Actualidad en las aulas. El 80% de los docentes acosados en los institutos opta por no denunciar. El Defensor del Profesor ha recibido 42 llamadas de Aragón en el último año.Educación no proporciona datos en torno a los problemas de convivencia.
06/12/2008 MICHEL VALLÉS Alumnos de un instituto reciben clase en un aula. Foto:EL PERIÓDICO
Un alumno está sentado en su pupitre. La clase ha comenzado. Él no tiene nada sobre la mesa. La profesora le pide que coja el libro. Él lo saca de su mochila, hasta entonces cerrada, y lo lanza contra la pared, mientras la insulta: "Hija de puta", espeta. El estudiante no solo no es expulsado del aula, sino que continúa, día tras día, con la misma actitud. Este hecho se produjo hace un tiempo en un instituto de Aragón. La docente no lo denunció. De hecho, en esta comunidad más del 80% de este tipo de situaciones permanece silenciada. En el último año, 42 docentes han acudido al Defensor del Profesor para recibir apoyo psicológico y jurídico por hechos parecidos.
Aunque eso es solo la punta del iceberg. O por lo menos eso dice el sindicato independiente Anpe. Lo que está claro es que el acoso al profesor es más común de lo que la Administración educativa quiere reconocer. El Gobierno de Aragón no proporciona datos en torno a los problemas de convivencia en las aulas. En reiteradas ocasiones se ha dicho que Aragón no registra grandes tensiones en este sentido. A pesar de ello, las llamadas al teléfono del Defensor del Profesor crecen año tras año.
Los responsables del sindicato Anpe señalan que el acoso al profesor o la puesta en duda de su autoridad dentro del aula, se silencia, se esconde. "Muchas veces es por vergüenza. No se conoce ni la mitad de lo que sucede en realidad. Hay miedo. El maestro vive acosado por todos lados", indicó Ana García-Rosales, presidenta de este colectivo en Aragón.
Ante esta situación, que se repite en muchos institutos, aunque no en todos, Anpe reclama que se reconozca la figura del profesor. "Es necesario que el docente sea una autoridad pública porque dentro de aula, ante una agresión o un insulto, el estudiante nunca pide perdón, ni asume su culpa", destacó la presidenta de la delegación de este sindicato.
Este sindicato denuncia que las aulas, cada vez con ratios más elevados y con mayor heterogeneidad no ayudan en la labor docente. "Un grupo de alumnos puede impedirte dar una clase porque les apetece. Y el profesor no puede hacer nada. Muchas veces los directores de los centros optan por no expulsar a los chavales más conflictivos. Incluso se llegan a maquillar los partes", admitió la presidenta de Anpe.
Para solucionar este tipo de problemas en las aulas, se ha puesto ya en marcha un Plan de Convivencia, que debe ser elaborado por cada uno de los centros educativos. A pesar de ello, las causas de la violencia en clase deben de buscarse también en el ámbito familiar y en la sociedad. Y además, "denunciar este tipo de situaciones. De nada sirve esa obsesión por taparlo. El profesor se debe sentir apoyado y respaldado por la Administración, algo que ahora mismo no ocurre". Por ello, el Defensor del Profesor pone a disposición del profesorado tanto una asesoría psicológica, como una jurídica. Parecido al servicio impulsado desde el Gobierno de Aragón en el marco de la Mesa de la Convivencia.
Anpe apuesta por denunciar, por introducir cambios en el sistema educativo y por reforzar el papel del profesor. Solo así se acabará con los insultos, con el pinchazo en las ruedas de los profesor; con el "sé dónde vives"; con el "tú a mí no me mandas"; con el "yo hago lo que me da la gana". Hechos y frases como estas, aunque no se quiera admitir, se producen cada día en los institutos de Secundaria de Aragón.
06/12/2008 MICHEL VALLÉS Alumnos de un instituto reciben clase en un aula. Foto:EL PERIÓDICO
Un alumno está sentado en su pupitre. La clase ha comenzado. Él no tiene nada sobre la mesa. La profesora le pide que coja el libro. Él lo saca de su mochila, hasta entonces cerrada, y lo lanza contra la pared, mientras la insulta: "Hija de puta", espeta. El estudiante no solo no es expulsado del aula, sino que continúa, día tras día, con la misma actitud. Este hecho se produjo hace un tiempo en un instituto de Aragón. La docente no lo denunció. De hecho, en esta comunidad más del 80% de este tipo de situaciones permanece silenciada. En el último año, 42 docentes han acudido al Defensor del Profesor para recibir apoyo psicológico y jurídico por hechos parecidos.
Aunque eso es solo la punta del iceberg. O por lo menos eso dice el sindicato independiente Anpe. Lo que está claro es que el acoso al profesor es más común de lo que la Administración educativa quiere reconocer. El Gobierno de Aragón no proporciona datos en torno a los problemas de convivencia en las aulas. En reiteradas ocasiones se ha dicho que Aragón no registra grandes tensiones en este sentido. A pesar de ello, las llamadas al teléfono del Defensor del Profesor crecen año tras año.
Los responsables del sindicato Anpe señalan que el acoso al profesor o la puesta en duda de su autoridad dentro del aula, se silencia, se esconde. "Muchas veces es por vergüenza. No se conoce ni la mitad de lo que sucede en realidad. Hay miedo. El maestro vive acosado por todos lados", indicó Ana García-Rosales, presidenta de este colectivo en Aragón.
Ante esta situación, que se repite en muchos institutos, aunque no en todos, Anpe reclama que se reconozca la figura del profesor. "Es necesario que el docente sea una autoridad pública porque dentro de aula, ante una agresión o un insulto, el estudiante nunca pide perdón, ni asume su culpa", destacó la presidenta de la delegación de este sindicato.
Este sindicato denuncia que las aulas, cada vez con ratios más elevados y con mayor heterogeneidad no ayudan en la labor docente. "Un grupo de alumnos puede impedirte dar una clase porque les apetece. Y el profesor no puede hacer nada. Muchas veces los directores de los centros optan por no expulsar a los chavales más conflictivos. Incluso se llegan a maquillar los partes", admitió la presidenta de Anpe.
Para solucionar este tipo de problemas en las aulas, se ha puesto ya en marcha un Plan de Convivencia, que debe ser elaborado por cada uno de los centros educativos. A pesar de ello, las causas de la violencia en clase deben de buscarse también en el ámbito familiar y en la sociedad. Y además, "denunciar este tipo de situaciones. De nada sirve esa obsesión por taparlo. El profesor se debe sentir apoyado y respaldado por la Administración, algo que ahora mismo no ocurre". Por ello, el Defensor del Profesor pone a disposición del profesorado tanto una asesoría psicológica, como una jurídica. Parecido al servicio impulsado desde el Gobierno de Aragón en el marco de la Mesa de la Convivencia.
Anpe apuesta por denunciar, por introducir cambios en el sistema educativo y por reforzar el papel del profesor. Solo así se acabará con los insultos, con el pinchazo en las ruedas de los profesor; con el "sé dónde vives"; con el "tú a mí no me mandas"; con el "yo hago lo que me da la gana". Hechos y frases como estas, aunque no se quiera admitir, se producen cada día en los institutos de Secundaria de Aragón.
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