Benedicto XVI: "El sida no se resuelve con preservativos". El Papa, que visita por primera vez África, cree que "la renovación espiritual y humana de la sexualidad" para acabar con la epidemia. MIGUEL MORA - Roma. ELPAIS.com - Internacional - 17-03-2009 Comentarios - 61 El papa Benedicto XVI ha llegado hoy a Yaundé, capital de Camerún, la primera etapa de su primer viaje apostólico a África, que le llevará también a Angola. Poco después de que despegara el Boeing 777 de Alitalia en Roma, el Papa ha comparecido ante el medio centenar de periodistas que le acompañan y ha afirmado que el SIDA "no se puede superar con la distribución de preservativos, que, al contrario, aumentan los problemas". Según Benedicto XVI, la "única vía eficaz para luchar contra la epidemia es una renovación espiritual y humana de la sexualidad", unida a un "comportamiento humano moral y correcto, destinada a "sufrir con los sufrientes". El Papa ha recordado además que la Iglesia hace "muchas cosas" por los enfermos de SIDA en África, informa la agencia Ansa. En Camerún, Benedicto XVI encontrará a un grupo de enfermos, y afrontará con más detalles su posición sobre el SIDA y el resto de pandemias que asolan a África. Preguntado por la división abierta en el seno de la Curia por la revocación de la excomunión de los lefebvrianos, el Papa ha definido su presunta soledad y su distancia de los cardenales y obispos como un "mito ridículo". "No me siento solo de ninguna manera", ha dicho, "me dan ganas de reír cuando lo oigo. Estoy rodeado de amigos, y cada día veo a mis colaboradores, los jefes de los dicasterios y los obispos". Benedicto XVI ha señalado además que estos días han venido a verle al Vaticano sus "compañeros alemanes". "Verdadero reformador" A ese respecto, el subdirector de L'Osservatore Romano, Carlo Di Cicco, publica hoy un artículo en el que califica al pontífice como "un verdadero reformador" que en su carta a los obispos de todo el mundo se ha expuesto a denunciar que la hipocresía es dañina dentro de la Iglesia, ha reclamado personas leales y responsables, y ha pedido a sus obispos "que den un paso atrás y miren más allá de sus propios asuntos". Esa "lectura realista" de Benedicto sobre el debate que vive la Iglesia, afirma Di Cicco, debe ser vista con una "óptica distinta de las actuales dinámicas de comunicación que tienden a exaltar el divo, el líder resolutivo, la marca de fábrica, el vencedor". A juicio de Di Cicco, "pintar a un Papa perdido tras las notas de Mozart, enrocado en sus habitaciones y aislado del mundo, roza lo cómico". Si los críticos aceptan que Benedicto XVI tiene gran talla intelectual, añade, es necesario pensar que "un verdadero intelectual no está fuera del mundo. Piensa y propone un mundo mejor del presente. Y el Papa lo ha hecho hasta ahora magistralmente". La tesis del artículo es que el Papa siempre ha deseado una Curia "adecuada a la reforma del concilio", y que ahora "pide una cosa simple y difícil", "un nuevo despegue de la Iglesia del concilio". "Todos, conservadores y progresistas, centristas y extremistas dentro de la Iglesia católica, cristianos de otras iglesias y confesiones, son llamados a buscar puntos de confluencia y no de ruptura, porque la tarea de anunciar el Evangelio es más urgente que cualquier otra cuestión", concluye Di Cicco. El primer viaje del Papa Benedicto, de 81 años, a África, supone el decimoprimero de sus cuatro años de pontificado.
Fuego amigo en el Vaticano
La soledad del Papa por la crisis de los lefebvrianos llena de sombras su pontificado
MIGUEL MORA - Roma
EL PAÍS - Sociedad - 14-03-2009
* Benedicto XVI recupera la misa en latín y los ritos tradicionales
La revista médica 'The Lancet' pide al Papa que se retracte en sus afirmaciones sobre el preservativo. REUTERS. Londres
La prestigiosa publicación médica 'The Lancet' acusa en su último número al Papa Benedicto XVI de "distorsionar evidencias médicas para promover la doctrina católica diciendo que los preservativos incrementan la propagación del sida" y le insta, en un editorial, a retractarse de los comentarios realizados la semana pasada, al considerar que de no ser así causaría un inmenso perjuicio a la opinión pública y a los responsables médicos que tratan de contener la enfermedad.
"Cuando cualquier persona influyente, ya sea un líder religioso o político, realiza una declaración científica falsa que podría ser devastadora para la salud de millones de personas, debería retractarse o corregir el registro público --dice el editorial--. Al decir que los preservativos empeoran el problema del VIH/sida, el Papa ha distorsionado públicamente evidencias científicas para promover la doctrina católica sobre el tema". El virus del sida infecta a unos 33 millones de personas en todo el mundo, sobre todo en el frica subsahariana, y ha causado la muerte de 25 millones.
Fuego amigo en el Vaticano
La soledad del Papa por la crisis de los lefebvrianos llena de sombras su pontificado
MIGUEL MORA - Roma
"El Papa no está solo. Todos sus colaboradores más cercanos le son lealmente fieles y están profundamente unidos a él". El desmentido lanzado ayer por el cardenal Tarcisio Bertone, número dos de Benedicto XVI y secretario del Estado vaticano, no deja lugar a dudas. Recuerda las coletillas que se usan en situaciones excepcionales o desesperadas, en golpes de Estado por ejemplo. Así están las cosas en el Vaticano. A casi dos meses vista del estallido del perdón a los obispos lefebvrianos, -incluido Williamson, el que se empeña en negar el Holocausto- el Papa ha caído herido por el intenso fuego amigo.
Dentro de la Iglesia "se muerde y se devora". Ése es el insólito mensaje que Ratzinger envió a los católicos en su ya histórica carta a los obispos de todo el mundo, que fue conocida el miércoles, un día antes de lo previsto, gracias a una nueva filtración de la curia, en la segunda fuga de información de las últimas semanas. Usando palabras medidas, pero más íntimas que nunca, el frío Papa alemán se desnuda ante el mundo con una sinceridad nunca vista, tanto por el tono como por el contenido. Ratzinger no se queja de las críticas de laicos y judíos, al revés alaba "la ayuda de los amigos hebreos", hace autocrítica y admite errores de comunicación, pide perdón por no usar más Internet, se confiesa lacerado por la actitud beligerante de sus propias ovejas. El enemigo en casa: "Odio sin temor ni reserva", "hostilidad lista para el ataque". La crisis que revela la carta es gravísima. El estado de ánimo del Papa, más que triste, profundamente solo y decepcionado, llena de sombras el presente y el futuro de su pontificado. Cuatro años después de su elección, "la curia está en desbandada y el Papa sigue encerrado en su palacio", escribía ayer Marco Politi, vaticanista de La Repubblica. L'Osservatore Romano, el órgano de la Santa Sede, se atreve a definir las críticas católicas al Papa como "el mayor escándalo de los tiempos recientes", pone el adjetivo "miserables" a las fugas de información, habla de "manipulaciones" de la curia y recuerda al equipo de Gobierno que es un "organismo colegiado que tiene un deber de ejemplaridad". El Papa desvela más: dice que ese clima de guerra civil, ese descontento, estaba latente, y ha salido a la luz del sol aprovechando el escándalo global creado por el perdón de la excomunión de los lefebvrianos. Un gesto magnánimo hacia los preconciliares, que quería ser de "discreta misericordia" y que se justifica en la virtuosa necesidad de unir a una Iglesia en crisis, es aprovechado por sus adversarios para "morder" y provocar una división aún mayor. La revuelta parte de los grandes episcopados europeos, todos ellos muy sensibles a la cuestión judía (Alemania, con la sublevación de 60 teólogos; luego Austria, más tarde Francia y Suiza). Los críticos reprochan al Papa sobre todo una cosa: que no pidiera de forma preventiva a los lefebvrianos una adhesión clara al Concilio II. Ésa es la sustancia de la controversia, casi oculta tras la bomba mediática de la entrevista a Williamson en la que el obispo lefebvriano negaba el Holocausto. Lejos de ver en la decisión un futuro de unidad, muchos obispos juzgan como una involución el generoso trato ofrecido a los cismáticos. Una vuelta a un pasado oscuro y cerrado. Como dice un jesuita español destinado en Roma, "el concilio es la Iglesia; sin concilio no existimos". Dentro de la curia -los cientos de obispos y cardenales que llevan la gestión diaria de la Santa Sede desde una treintena de congregaciones, tribunales, oficinas y consejos pontificios-, las lamentaciones son de otra índole. La principal es que un Papa como Dios manda no debe dar nunca marcha atrás. Y Benedicto XVI lo ha hecho dos veces en un mes. En Austria, al revocar el nombramiento del obispo auxiliar de Linz, el ultraconservador Gerhard Maria Wagner, ante el clamor suscitado en el país. Y en Roma, al conceder el perdón a los lefebvrianos y congelarlo luego. Además, están los síntomas de guerrilla, la disfuncionalidad general en la gestión, las torpes prácticas de comunicación, el hielo entre el cardenal Bertone y la curia. Y a eso se suma el aislamiento del líder: la abstracción del Papa -ahora remata su primera encíclica social y la segunda parte del libro sobre Jesucristo-, la ausencia de un equipo con el que contrastar opiniones, la falta de una línea de mando, la escasez de cardenales fieles. Caben en una mano: Bertone; el sucesor de Ratzinger al frente de la Congregación para la Doctrina de la fe, Joseph Levada; el nuevo responsable del Culto Divino, Antonio Cañizares; y Grocholewski, que se ocupa de Educación Católica. Entre los demás, el deporte favorito es comparar a Benedicto XVI con Juan Pablo II. Inagotable tema de conversación en la curia, la nostalgia de los buenos y no tan viejos tiempos. La verdadera cruz de Ratzinger, bastón doctrinal de Wojtyla durante 20 años, es Wojtyla. "Él no tiene su carisma, no tiene su capacidad de llegar a la gente, no tiene su visión política. Vive apartado del mundo", resume Sor María, monja genovesa, profesora en un colegio de Roma.* Benedicto XVI recupera la misa en latín y los ritos tradicionales
La revista médica 'The Lancet' pide al Papa que se retracte en sus afirmaciones sobre el preservativo. REUTERS. Londres
La prestigiosa publicación médica 'The Lancet' acusa en su último número al Papa Benedicto XVI de "distorsionar evidencias médicas para promover la doctrina católica diciendo que los preservativos incrementan la propagación del sida" y le insta, en un editorial, a retractarse de los comentarios realizados la semana pasada, al considerar que de no ser así causaría un inmenso perjuicio a la opinión pública y a los responsables médicos que tratan de contener la enfermedad.
"Cuando cualquier persona influyente, ya sea un líder religioso o político, realiza una declaración científica falsa que podría ser devastadora para la salud de millones de personas, debería retractarse o corregir el registro público --dice el editorial--. Al decir que los preservativos empeoran el problema del VIH/sida, el Papa ha distorsionado públicamente evidencias científicas para promover la doctrina católica sobre el tema". El virus del sida infecta a unos 33 millones de personas en todo el mundo, sobre todo en el frica subsahariana, y ha causado la muerte de 25 millones.
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