PERMISIVIDAD EN LAS DICTADURAS. 'Bugattis' a golpe de corrupción. La entidad Global Witness reclama a Gobiernos y bancos que no negocien con regímenes enriquecidos a costa de esquilmar los recursos naturales y empobrecer a sus países. JUAN JESÚS AZNÁREZ. DOMINGO - 15-03-2009
A golpe de talonario y secreto bancario, la mansión de Teodorín Nguema Obiang en Malibú (California) fue adquirida por 36 millones de dólares (27,7 millones de euros al cambio actual). Y los tres Bugatti Veyron del hijo del dictador de Guinea Ecuatorial, que queman los neumáticos en 15 minutos cuando alcanzan una velocidad de 407 kilómetros por hora, costaron cerca de dos millones. Teodorín consumió más de seis millones de euros en una flota de Ferrari, Maserati y Rolls Royce, mientras el 80% de sus 600.000 compatriotas sobrevive con menos de 200 euros mensuales, sufre pandemias y chabolismo, y desconoce la identidad de los bancos que administran los más de 2.000 millones de euros ingresados anualmente por Guinea Ecuatorial en ventas petroleras.
Al menos hasta noviembre de 2007, el hijo de Teodoro Obiang, que es ministro de Agricultura y Bosques, con un sueldo oficial equivalente a 3.151 euros al mes, despilfarró millones desde una cuenta en París del banco británico Barclays, que obstaculizó las investigaciones de Estados Unidos sobre el origen de las cuentas de la familia presidencial pese a las "claras evidencias de que su familia está profundamente implicada en el saqueo de fondos estatales procedentes del petróleo", según un informe de la organización no gubernamental Global Witness, con sede en Londres, titulado Cómo los bancos hacen negocio con regímenes corruptos. Al igual que los parientes de otros autócratas africanos, el hijo de Obiang se declara inocente. Durante una comparecencia judicial en Suráfrica, en una causa que ventiló la sospechosa adquisición de dos casas valoradas en siete millones de dólares en Cape Town, Teodorín argumentó que los funcionarios de su país pueden participar en empresas mixtas y cobrar parte de los contratos firmados con la Administración.
No sólo los guineanos de la plutocracia palaciega disfrutan de los favores y la opacidad bancarios. El hijo del presidente del Congo, Denis Christel Sassou Nguesso; los saqueadores de los recursos naturales de Liberia, entre ellos, el señor de la guerra Charles Taylor, reo de crímenes contra la humanidad en La Haya; el fallecido ex presidente Saparmurat Niyazov, violador de los derechos fundamentales en Turkmenistán, o los funcionarios adueñados del petróleo de Angola figuran en la relación de clientes de Barclays, Citibank, Deutsche Bank y HSBC, entre otros bancos, siempre según Global Witness. Esta organización fue creada en 1993, la financian fundaciones de caridad y asistencia al desarrollo, así como los Gobiernos de Canadá, Suecia e Irlanda. En 2003 fue aspirante al Premio Nobel de la Paz por su investigación sobre los diamantes en zonas en conflicto.
"La corrupción no es sólo cosa de un dictador que controla los ingresos del comercio de los recursos naturales de su país. Se necesita también un banco deseoso de conseguir el dinero", precisan los redactores del informe. Ninguno de los 24 miembros del Grupo de Acción Financiera Contra el Lavado de Dinero (FATF, por sus siglas en inglés), integrado por los principales países del mundo, entre ellos España, ha cumplido la Recomendación 5 del FATF, favorable a la promulgación de leyes que obliguen a los bancos a identificar a sus clientes, según la ONG citada. Portavoces del Santander, mencionado a propósito de la cuenta abierta por una empresa guineana asociada a la familia Obiang, invocaron la legislación que impide la divulgación de datos sobre sus clientes.
Sassou Nguesso, hijo del presidente de la República del Congo, cliente del Bank of East Asia, sólo necesitó un paraíso fiscal británico y tarjetas de crédito para gastar un montón de dinero en bienes suntuarios. Llegó a facturar en torno a 30.000 euros mensuales en Chanel, D&G, Christian Dior, Louis Vuitton, Biondini, Lancel y otras tiendas de moda, alguna en Marbella. Su cuenta fue abierta a nombre de la compañía Long Beach, una de las terminales de los ingresos petroleros del Congo. "El Bank of East Asia tenía todos los elementos para saberlo"; entre ellos, una investigación de las autoridades contra el blanqueo de capitales de Hong Kong. No obstante, abrió una cuenta a una empresa propiedad del hijo del presidente de un país "donde es bien sabido que la corrupción es endémica", se lee en el informe.
Importantes bancos del mundo fomentan la corrupción en los países más pobres del planeta, afirma Global Witness, al abrir cuentas y negocios a los regímenes más corruptos ocultando la verdadera identidad de los expoliadores de riquezas naturales. Sólo con sus exportaciones de crudo y minerales, África ingresó 260.000 millones de dólares en 2007. "La laxitud en las regulaciones (gubernamentales), derivada de la restricción del crédito, ha permitido a algunos de los mayores bancos de mundo facilitar el saqueo de los ricos recursos naturales en los países pobres", declaró Gavin Hayman, directivo de Global Witness. "Si se quiere que los recursos como el petróleo, el gas y los minerales ayuden realmente a África y a otras regiones pobres a salir de la pobreza, los Gobiernos deben asumir la responsabilidad de impedir que los bancos hagan negocios con los dictadores corruptos y con sus familias".
Tras su investigación, apoyada en pesquisas policiales y datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la organización no gubernamental instó a los líderes del Grupo de los Veinte (G-20), que se reúnen en Londres el próximo mes de abril, a cumplir con sus promesas de ayudar a los pobres. Para hacerlo, tendrían que impedir las inmorales prácticas de los autócratas, en boga desde los años del saqueo de las arcas públicas por Ferdinand Marcos (Filipinas, 1917-1989), Suharto (Indonesia, 1921-2008), Mobutu (Congo, 1930-1997) o Sani Abacha (Nigeria, 1943-1998). El tren de vida de esos y otros dictadores, sus compras de mansiones, aviones y voluntades, ocurren en países castigados por la miseria y la ausencia de libertades.
Las acusaciones de Global Witness son directas y graves. "Citibank facilitó la financiación de dos despiadadas guerras civiles en Sierra Leona y Liberia", asegura. Y decenas de bancos europeos y chinos concedieron miles de millones de dólares en préstamos avalados por el petróleo a la opaca compañía nacional del petróleo del Angola, SONAGOL. "A estas entidades les consta que estos fondos se han utilizado de forma corrupta y para la compra de armas".
A golpe de talonario y secreto bancario, la mansión de Teodorín Nguema Obiang en Malibú (California) fue adquirida por 36 millones de dólares (27,7 millones de euros al cambio actual). Y los tres Bugatti Veyron del hijo del dictador de Guinea Ecuatorial, que queman los neumáticos en 15 minutos cuando alcanzan una velocidad de 407 kilómetros por hora, costaron cerca de dos millones. Teodorín consumió más de seis millones de euros en una flota de Ferrari, Maserati y Rolls Royce, mientras el 80% de sus 600.000 compatriotas sobrevive con menos de 200 euros mensuales, sufre pandemias y chabolismo, y desconoce la identidad de los bancos que administran los más de 2.000 millones de euros ingresados anualmente por Guinea Ecuatorial en ventas petroleras.
Al menos hasta noviembre de 2007, el hijo de Teodoro Obiang, que es ministro de Agricultura y Bosques, con un sueldo oficial equivalente a 3.151 euros al mes, despilfarró millones desde una cuenta en París del banco británico Barclays, que obstaculizó las investigaciones de Estados Unidos sobre el origen de las cuentas de la familia presidencial pese a las "claras evidencias de que su familia está profundamente implicada en el saqueo de fondos estatales procedentes del petróleo", según un informe de la organización no gubernamental Global Witness, con sede en Londres, titulado Cómo los bancos hacen negocio con regímenes corruptos. Al igual que los parientes de otros autócratas africanos, el hijo de Obiang se declara inocente. Durante una comparecencia judicial en Suráfrica, en una causa que ventiló la sospechosa adquisición de dos casas valoradas en siete millones de dólares en Cape Town, Teodorín argumentó que los funcionarios de su país pueden participar en empresas mixtas y cobrar parte de los contratos firmados con la Administración.
No sólo los guineanos de la plutocracia palaciega disfrutan de los favores y la opacidad bancarios. El hijo del presidente del Congo, Denis Christel Sassou Nguesso; los saqueadores de los recursos naturales de Liberia, entre ellos, el señor de la guerra Charles Taylor, reo de crímenes contra la humanidad en La Haya; el fallecido ex presidente Saparmurat Niyazov, violador de los derechos fundamentales en Turkmenistán, o los funcionarios adueñados del petróleo de Angola figuran en la relación de clientes de Barclays, Citibank, Deutsche Bank y HSBC, entre otros bancos, siempre según Global Witness. Esta organización fue creada en 1993, la financian fundaciones de caridad y asistencia al desarrollo, así como los Gobiernos de Canadá, Suecia e Irlanda. En 2003 fue aspirante al Premio Nobel de la Paz por su investigación sobre los diamantes en zonas en conflicto.
"La corrupción no es sólo cosa de un dictador que controla los ingresos del comercio de los recursos naturales de su país. Se necesita también un banco deseoso de conseguir el dinero", precisan los redactores del informe. Ninguno de los 24 miembros del Grupo de Acción Financiera Contra el Lavado de Dinero (FATF, por sus siglas en inglés), integrado por los principales países del mundo, entre ellos España, ha cumplido la Recomendación 5 del FATF, favorable a la promulgación de leyes que obliguen a los bancos a identificar a sus clientes, según la ONG citada. Portavoces del Santander, mencionado a propósito de la cuenta abierta por una empresa guineana asociada a la familia Obiang, invocaron la legislación que impide la divulgación de datos sobre sus clientes.
Sassou Nguesso, hijo del presidente de la República del Congo, cliente del Bank of East Asia, sólo necesitó un paraíso fiscal británico y tarjetas de crédito para gastar un montón de dinero en bienes suntuarios. Llegó a facturar en torno a 30.000 euros mensuales en Chanel, D&G, Christian Dior, Louis Vuitton, Biondini, Lancel y otras tiendas de moda, alguna en Marbella. Su cuenta fue abierta a nombre de la compañía Long Beach, una de las terminales de los ingresos petroleros del Congo. "El Bank of East Asia tenía todos los elementos para saberlo"; entre ellos, una investigación de las autoridades contra el blanqueo de capitales de Hong Kong. No obstante, abrió una cuenta a una empresa propiedad del hijo del presidente de un país "donde es bien sabido que la corrupción es endémica", se lee en el informe.
Importantes bancos del mundo fomentan la corrupción en los países más pobres del planeta, afirma Global Witness, al abrir cuentas y negocios a los regímenes más corruptos ocultando la verdadera identidad de los expoliadores de riquezas naturales. Sólo con sus exportaciones de crudo y minerales, África ingresó 260.000 millones de dólares en 2007. "La laxitud en las regulaciones (gubernamentales), derivada de la restricción del crédito, ha permitido a algunos de los mayores bancos de mundo facilitar el saqueo de los ricos recursos naturales en los países pobres", declaró Gavin Hayman, directivo de Global Witness. "Si se quiere que los recursos como el petróleo, el gas y los minerales ayuden realmente a África y a otras regiones pobres a salir de la pobreza, los Gobiernos deben asumir la responsabilidad de impedir que los bancos hagan negocios con los dictadores corruptos y con sus familias".
Tras su investigación, apoyada en pesquisas policiales y datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), la organización no gubernamental instó a los líderes del Grupo de los Veinte (G-20), que se reúnen en Londres el próximo mes de abril, a cumplir con sus promesas de ayudar a los pobres. Para hacerlo, tendrían que impedir las inmorales prácticas de los autócratas, en boga desde los años del saqueo de las arcas públicas por Ferdinand Marcos (Filipinas, 1917-1989), Suharto (Indonesia, 1921-2008), Mobutu (Congo, 1930-1997) o Sani Abacha (Nigeria, 1943-1998). El tren de vida de esos y otros dictadores, sus compras de mansiones, aviones y voluntades, ocurren en países castigados por la miseria y la ausencia de libertades.
Las acusaciones de Global Witness son directas y graves. "Citibank facilitó la financiación de dos despiadadas guerras civiles en Sierra Leona y Liberia", asegura. Y decenas de bancos europeos y chinos concedieron miles de millones de dólares en préstamos avalados por el petróleo a la opaca compañía nacional del petróleo del Angola, SONAGOL. "A estas entidades les consta que estos fondos se han utilizado de forma corrupta y para la compra de armas".
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