jueves, junio 10, 2010

Un estudio alerta de que niños de 13 años beben como adultos. Siete de cada diez adolescentes, sin diferencia de sexos, practican el botellón

PREOCUPACIÓN POR LOS HÁBITOS DE OCIO DE LOS MENORES. Un estudio alerta de que niños de 13 años beben como adultos. Siete de cada diez adolescentes, sin diferencia de sexos, practican el botellón.Expertos avalan que el alcohol a estas edades causa daños irreversibles. 10/06/2010 ANTONIO M. YAGÜE FOTO: AGUSTÍN CATALÁN: Jóvenes en los alrededores del palacio de Vista Alegre.
Se encienden las alarmas por el consumo de alcohol entre los menores. Un estudio de la sociedad científica Socidrogalcohol alertó ayer de que niños de 13 años ingieren las mismas cantidades que los universitarios de 20. El informe también corrobora los daños neuronales irreversibles que sufren por un consumo intenso que se concentra sobre todo entre los jueves y los sábados. La investigación, realizada con una encuesta entre más de 12.000 jóvenes de Galicia, Andalucía, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana, revela que la práctica del botellón se inicia a los 13 años y se extiende al 69% de los adolescentes según aumenta la edad, sin diferencias entre chicos y chicas.
"Beben mucho y en poco tiempo", resumió Maite Cortés, profesora de psicología clínica de la Universidad de Valencia, que ha coordinado la investigación en esta autonomía. Un 24% de estos menores consumen cinco bebidas en dos horas o, lo que es lo mismo, sobrepasan con creces los 60 gramos de alcohol considerados "consumo muy intenso" en varones. En las mujeres, este umbral es de 40 gramos. La diferencia radica en que los mayores de 18 años han tardado alrededor de seis años en llegar a estas cantidades de riesgo.
PODA DE NEURONAS El nuevo patrón de beber para emborracharse, extendido entre adultos de países nórdicos los fines de semana, está llevando a los chavales a dejarse las neuronas en el botellón, según Julio Bobes, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Oviedo y presidente de Socidrogalcohol.
"El alcohol en esas edades produce una poda de neuronas y tiene consecuencias neurocognitivas graves. Algunas de los 20 millones de neuronas que debe tener una persona al llegar al estado adulto, a los 22 años, no se desarrollan y otras no se sitúan en su sitio", explicó el experto. A su juicio, la situación actual es "muy preocupante", porque no se ve a corto plazo una repercusión que posteriormente se traduce en pérdida de memoria, falta de atención, dificultades para el aprendizaje y fracaso escolar.
Los expertos lamentaron que, sin embargo, el aspecto que más trasciende a la opinión pública es el conflicto social de orden público que ocasiona la práctica del botellón (como las quejas vecinales por ruido y suciedad). Las medidas represivas (más policía y ordenanzas municipales) tampoco resultan efectivas por su aplicación discontinua.
NO A LOS ´BOTELLÓDROMOS´ Cortés dijo que los llamados botellódromos no reducen el consumo de alcohol y, por tanto, no mejoran nada en cuanto a la salud. "Además, crece el riesgo de accidentes de tráfico al forzar a los jóvenes a trasladarse a zonas que no están bien comunicadas por transporte público", apuntó Francisco Pascual, especialista en alcoholismo.
Los expertos pidieron a las autoridades que se cumplan las leyes que impiden la venta de alcohol a los menores, se ponga fin a la publicidad con personajes famosos, se apliquen más medidas preventivas y, sobre todo, se promueva una mayor concienciación social.

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