PROLIFERAN EN EL PUENTE DE SANTIAGO Los (polémicos) candados del amor llegan a Zaragoza M. A. COLOMA. Zaragoza 12/12/2009
La fiebre de los llamados candados del amor, con origen en el puente Milvio de Roma, empieza a echar raíces en Zaragoza. La moda llegó antes a Sevilla, donde el Ayuntamiento ordenó hace unos meses que se cortaran un millar en el puente de Triana.
Las barandas del puente de Santiago de Zaragoza han empezado a ser 'colonizadas' por los llamados candados del amor.OLIVER DUCH Las barandas del puente de Santiago de Zaragoza han empezado a ser 'colonizadas' por los llamados candados del amor.OLIVER DUCH
Los protagonistas de la novela "Tengo ganas de ti", del italiano Federico Moccia, se juraron amor eterno grabando sus nombres en un candado que dejaron amarrado a la barandilla del puente Milvio de Roma. Después, arrojaron la llave a las aguas del Tíber. Horas antes de que la obra se pusiera a la venta, su autor decidió dar un toque de realidad a la ficción, acercándose al escenario de la romántica escena y colocando un candado. Apenas una semana después, aparecieron otros 300. Ahora, se cuentan a miles.
Como ha sucedido en otras ciudades europeas, los llamados candados del amor han terminado colonizando las barandas de algunos de los más famosos viaductos de nuestro país. Ahora, le ha tocado el turno al puente de Santiago de Zaragoza, donde ya son una veintena de parejas las que han emulado a los amantes de Moccia.
A finales del pasado mes de septiembre, el Ayuntamiento de Sevilla tuvo que adoptar una medida mucho más drástica en el puente de Triana, uno de los más visitados por los turistas en la capital hispalense. Armados con una radial, dos operarios cortaron uno a uno cientos de pruebas de amor. Argumentó el Consistorio que no se podía consentir tal acumulación de aros en una construcción declarada Bien de Interés Cultural (BIC). Y algún político lo comparó con una hipotética pintada en la Giralda. "¿A que todos estarían de acuerdo en eliminarla? Pues con el puente de Triana, igual", sentenció el delegado del distrito trianero, el socialista Alberto Moriña.
Ahora, los funcionarios municipales revisan cada quince días las barandas del también conocido como puente de Isabel II, y acaban con cualquier elemento metálico que encuentran a su paso. Por muy romántica que sea su historia.
Prefieren Macanaz
Algunos enamorados zaragozanos han visto en el Ebro un escenario ideal para emular a los amantes de Moccia. Y por algún motivo que todavía escapa a la razón, han optado por amarrar sus deseos de amor a la barandilla del puente de Santiago que mira a la orilla de Macanaz. Puede que decidieran hacerlo para contemplar la impresionante estampa del Pilar mientras arrojaban la llave al río. Pero, aún no se ha sorprendido a nadie in fraganti para preguntarle.
Rubén y Rebeca pueden presumir de ser la pareja con más solera en la capital aragonesa, porque, según atestigua la leyenda de su candado, su romance se remonta al 18 de marzo de 2005. Los últimos en acercarse al puente zaragozano para cumplir con el ritual han sido Rocío y Óscar, que lo hicieron el pasado 6 de noviembre.
Aunque la mayoría de las parejas han optado por la tinta indeleble para plasmar sus nombres, los hay que han preferido darle un toque de sofisticación al ceremonial. De hecho, como si de una medalla o alianza se tratara, han ordenado grabar sus identidades en el acero.
Por tratarse de una costumbre todavía incipiente, el Ayuntamiento de Zaragoza todavía no se muestra muy preocupado por las afecciones en el viaducto del apóstol, construido en 1967. Sin embargo, si como ha ocurrido en la capital romana y en urbes europeas como Colonia (Alemania), Vilna (Lituania), Riga (Letonia) o Sevilla, el 'peso' del amor amenaza los cimientos o atenta contra la estética, habrá que tomar medidas.
En el capítulo tercero de la recién estrenada ordenanza cívica de Zaragoza, el artículo 12 dice que están prohibidas las conductas agresivas o inadecuadas en el uso del espacio y mobiliario urbanos que puedan generar deterioro de los bienes públicos o privados. Puede que algún guardia municipal poco romántico pueda encontrar acomodo a la conducta de estas parejas en el texto legal y decida tirar de talonario. Pero, de momento, los únicos que están sacando tajada son los cerrajeros.
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