de millones de personas y cumplen diferentes funciones en la vivencia sexual. Dibujo: M. A. Martín
* Las fantasías sexuales sirven para iniciar o incrementar la excitación. Si la relación sexual es compartida, suele bastar con la interacción del amante para disparar la excitación; el contacto con el cuerpo deseado a través de imágenes, sonidos, olores, sabores y tacto resulta más que suficiente para poner en marcha la función sexual. Si embargo, en algunas parejas que llevan mucho tiempo juntas; en algunos casos en que el estímulo sexual es insuficiente; y especialmente cuando la masturbación es la opción; las fantasías sexuales actúan como vitaminas que aportan energía y vigor.
* Las fantasías sexuales también desempeñan una importante función al facilitar la excitación sin correr ningún riesgo. Jóvenes y adolescentes ensayan en sus fantasías sus encuentros amorosos. La masturbación es frecuente en esta etapa y acompañar el acto íntimo de imágenes con sus amantes soñados hace más sencillo el aprendizaje para encuentros futuros. Las personas mayores que han perdido a su pareja o que tienen dificultades en encontrar compañero sexual también pueden evocar y proyectar recuerdos dulcificados con el encaje de la fantasía.
Las fantasías cumplen un interesante papel en la vida sexual y no tienen por qué ser vividas con angustia. Algunas personas tienen claro que una cosa es la imaginación y otra la realidad. Y por muy transgresores que sean sus pensamientos, tienen claro cuáles son los límites y hasta dónde desean llegar en realidad. Es tan simple como con cualquier tipo de fantasía: una cosa es dejar volar la imaginación y otra llevar los hechos fantaseados a la práctica, asumiendo el esfuerzo, el coste y las consecuencias de los actos. A veces, incluso dándose las condiciones para vivir las fantasías, dejan de ser estimulantes. Con frecuencia, el sueño de la ficción es mucho más excitante que la sórdida realidad.
Otros viven cualquier pensamiento sexual no normativo con angustia, como si llevaran un confesor a cuestas. No podemos olvidar que los pensamientos impuros son considerados pecado por la iglesia católica, que habla de no tener pensamientos, ni deseos impuros; convertidos en pecados que se tienen que confesar. Este mandato social actúa con fuerza en muchas personas, aunque no se consideren católicas practicantes: la imaginación sexual queda investida del difuso halo de lo peligroso e inadecuado.
* El mundo de las fantasías sexuales es múltiple y variado. Pero parece que siempre que se habla del tema se hace referencia a inconfesables secretos sórdidos y peligrosos; cuando no tiene por qué ser así, muchas de las fantasías son bastante inocentes. Somos nosotros lo que controlamos nuestros pensamientos por lo que no debemos tener miedo, y no pasa nada si exploramos nuestro mundo secreto, es un recurso más a nuestra disposición para propiciar y disfrutar de nuestra sexualidad.
¿Sueles tener fantasías sexuales? ¿Cuál es tu fantasía sexual favorita? ¿Tienes alguna fantasía sexual recurrente? ¿Te han sorprendido alguna vez tus fantasías sexuales?
Algunas personas se ven sorprendidas y a veces desbordadas, por sus fantasías sexuales. Viven como una amenaza las imágenes que se cuelan en su mente, sobre todo si los protagonistas elegidos son personas de su círculo, como compañeros de trabajo o amigos. Otras disfrutan favoreciendo su imaginario sexual y tienen claro que ellas reinan en ese mundo secreto, donde pueden explorar sin miedo los rincones más ocultos. Lo cierto es que las fantasías sexuales pueblan el cerebro de millones de personas y cumplen diferentes funciones en la vivencia sexual. Dibujo: M. A. Martín
* Las fantasías sexuales sirven para iniciar o incrementar la excitación. Si la relación sexual es compartida, suele bastar con la interacción del amante para disparar la excitación; el contacto con el cuerpo deseado a través de imágenes, sonidos, olores, sabores y tacto resulta más que suficiente para poner en marcha la función sexual. Si embargo, en algunas parejas que llevan mucho tiempo juntas; en algunos casos en que el estímulo sexual es insuficiente; y especialmente cuando la masturbación es la opción; las fantasías sexuales actúan como vitaminas que aportan energía y vigor.
* Las fantasías sexuales también desempeñan una importante función al facilitar la excitación sin correr ningún riesgo. Jóvenes y adolescentes ensayan en sus fantasías sus encuentros amorosos. La masturbación es frecuente en esta etapa y acompañar el acto íntimo de imágenes con sus amantes soñados hace más sencillo el aprendizaje para encuentros futuros. Las personas mayores que han perdido a su pareja o que tienen dificultades en encontrar compañero sexual también pueden evocar y proyectar recuerdos dulcificados con el encaje de la fantasía.
Las fantasías cumplen un interesante papel en la vida sexual y no tienen por qué ser vividas con angustia. Algunas personas tienen claro que una cosa es la imaginación y otra la realidad. Y por muy transgresores que sean sus pensamientos, tienen claro cuáles son los límites y hasta dónde desean llegar en realidad. Es tan simple como con cualquier tipo de fantasía: una cosa es dejar volar la imaginación y otra llevar los hechos fantaseados a la práctica, asumiendo el esfuerzo, el coste y las consecuencias de los actos. A veces, incluso dándose las condiciones para vivir las fantasías, dejan de ser estimulantes. Con frecuencia, el sueño de la ficción es mucho más excitante que la sórdida realidad.
Otros viven cualquier pensamiento sexual no normativo con angustia, como si llevaran un confesor a cuestas. No podemos olvidar que los pensamientos impuros son considerados pecado por la iglesia católica, que habla de no tener pensamientos, ni deseos impuros; convertidos en pecados que se tienen que confesar. Este mandato social actúa con fuerza en muchas personas, aunque no se consideren católicas practicantes: la imaginación sexual queda investida del difuso halo de lo peligroso e inadecuado.
* El mundo de las fantasías sexuales es múltiple y variado. Pero parece que siempre que se habla del tema se hace referencia a inconfesables secretos sórdidos y peligrosos; cuando no tiene por qué ser así, muchas de las fantasías son bastante inocentes. Somos nosotros lo que controlamos nuestros pensamientos por lo que no debemos tener miedo, y no pasa nada si exploramos nuestro mundo secreto, es un recurso más a nuestra disposición para propiciar y disfrutar de nuestra sexualidad.
¿Sueles tener fantasías sexuales? ¿Cuál es tu fantasía sexual favorita? ¿Tienes alguna fantasía sexual recurrente? ¿Te han sorprendido alguna vez tus fantasías sexuales?
Fantasias sexuales de ellos
Las fantasías sexuales masculinas son muchas veces, consideradas absurdas por las mujeres y no siempre las aceptan, como por ejemplo, hacer sexo con dos mujeres a la vez, hacerlo en lugares como un ascensor, dar azotes a la mujer cuando se practica el acto o insultarla. Pero imaginar esas situaciones, en la cabeza de los hombres, es mucho más corriente de lo que las mujeres piensan.
Las fantasías son muy saludables siempre que permanezcan en la imaginación, principalmente cuando la otra persona no desea compartirlas. Aquí el respeto es fundamental, pues cuando dos no quieren, no deben realizarse.
Pero la imaginación sexual de los hombres no es tan rica, lo es mucho más la de las mujeres. En la infancia, las niñas están más estimuladas a fantasear, mientras que los niños son incitados y enseñados a ser prácticos y objetivos.
La diferencia entre las fantasías masculinas y las femeninas, está en el hecho de que las masculinas son más atrevidas y tienden a imaginar situaciones peor aceptadas socialmente. Las fantasías femeninas tienen un mayor contenido afectivo y erótico, casi siempre vinculadas al sexo con amor. Esto hace que ellas lo tengan más fácil a la hora de contárselo a sus parejas.
Veamos algunas fantasías sexuales muy comunes en los hombres:
-Tener sexo en el ascensor o lugares públicos: El peligro conlleva una cierta excitación y eso nos lleva a creer que los hombres a los que les gusta esto son los más resueltos. Pero a veces no es así. Los hombres que tienen este tipo de fantasía, habitualmente no son tan seguros como se cree, ya que son más seguros consiguen ponerse en marcha con las emociones más sencillas.
-Fantasías sadomasoquistas: Aunque muchos lo nieguen, hay actitudes de este tipo que de vez en cuando acuden a sus mentes, y las mujeres las acaban percibiendo. Cuando ellos piden usar un vocabulario grosero, como puede ser llamarlas putas, o cómete todo, o les cogen del pelo con fuerza, esto forma parte de actitudes sadomasoquistas y si esto se acompaña de situaciones como palmadas en el trasero arañazos, uso de accesorios eróticos…, es entonces cuando pueden sentirse realizados. Los que acostumbran a tener estos comportamientos sexuales, pueden haber sufrido algún tipo de restricción o humillación fuertes en alguna manifestación de su sexualidad en la infancia, y esto, dependiendo de la persona, le puede marcar para siempre. El placer al sentir dolor, o hacérselo sentir al otro, se trata de un deseo inconsciente, pues era así como conseguía llamar la atención cuando era niño. Conforme se desarrolle el niño y la forma en que sus padres afronten estas cuestiones afectivo-sexuales, se irá delineando la personalidad del hombre y de cómo va a afrontar sus fantasías, su sexualidad y las formas de relacionarse sexualmente con alguien.
Las fantasías sexuales masculinas son muchas veces, consideradas absurdas por las mujeres y no siempre las aceptan, como por ejemplo, hacer sexo con dos mujeres a la vez, hacerlo en lugares como un ascensor, dar azotes a la mujer cuando se practica el acto o insultarla. Pero imaginar esas situaciones, en la cabeza de los hombres, es mucho más corriente de lo que las mujeres piensan.
Las fantasías son muy saludables siempre que permanezcan en la imaginación, principalmente cuando la otra persona no desea compartirlas. Aquí el respeto es fundamental, pues cuando dos no quieren, no deben realizarse.
Pero la imaginación sexual de los hombres no es tan rica, lo es mucho más la de las mujeres. En la infancia, las niñas están más estimuladas a fantasear, mientras que los niños son incitados y enseñados a ser prácticos y objetivos.
La diferencia entre las fantasías masculinas y las femeninas, está en el hecho de que las masculinas son más atrevidas y tienden a imaginar situaciones peor aceptadas socialmente. Las fantasías femeninas tienen un mayor contenido afectivo y erótico, casi siempre vinculadas al sexo con amor. Esto hace que ellas lo tengan más fácil a la hora de contárselo a sus parejas.
Veamos algunas fantasías sexuales muy comunes en los hombres:
-Tener sexo en el ascensor o lugares públicos: El peligro conlleva una cierta excitación y eso nos lleva a creer que los hombres a los que les gusta esto son los más resueltos. Pero a veces no es así. Los hombres que tienen este tipo de fantasía, habitualmente no son tan seguros como se cree, ya que son más seguros consiguen ponerse en marcha con las emociones más sencillas.
-Tener sexo con dos mujeres al mismo tiempo. Esta fantasía enloquece a los hombres. Escoger entre varias mujeres, por ejemplo, con la suya y la chica de servicio, es sin duda una de las fantasías que más gustan a los hombres, ya que en su cabeza, mezclar dos tipos opuestos de mujer que los atraen, es lo máximo de su realización sexual.. La cuestión es por qué necesitan de dos mujeres diferentes. La respuesta puede ser que hay un componente lésbico en el fondo de esta fantasía. Por lo general, los hombres se excitan mucho cuando ven dos mujeres besándose, acariciándose. Podemos hablar de un trasfondo voyeurista, ya que les encanta ver los intercambios íntimos entre dos mujeres. A ellos les gusta ver todo el proceso de caricias, intercambios, gemidos… hasta que la mujer llega al orgasmo.
-Tener sexo con prostitutas: es otra de las grandes fantasías del hombre, sobre todo cuando sus relaciones no van muy bien, ya sea con su pareja, su familia, su trabajo… Es una forma de abstraerse de la realidad y suelen ir a buscar la compañía de mujeres que les proporciones un sexo más explosivo, fuerte, sin ataduras. Puede tratarse de una forma de sacar fuera todo aquello que le incomoda, aunque se dé de forma espontánea, buscando una sensación de libertad.-Fantasías sadomasoquistas: Aunque muchos lo nieguen, hay actitudes de este tipo que de vez en cuando acuden a sus mentes, y las mujeres las acaban percibiendo. Cuando ellos piden usar un vocabulario grosero, como puede ser llamarlas putas, o cómete todo, o les cogen del pelo con fuerza, esto forma parte de actitudes sadomasoquistas y si esto se acompaña de situaciones como palmadas en el trasero arañazos, uso de accesorios eróticos…, es entonces cuando pueden sentirse realizados. Los que acostumbran a tener estos comportamientos sexuales, pueden haber sufrido algún tipo de restricción o humillación fuertes en alguna manifestación de su sexualidad en la infancia, y esto, dependiendo de la persona, le puede marcar para siempre. El placer al sentir dolor, o hacérselo sentir al otro, se trata de un deseo inconsciente, pues era así como conseguía llamar la atención cuando era niño. Conforme se desarrolle el niño y la forma en que sus padres afronten estas cuestiones afectivo-sexuales, se irá delineando la personalidad del hombre y de cómo va a afrontar sus fantasías, su sexualidad y las formas de relacionarse sexualmente con alguien.
Fantasias sexuales de ellas
Las fantasías sexuales pueden ser entendidas como las distintas ideas e imaginaciones referentes al sexo, que llevan a la estimulación para el placer. Están directamente ligadas al deseo y ayudan a estimularlo.
Toda fantasía sexual es una representación mental de los deseos sexuales más ardientes de una persona. Pero hay que precisar que en muchas ocasiones las fantasías deben permanecer en la mente, mientras otras pueden y deben ponerse en práctica, pues sabemos que el deseo es una de las etapas del acto sexual, y las fantasías son una especie de alimento.
Las fantasías sexuales están presentes en las mentes a todas las edades, son inherentes al ser humano, desde niños hasta ancianos, lo que se modifica es su contenido. Las fantasías sexuales son inevitables y pueden ser consideradas como reflejos saludables de las necesidades y deseos no satisfechos por las imposiciones represivas de la sociedad, y de una realidad más objetiva.
Ya hemos tratado de lo que ronda el pensamiento masculino y vimos cuales son sus fantasías sexuales más comunes. Para recordarlas un poco, diremos que sus mayores fantasías son:
-Hacer sexo con dos mujeres, hacerlo en lugares públicos, situaciones sadomasoquistas…
Ocurre que las fantasías sexuales masculinas dan énfasis a la relación sexual en sí, transformando el sexo e la reafirmación de su masculinidad. De allí que este tipo de fantasías, que traduce el deseo de sexo y poder, forman parte de las preferidas por los hombres.
Las fantasías sexuales femeninas traducen mucho más el lado romántico de la mujer, a través de sueños y devaneos. Incluso la mujer moderna, profesional y con independencia económica, nutre mucho el deseo de ser amada, de recibir una llamada al día siguiente.
La diferencia es que en los sueños tenemos poco control consciente sobre el contenido de los mismos, pero en los devaneos o ensoñaciones (soñar despiertas), tenemos la agradable oportunidad de crear o recrear una escena conscientemente.
Podemos verificar cuáles son las fantasías sexuales más soñadas por las mujeres:
1. Tener sexo en un lugar romántico, como una cabaña, en un prado, en el campo. 2. -Tener sexo con hombres famosos, desconocidos, seductores. 3. -Tener sexo siendo dominada por la pareja.
Las fantasías sexuales femeninas se pueden clasificar así:
-Mujeres sexualmente dominantes, seductoras y, a veces, incluso sádicas.
-Mujeres insaciables y mujeres homosexuales.
Las mujeres dominantes, sueñan con llevar al hombre al placer, al clímax absoluto, en un intento de invertir los papeles de hombres y mujeres en la cama, asumiendo la posición de controladora del sexo. Esta es una fantasía que rescata la agresividad natural de la infancia. La mujer vive el deseo de iniciar y controlar el placer . A la mujer seductora le gusta asumir riesgos y no se deja dominar por las reglas sociales. Les gusta dejar claro que, sensualmente, se puede encontrar todo en sus brazos, pero sin nada de dolor o crueldad. En sus fantasías tiene la sensación de completo control sexual, a través de una elevada dosis de sensualidad, ella tiene el control en sus manos.
La mujer sádica se siente segura, queriendo expresar sus sentimientos de rabia contenida durante tiempo, demostrado que puede ser tan mezquina y cruel como los hombres. Necesitan expresar su rabia, su deseo de venganza, e incluso sadismo, para demostrarse su libertad sexual.
Las fantasías sexuales con otras mujeres, empiezan y terminan con ternura. Aquí las mujeres pueden sentirse excitadas, dóciles, despreocupadas, o simplemente eróticas para otras mujeres. Muchas veces aceptan las fantasías homosexuales como una expresión de afecto, o incluso de curiosidad y experimentación.
La mayoría de las veces, el placer de lo prohibido, del pecado, hace que muchas mujeres alcancen una identidad sexual propia que se vuelve desafiante , que sobrepasa las reglas, perdiendo el papel de “buena chica” y separándose de la figura materna. A veces, se siente enormemente culpable en relación a su sexualidad , luchando para crecer, para obtener autonomía y sobrepasar los límites que le fueron impuestos por la sociedad en un intento de controlar sus actos, su vida.
La mejor forma de vivir y llevar a la práctica las fantasías sexuales, es compartirlas con la pareja, quien también se sentirá cómodo para revelar sus propias fantasías.
Nunca haga nada, sólo por agradar al otro, esto trae malos sentimientos. Todo debe ser hablado y coordinado, ya que juntos podrán encontrar otros nuevos estímulos. Lo consensuado es, sin duda, más placentero.
Pero si usted considera que no debe revelar sus fantasías, vívalas sólo en sus pensamientos. Sepa que fantasear es uno de los estímulos sexuales, una especie de afrodisíaco. No desista nunca de los demás estímulos sexuales, ya que pueden proporcionar sensaciones maravillosas a partir de nuestros sentidos.
Las fantasías sexuales pueden ser entendidas como las distintas ideas e imaginaciones referentes al sexo, que llevan a la estimulación para el placer. Están directamente ligadas al deseo y ayudan a estimularlo.
Toda fantasía sexual es una representación mental de los deseos sexuales más ardientes de una persona. Pero hay que precisar que en muchas ocasiones las fantasías deben permanecer en la mente, mientras otras pueden y deben ponerse en práctica, pues sabemos que el deseo es una de las etapas del acto sexual, y las fantasías son una especie de alimento.
Las fantasías sexuales están presentes en las mentes a todas las edades, son inherentes al ser humano, desde niños hasta ancianos, lo que se modifica es su contenido. Las fantasías sexuales son inevitables y pueden ser consideradas como reflejos saludables de las necesidades y deseos no satisfechos por las imposiciones represivas de la sociedad, y de una realidad más objetiva.
Ya hemos tratado de lo que ronda el pensamiento masculino y vimos cuales son sus fantasías sexuales más comunes. Para recordarlas un poco, diremos que sus mayores fantasías son:
-Hacer sexo con dos mujeres, hacerlo en lugares públicos, situaciones sadomasoquistas…
Ocurre que las fantasías sexuales masculinas dan énfasis a la relación sexual en sí, transformando el sexo e la reafirmación de su masculinidad. De allí que este tipo de fantasías, que traduce el deseo de sexo y poder, forman parte de las preferidas por los hombres.
Las fantasías sexuales femeninas traducen mucho más el lado romántico de la mujer, a través de sueños y devaneos. Incluso la mujer moderna, profesional y con independencia económica, nutre mucho el deseo de ser amada, de recibir una llamada al día siguiente.
La diferencia es que en los sueños tenemos poco control consciente sobre el contenido de los mismos, pero en los devaneos o ensoñaciones (soñar despiertas), tenemos la agradable oportunidad de crear o recrear una escena conscientemente.
Podemos verificar cuáles son las fantasías sexuales más soñadas por las mujeres:
1. Tener sexo en un lugar romántico, como una cabaña, en un prado, en el campo. 2. -Tener sexo con hombres famosos, desconocidos, seductores. 3. -Tener sexo siendo dominada por la pareja.
Las fantasías sexuales femeninas se pueden clasificar así:
-Mujeres sexualmente dominantes, seductoras y, a veces, incluso sádicas.
-Mujeres insaciables y mujeres homosexuales.
Las mujeres dominantes, sueñan con llevar al hombre al placer, al clímax absoluto, en un intento de invertir los papeles de hombres y mujeres en la cama, asumiendo la posición de controladora del sexo. Esta es una fantasía que rescata la agresividad natural de la infancia. La mujer vive el deseo de iniciar y controlar el placer . A la mujer seductora le gusta asumir riesgos y no se deja dominar por las reglas sociales. Les gusta dejar claro que, sensualmente, se puede encontrar todo en sus brazos, pero sin nada de dolor o crueldad. En sus fantasías tiene la sensación de completo control sexual, a través de una elevada dosis de sensualidad, ella tiene el control en sus manos.
La mujer sádica se siente segura, queriendo expresar sus sentimientos de rabia contenida durante tiempo, demostrado que puede ser tan mezquina y cruel como los hombres. Necesitan expresar su rabia, su deseo de venganza, e incluso sadismo, para demostrarse su libertad sexual.
Las fantasías sexuales con otras mujeres, empiezan y terminan con ternura. Aquí las mujeres pueden sentirse excitadas, dóciles, despreocupadas, o simplemente eróticas para otras mujeres. Muchas veces aceptan las fantasías homosexuales como una expresión de afecto, o incluso de curiosidad y experimentación.
La mayoría de las veces, el placer de lo prohibido, del pecado, hace que muchas mujeres alcancen una identidad sexual propia que se vuelve desafiante , que sobrepasa las reglas, perdiendo el papel de “buena chica” y separándose de la figura materna. A veces, se siente enormemente culpable en relación a su sexualidad , luchando para crecer, para obtener autonomía y sobrepasar los límites que le fueron impuestos por la sociedad en un intento de controlar sus actos, su vida.
La mejor forma de vivir y llevar a la práctica las fantasías sexuales, es compartirlas con la pareja, quien también se sentirá cómodo para revelar sus propias fantasías.
Nunca haga nada, sólo por agradar al otro, esto trae malos sentimientos. Todo debe ser hablado y coordinado, ya que juntos podrán encontrar otros nuevos estímulos. Lo consensuado es, sin duda, más placentero.
Pero si usted considera que no debe revelar sus fantasías, vívalas sólo en sus pensamientos. Sepa que fantasear es uno de los estímulos sexuales, una especie de afrodisíaco. No desista nunca de los demás estímulos sexuales, ya que pueden proporcionar sensaciones maravillosas a partir de nuestros sentidos.
Fantasías sexuales. La capacidad de fantasear es indicadora de flexibilidad, creatividad, riqueza interior; aunque, como suele suceder en todos los aspectos de la vida, depende del equilibrio... Autor: Virginia Martínez Verdier
Sabemos que la fantasía absoluta despegada de la realidad generalmente indica locura. Así como el apego excesivo a la realidad inhibe y empobrece la vida psíquica y el interjuego de comunicación emocional con los otros.
Una personalidad equilibrada suele discriminar cuándo es conveniente dejarse llevar por las fantasías y cuándo es necesario tener los pies bien plantados sobre la tierra.
En la vida sexual, las fantasías son un aliado necesario y gratificante. Constituyen puntos de apoyo fundamentales para el despliegue del erotismo. Como un estímulo que despierta el deseo, continúan desarrollándose durante el estado hipnoide que implica dejarse llevar por la excitación, apareciendo con más facilidad la transgresión de normas o valores que no se actuarían manifiestamente.
Sin embargo, muchas personas suelen temer a sus fantasías sexuales, tal vez porque ellas no coinciden con lo que es su vida real. Creen que si fantasean puedan desear llevar esas fantasías a la acción y hacer algo que no está permitido por su propia conciencia.
Estudiosos de la vida imaginativa de las personas en relación a su sexualidad han descubierto que las fantasías suelen ser uno de los elementos con mayor resistencia a ser compartidos con otros, aún con la propia pareja. El miedo, la vergüenza, el pensar que sólo uno es el que imagina “semejantes cosas”, suele actuar como inhibidor de las fantasías y de su comunicación.
La culpa empobrece la imaginación e, incluso, lleva a algunas personas a adoptar conductas sexuales totalmente opuestas a su fantasía por temor a ser descubiertas y criticadas. De este modo, también su vida sexual se ve empobrecida, porque estas personas manifiestan actitudes durante el encuentro sexual que realmente no sienten como satisfactorias.
Las parejas que se permiten fantasear y compartir sus fantasías, suelen jugar a que las llevan adelante y ellas incrementan su erotismo. Recordemos que el erotismo es estimulado por nuestros cinco sentidos y por nuestra vida interior representada por fantasías.
Las fantasías sexuales cumplen con varias necesidades. Generalmente tienden a completar una necesidad insatisfecha, cuando ésta se logra, ya no se necesita de esa fantasía en particular.
Algunas personas acuden a ellas para separarse de su pareja real durante la relación sexual, en su cabeza están con otro. Otras recurren a ellas para salir de la rutina del encuentro incluyendo o no a su pareja en su imaginación. Otras las utilizan para hacer con su mente lo que no harían con su cuerpo. Otras las utilizan simplemente para enriquecer el momento sexual. Hay quienes fantasean estando solos, y en su autoestimulación se sienten acompañados.
Una fantasía puede ser muy erotizante en un momento de la vida, perder su estímulo durante un tiempo y volver a recuperarlo más adelante.
Resulta interesante saber que sin fantasías la vida sexual plena es imposible. Aunque compartimos con el resto de los animales nuestra sexo genitalidad instintiva, lo que nos diferencia de ellos es nuestra vida anímica, nuestras emociones, nuestra imaginación, nuestras vivencias espirituales, en síntesis nuestro SER humanos.
Fantasear nos recuerda que somos humanos, que automatizarnos sexualmente, como en cualquier otra área de la vida, no nos permite vivir plenamente.
Sabemos que la fantasía absoluta despegada de la realidad generalmente indica locura. Así como el apego excesivo a la realidad inhibe y empobrece la vida psíquica y el interjuego de comunicación emocional con los otros.
Una personalidad equilibrada suele discriminar cuándo es conveniente dejarse llevar por las fantasías y cuándo es necesario tener los pies bien plantados sobre la tierra.
En la vida sexual, las fantasías son un aliado necesario y gratificante. Constituyen puntos de apoyo fundamentales para el despliegue del erotismo. Como un estímulo que despierta el deseo, continúan desarrollándose durante el estado hipnoide que implica dejarse llevar por la excitación, apareciendo con más facilidad la transgresión de normas o valores que no se actuarían manifiestamente.
Sin embargo, muchas personas suelen temer a sus fantasías sexuales, tal vez porque ellas no coinciden con lo que es su vida real. Creen que si fantasean puedan desear llevar esas fantasías a la acción y hacer algo que no está permitido por su propia conciencia.
Estudiosos de la vida imaginativa de las personas en relación a su sexualidad han descubierto que las fantasías suelen ser uno de los elementos con mayor resistencia a ser compartidos con otros, aún con la propia pareja. El miedo, la vergüenza, el pensar que sólo uno es el que imagina “semejantes cosas”, suele actuar como inhibidor de las fantasías y de su comunicación.
La culpa empobrece la imaginación e, incluso, lleva a algunas personas a adoptar conductas sexuales totalmente opuestas a su fantasía por temor a ser descubiertas y criticadas. De este modo, también su vida sexual se ve empobrecida, porque estas personas manifiestan actitudes durante el encuentro sexual que realmente no sienten como satisfactorias.
Las parejas que se permiten fantasear y compartir sus fantasías, suelen jugar a que las llevan adelante y ellas incrementan su erotismo. Recordemos que el erotismo es estimulado por nuestros cinco sentidos y por nuestra vida interior representada por fantasías.
Las fantasías sexuales cumplen con varias necesidades. Generalmente tienden a completar una necesidad insatisfecha, cuando ésta se logra, ya no se necesita de esa fantasía en particular.
Algunas personas acuden a ellas para separarse de su pareja real durante la relación sexual, en su cabeza están con otro. Otras recurren a ellas para salir de la rutina del encuentro incluyendo o no a su pareja en su imaginación. Otras las utilizan para hacer con su mente lo que no harían con su cuerpo. Otras las utilizan simplemente para enriquecer el momento sexual. Hay quienes fantasean estando solos, y en su autoestimulación se sienten acompañados.
Una fantasía puede ser muy erotizante en un momento de la vida, perder su estímulo durante un tiempo y volver a recuperarlo más adelante.
Resulta interesante saber que sin fantasías la vida sexual plena es imposible. Aunque compartimos con el resto de los animales nuestra sexo genitalidad instintiva, lo que nos diferencia de ellos es nuestra vida anímica, nuestras emociones, nuestra imaginación, nuestras vivencias espirituales, en síntesis nuestro SER humanos.
Fantasear nos recuerda que somos humanos, que automatizarnos sexualmente, como en cualquier otra área de la vida, no nos permite vivir plenamente.
La fantasía erótica, un medio para…
En relación con la sexualidad, la fantasía, el juego y el erotismo en general, funcionan como sustitutos del deseo y de la misma práctica sexuales -ya que es imposible tener sexo, desear o enamorarse cada cinco minutos o siempre que apetezca-. También como recursos que nos afianzan como seres sexuales, siempre que esa fantasía no se dé en un contexto moral represor, en cuyo caso ejercerá más bien el rol de desahogo de otras potencialidades del individuo.
Obviamente, en ese plano individual, la fantasía erótica sirve para 'ponerse a tono', para ayudar a excitarse, solos o en pareja. Y cuando no hay pareja 'a mano', sirve para ensayar mentalmente experiencias potenciales que posteriormente, a raíz de un encuentro sexual real, podrán por ello vivirse más satisfactoriamente y con mayor seguridad en sí mismo/a. Fisiológicamente son un potente recurso de retroalimentación entre la mente y el cerebro, resultando a veces fruto de las descargas hormonales de éste, y otras veces recogiendo estímulos externos, recreándolos y vertiéndolos al cerebro para suscitar tales hormonas. Con ello se le transmite al individuo la sensación de que es tiempo para el sexo, aunque sea para la autosatisfacción: y es que ésta es la actividad más frecuentemente acompañada por fantasías eróticas -sobre un 90% de adolescentes de ambos sexos tienen fantasías eróticas durante esta práctica-.
Mejor sin ninguna presión moral.
Cuando de forma frecuente, equilibrada, desinhibida y sin trabas ni represiones se van alternando estos mecanismos al nivel de cerebro-pensamiento-hormonas, la persona tendrá la capacidad potencial de reconocerse como un ser sexual. En la superficie, esto se plasma en que tanto hombres como mujeres, durante sus actividades diarias cotidianas, pueden llegar a fantasear en multitud de ocasiones mientras realizan todo tipo de actividades, especialmente las más rutinarias como trabajar, conducir, hablar por teléfono, ducharse, pasear, … incluso teniendo sexo con la pareja. Pero cuando el cerebro no está preparado ni ejercitado para ello, cualquier estímulo erótico, incluso aplicado en los mismos genitales, llevará a no sentir placer sexual.
La moral, educación y valores recibidos, deben permitir también el flujo de esos mensajes cerebro-mental-hormonales, no ver en ello algo subversivo, un peligro de disolución de sus normas, valores o costumbres, como ha ocurrido en el pasado -y sigue ocurriendo aún en muchas partes-. En las sociedades avanzadas esto ha evolucionado en el último siglo, sobre todo si lo focalizamos en la mujer. Hasta hace pocas décadas, y todavía hoy día, muchas mujeres no se reconocían del todo como seres sexuados y sexuales, con plena capacidad para la mirada y la motivación eróticas, debido a condicionamientos sociales. Esto les llevaba a confundir o reconducir sus fantasías sexuales como fantasías románticas, y de hecho hace apenas 30 o 40 años, al preguntárseles, muchas de ellas no reconocían sus propias fantasías eróticas como tales. Los hombres y la sociedad en general creían que las mujeres no tenían pensamientos sexuales ni necesidad de ellos, y mucho menos de carácter perverso o retorcido. Afortunadamente, ahora ellas tienen tantos pensamientos, deseos o ensoñaciones sexuales como los hombres. Y se está asumiendo no sólo que son algo completamente normal, sino que son saludables ya que pueden enriquecer o hacer más satisfactoria la propia vivencia, sensorial y afectiva, de la experiencia sexual.
Con qué fantasea nuestra libido.
¿Qué determina tal o cual tema en una fantasía sexual? Sin duda lo que más pesa en su elaboración son las experiencias o sensaciones recolectados desde muy temprana edad, incluso antes de la pubertad y, dependiendo de su fuerza, las fantasías que de ahí deriven pueden llegar a ser recurrentes a lo largo de la vida de la persona. En segundo lugar está el influjo de los aconteciminentos y relaciones interpersonales cotidianos, incluyendo aquellos detalles a los que de forma consciente parece que hemos prestado poca atención. Generalmente no podemos cambiar lo que nos excita o nos frustra sexualmente; una vez que un tema o motivo "se imprime" en nuestra mente como sexual o erótico, reaparecerá muchas veces a partir de entonces. Aunque la mente racional predomina en el estado de vigilia, tanto el estado de ensoñación o fantaseo como el de sueño propiamente dicho recuperan, desde el inconsciente que sí los ha percibido, detalles de la cotidianeidad cargados de simbolismo y los incorporan a sus elaboraciones. La mente inconsciente, cuando se expresa lo hace principalmente en el terreno de lo simbólico/emocional.
En relación con la sexualidad, la fantasía, el juego y el erotismo en general, funcionan como sustitutos del deseo y de la misma práctica sexuales -ya que es imposible tener sexo, desear o enamorarse cada cinco minutos o siempre que apetezca-. También como recursos que nos afianzan como seres sexuales, siempre que esa fantasía no se dé en un contexto moral represor, en cuyo caso ejercerá más bien el rol de desahogo de otras potencialidades del individuo.
Obviamente, en ese plano individual, la fantasía erótica sirve para 'ponerse a tono', para ayudar a excitarse, solos o en pareja. Y cuando no hay pareja 'a mano', sirve para ensayar mentalmente experiencias potenciales que posteriormente, a raíz de un encuentro sexual real, podrán por ello vivirse más satisfactoriamente y con mayor seguridad en sí mismo/a. Fisiológicamente son un potente recurso de retroalimentación entre la mente y el cerebro, resultando a veces fruto de las descargas hormonales de éste, y otras veces recogiendo estímulos externos, recreándolos y vertiéndolos al cerebro para suscitar tales hormonas. Con ello se le transmite al individuo la sensación de que es tiempo para el sexo, aunque sea para la autosatisfacción: y es que ésta es la actividad más frecuentemente acompañada por fantasías eróticas -sobre un 90% de adolescentes de ambos sexos tienen fantasías eróticas durante esta práctica-.
Mejor sin ninguna presión moral.
Cuando de forma frecuente, equilibrada, desinhibida y sin trabas ni represiones se van alternando estos mecanismos al nivel de cerebro-pensamiento-hormonas, la persona tendrá la capacidad potencial de reconocerse como un ser sexual. En la superficie, esto se plasma en que tanto hombres como mujeres, durante sus actividades diarias cotidianas, pueden llegar a fantasear en multitud de ocasiones mientras realizan todo tipo de actividades, especialmente las más rutinarias como trabajar, conducir, hablar por teléfono, ducharse, pasear, … incluso teniendo sexo con la pareja. Pero cuando el cerebro no está preparado ni ejercitado para ello, cualquier estímulo erótico, incluso aplicado en los mismos genitales, llevará a no sentir placer sexual.
La moral, educación y valores recibidos, deben permitir también el flujo de esos mensajes cerebro-mental-hormonales, no ver en ello algo subversivo, un peligro de disolución de sus normas, valores o costumbres, como ha ocurrido en el pasado -y sigue ocurriendo aún en muchas partes-. En las sociedades avanzadas esto ha evolucionado en el último siglo, sobre todo si lo focalizamos en la mujer. Hasta hace pocas décadas, y todavía hoy día, muchas mujeres no se reconocían del todo como seres sexuados y sexuales, con plena capacidad para la mirada y la motivación eróticas, debido a condicionamientos sociales. Esto les llevaba a confundir o reconducir sus fantasías sexuales como fantasías románticas, y de hecho hace apenas 30 o 40 años, al preguntárseles, muchas de ellas no reconocían sus propias fantasías eróticas como tales. Los hombres y la sociedad en general creían que las mujeres no tenían pensamientos sexuales ni necesidad de ellos, y mucho menos de carácter perverso o retorcido. Afortunadamente, ahora ellas tienen tantos pensamientos, deseos o ensoñaciones sexuales como los hombres. Y se está asumiendo no sólo que son algo completamente normal, sino que son saludables ya que pueden enriquecer o hacer más satisfactoria la propia vivencia, sensorial y afectiva, de la experiencia sexual.
Con qué fantasea nuestra libido.
¿Qué determina tal o cual tema en una fantasía sexual? Sin duda lo que más pesa en su elaboración son las experiencias o sensaciones recolectados desde muy temprana edad, incluso antes de la pubertad y, dependiendo de su fuerza, las fantasías que de ahí deriven pueden llegar a ser recurrentes a lo largo de la vida de la persona. En segundo lugar está el influjo de los aconteciminentos y relaciones interpersonales cotidianos, incluyendo aquellos detalles a los que de forma consciente parece que hemos prestado poca atención. Generalmente no podemos cambiar lo que nos excita o nos frustra sexualmente; una vez que un tema o motivo "se imprime" en nuestra mente como sexual o erótico, reaparecerá muchas veces a partir de entonces. Aunque la mente racional predomina en el estado de vigilia, tanto el estado de ensoñación o fantaseo como el de sueño propiamente dicho recuperan, desde el inconsciente que sí los ha percibido, detalles de la cotidianeidad cargados de simbolismo y los incorporan a sus elaboraciones. La mente inconsciente, cuando se expresa lo hace principalmente en el terreno de lo simbólico/emocional.
Monólogo sobre las fantasías sexuales y por qué no conviene tratar de realizarlas...
- La muestra mas clara de que las fantasías nunca deberían llevarse cabo es cuando intentas hacer el amor en la bañera: aquí la fantasía es conseguir hacerlo sin romperte nada. Para empezar… erótico no es. Él se mete, y se queda encajado en la bañera, con las rodillas en las orejas, y el periscopio intentando asomarse. Y va el cachondo y te dice: ¡Venga, métete! Y claro, como él ha cogido el mejor sitio, a ti te toca poner el culo encima del tapón y que te dé el grifo en la nuca. Y entonces empieza a moverse todo apasionado. ¡Y se monta allí una marejada…! ¡Chaf,chaf, chaf…! Aquello parece "La tormenta perfecta"… Lo malo es que el que está en la bañera no es George Clooney, es el capitán Pescanova. Entonces te dice: Vamos a probar otra postura; ponte tú encima, En ese momento se sale el tapón y el desagüe te hace ventosa… Y piensas… "este tío ha organizado un trío sin avisarme". Y cuando te das cuenta de que es el tapón le dices: ¡Que se sale el agua, que se sale el agua! Y el: No te muevas, busca el tapón… Tú, tanteando, agarras lo primero que encuentras… Y él grita: ¡Eso no es el tapón! ¿No ves que hay dos? En ese momento, ya solo se te ocurre una solución: Cariño, ¿por qué no nos vamos a la cama?…. Pero a dormir ¿eh? ¡Que estoy agotada! Estas cosas nos pasan por intentar copiar lo que vemos en las películas.
- Por ejemplo, la típica fantasía de mezclar sexo y comida, como en "Nueve semanas y media", con las fresas, el melocotón en almíbar… Vamos a ver: ¿qué es lo que tiene de sexy hacer macedonia encima de tu pareja? Porque el almíbar tiene una característica muy poco erótica: a los tres minutos se seca … y se queda como el Loctite. Claro, en la película cortan, pero a ti te toca irte a la ducha con la cabeza pegada a sus pelillos del pecho,con el culo en pompa y caminando hacia atrás … que parecéis dos siameses. Él: ¡Aaaaah, aaaaaah, aaaaah,….! Y tú: Pero, Paco, ¿cómo te puede excitar esto, tío? Otro clásico de las fantasías es hacer el amor en un sitio público. Por ejemplo, en un ascensor. ¿Lo han probado? Aquello se mueve más que la madre de Marco. Y para colmo los vecinos no cooperan nada; tú todavía estás enlos preliminares y ellos ya superexcitados: ¡¡¡¡Ascensoooooor!!!!
- Otra fantasía muy típica es grabarse en vídeo. A mí me comentó una amiga que lo había hecho, y que daba mucho morbo. Así que lo probé: es supererótico….hasta que te ves … El te pone la cinta todo emocionado, y cuando ves dos cuerpos abrazados… ¡gordos!, dices: Paco, te has equivocado de cinta, eso es un combate de sumo. No cariño, somos nosotros, es que la cámara engorda. ¿Que engorda? ¿Y la mesilla de noche por qué no engorda?
- Y luego está la fantasía favorita de los tíos: montar un trío con dos tías. Aquí lo que más gracia me hace es cómo intentan proponértelo… Te van dejando pistas, con esa sutileza que ellos tienen: Oye, ¿a ti te gustan los tres tenores? Si. ¿Y los tres cerditos? Sííí ¿Y las tres carabelas? Paco, ya está bien. ¿Qué quieres? Yo nada… Oye… Esta cama es muy grande. ¿No? Y tu amiga Loli, muy liberal… Y aquí ya le dices: Paco, yo me conformo con cualquier cosa, pero a mi amiga Loli le gustan los hombres. ¿Es que es verdad! Si con una sola no pueden, ¿para qué querrán a dos? Como no sea para fumarse después dos cigarros…
- El otro día leí en una revista que una de las fantasías sexuales más comunes entre las mujeres es hacer el amor de forma salvaje. Llega a casa… que esté tu marido preparando la cena… - bueno, esto por si solo ya sería una fantasía-, acercarte por detrás, arrancarle el delantal y hacerlo en la mesa de la cocina. Como en la peli esa de "El cartero siempre llama dos veces…" Que, por cierto, con la que tenían allí montada, no me extraña que el tío tuviera que llamar dos veces, ¡y quince! ¿Pero ustedes se imaginan esto en la vida real? Con las piernas colgando, clavándote un tenedor en la nuca, y desollándote la rabadilla con el rallador del pan, y encima, el cartero, venga a llamar: ¡Piiii, correos! ¡Piiii, correos! Que es para decirle: ¡En eso estamos, pero no nos dejas!
- La muestra mas clara de que las fantasías nunca deberían llevarse cabo es cuando intentas hacer el amor en la bañera: aquí la fantasía es conseguir hacerlo sin romperte nada. Para empezar… erótico no es. Él se mete, y se queda encajado en la bañera, con las rodillas en las orejas, y el periscopio intentando asomarse. Y va el cachondo y te dice: ¡Venga, métete! Y claro, como él ha cogido el mejor sitio, a ti te toca poner el culo encima del tapón y que te dé el grifo en la nuca. Y entonces empieza a moverse todo apasionado. ¡Y se monta allí una marejada…! ¡Chaf,chaf, chaf…! Aquello parece "La tormenta perfecta"… Lo malo es que el que está en la bañera no es George Clooney, es el capitán Pescanova. Entonces te dice: Vamos a probar otra postura; ponte tú encima, En ese momento se sale el tapón y el desagüe te hace ventosa… Y piensas… "este tío ha organizado un trío sin avisarme". Y cuando te das cuenta de que es el tapón le dices: ¡Que se sale el agua, que se sale el agua! Y el: No te muevas, busca el tapón… Tú, tanteando, agarras lo primero que encuentras… Y él grita: ¡Eso no es el tapón! ¿No ves que hay dos? En ese momento, ya solo se te ocurre una solución: Cariño, ¿por qué no nos vamos a la cama?…. Pero a dormir ¿eh? ¡Que estoy agotada! Estas cosas nos pasan por intentar copiar lo que vemos en las películas.
- Por ejemplo, la típica fantasía de mezclar sexo y comida, como en "Nueve semanas y media", con las fresas, el melocotón en almíbar… Vamos a ver: ¿qué es lo que tiene de sexy hacer macedonia encima de tu pareja? Porque el almíbar tiene una característica muy poco erótica: a los tres minutos se seca … y se queda como el Loctite. Claro, en la película cortan, pero a ti te toca irte a la ducha con la cabeza pegada a sus pelillos del pecho,con el culo en pompa y caminando hacia atrás … que parecéis dos siameses. Él: ¡Aaaaah, aaaaaah, aaaaah,….! Y tú: Pero, Paco, ¿cómo te puede excitar esto, tío? Otro clásico de las fantasías es hacer el amor en un sitio público. Por ejemplo, en un ascensor. ¿Lo han probado? Aquello se mueve más que la madre de Marco. Y para colmo los vecinos no cooperan nada; tú todavía estás enlos preliminares y ellos ya superexcitados: ¡¡¡¡Ascensoooooor!!!!
- Otra fantasía muy típica es grabarse en vídeo. A mí me comentó una amiga que lo había hecho, y que daba mucho morbo. Así que lo probé: es supererótico….hasta que te ves … El te pone la cinta todo emocionado, y cuando ves dos cuerpos abrazados… ¡gordos!, dices: Paco, te has equivocado de cinta, eso es un combate de sumo. No cariño, somos nosotros, es que la cámara engorda. ¿Que engorda? ¿Y la mesilla de noche por qué no engorda?
- Y luego está la fantasía favorita de los tíos: montar un trío con dos tías. Aquí lo que más gracia me hace es cómo intentan proponértelo… Te van dejando pistas, con esa sutileza que ellos tienen: Oye, ¿a ti te gustan los tres tenores? Si. ¿Y los tres cerditos? Sííí ¿Y las tres carabelas? Paco, ya está bien. ¿Qué quieres? Yo nada… Oye… Esta cama es muy grande. ¿No? Y tu amiga Loli, muy liberal… Y aquí ya le dices: Paco, yo me conformo con cualquier cosa, pero a mi amiga Loli le gustan los hombres. ¿Es que es verdad! Si con una sola no pueden, ¿para qué querrán a dos? Como no sea para fumarse después dos cigarros…
- El otro día leí en una revista que una de las fantasías sexuales más comunes entre las mujeres es hacer el amor de forma salvaje. Llega a casa… que esté tu marido preparando la cena… - bueno, esto por si solo ya sería una fantasía-, acercarte por detrás, arrancarle el delantal y hacerlo en la mesa de la cocina. Como en la peli esa de "El cartero siempre llama dos veces…" Que, por cierto, con la que tenían allí montada, no me extraña que el tío tuviera que llamar dos veces, ¡y quince! ¿Pero ustedes se imaginan esto en la vida real? Con las piernas colgando, clavándote un tenedor en la nuca, y desollándote la rabadilla con el rallador del pan, y encima, el cartero, venga a llamar: ¡Piiii, correos! ¡Piiii, correos! Que es para decirle: ¡En eso estamos, pero no nos dejas!
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