"ESA GENTE" por David Trueba
No tengo nada personal contra esa gente", dijo Esperanza Aguirre tras conocer la sentencia judicial que desmonta las acusaciones contra los médicos del Hospital Severo Ochoa de Leganés, acusados de malas prácticas y de sedaciones ilegales. En marzo de 2005 "esa gente" fue acusada por las autoridades sanitarias madrileñas de 400 homicidios basándose en una denuncia anónima. Desde muy temprano las personas bien informadas supieron que tenía lugar una batalla en dos frentes. El primero capitaneado. una vez más, por el integrismo religioso, en España aún con una presencia espeluznante. Era un ataque frontal a la muerte indolora, una especie de atajo asombroso para prevenir cualquier debate en favor de la eutanasia. Eutanasia no, y además vamos a perseguir a los médicos que induzcan la muerte por sedación en pacientes terminales. Una vez más la intromisión más brutal en la intimidad de la gente, de su propio cuerpo, y en la quiebra de la confianza entre médico y familia.
Tres años después vivimos una borrasca parecida contra la ley del aborto ante la tremenda pasividad de la sociedad, confundida, mal informada y temblorosa. El segundo frente de la batalla de Leganés, donde los médicos del Severo Ochoa sólo serían víctimas colaterales, era más ambicioso y formaba parte de un plan preestablecido. Desprestigiar y criminalizar la medicina pública, como pasa a menudo con la educación pública, para fomentar el negocio de la sanidad privada. En la semana siguiente a la destitución inmediata de los médicos del Severo Ochoa por parte del consejero de Sanidad Manuel Lamela, se privatizó el hospital Puerta de Hierro y se anunció la construcción de ocho hospitales pagados con dinero público pero de gestión privada. Gracias al escándalo fabricado en Leganés, la respuesta popular a estos movimientos religiosos y económicos fue nula. Una vez más la sociedad mirando para otro lado mientras le pegan la gran patada en el culo.
"Esa gente" ha sufrido un calvario que no termina con su éxito judicial. Esos médicos han sido insultados, vejados, hundidos, sencillamente por hacer bien su trabajo. No había nada contra "esa gente", pero se cruzaron en el camino. Hay rumores, por supuesto imposibles de confirmar o verificar, que sugerían que se ofreció mucho dinero a las familias de los 400 pacientes terminales que figuraban en el expediente para que presentaran denuncias contra los médicos que se ocuparon de las sedaciones. Pero esas personas, que asistieron desde el dolor a la pérdida de familiares, sólo tenían agradecimiento hacia el trato de los médicos y se negaron a sumarse al aquelarre. Gracias a ellos, la caza de brujas ha terminado en una pompa de jabón. Ellos nos devuelven la fe en las personas. Por supuesto, los responsables políticos de la jugada tienen un enorme futuro por delante. Manejando como manejan los resortes del poder y la información, nadie duda de que aún vivirán muchas tardes de éxito a costa de pisar las cabezas de buenos profesionales y de gente honesta, que la hay y es a quien tenemos que proteger con uñas y dientes de los tiburones. Cuéntenme al lado de "esa gente".
No tengo nada personal contra esa gente", dijo Esperanza Aguirre tras conocer la sentencia judicial que desmonta las acusaciones contra los médicos del Hospital Severo Ochoa de Leganés, acusados de malas prácticas y de sedaciones ilegales. En marzo de 2005 "esa gente" fue acusada por las autoridades sanitarias madrileñas de 400 homicidios basándose en una denuncia anónima. Desde muy temprano las personas bien informadas supieron que tenía lugar una batalla en dos frentes. El primero capitaneado. una vez más, por el integrismo religioso, en España aún con una presencia espeluznante. Era un ataque frontal a la muerte indolora, una especie de atajo asombroso para prevenir cualquier debate en favor de la eutanasia. Eutanasia no, y además vamos a perseguir a los médicos que induzcan la muerte por sedación en pacientes terminales. Una vez más la intromisión más brutal en la intimidad de la gente, de su propio cuerpo, y en la quiebra de la confianza entre médico y familia.
Tres años después vivimos una borrasca parecida contra la ley del aborto ante la tremenda pasividad de la sociedad, confundida, mal informada y temblorosa. El segundo frente de la batalla de Leganés, donde los médicos del Severo Ochoa sólo serían víctimas colaterales, era más ambicioso y formaba parte de un plan preestablecido. Desprestigiar y criminalizar la medicina pública, como pasa a menudo con la educación pública, para fomentar el negocio de la sanidad privada. En la semana siguiente a la destitución inmediata de los médicos del Severo Ochoa por parte del consejero de Sanidad Manuel Lamela, se privatizó el hospital Puerta de Hierro y se anunció la construcción de ocho hospitales pagados con dinero público pero de gestión privada. Gracias al escándalo fabricado en Leganés, la respuesta popular a estos movimientos religiosos y económicos fue nula. Una vez más la sociedad mirando para otro lado mientras le pegan la gran patada en el culo.
"Esa gente" ha sufrido un calvario que no termina con su éxito judicial. Esos médicos han sido insultados, vejados, hundidos, sencillamente por hacer bien su trabajo. No había nada contra "esa gente", pero se cruzaron en el camino. Hay rumores, por supuesto imposibles de confirmar o verificar, que sugerían que se ofreció mucho dinero a las familias de los 400 pacientes terminales que figuraban en el expediente para que presentaran denuncias contra los médicos que se ocuparon de las sedaciones. Pero esas personas, que asistieron desde el dolor a la pérdida de familiares, sólo tenían agradecimiento hacia el trato de los médicos y se negaron a sumarse al aquelarre. Gracias a ellos, la caza de brujas ha terminado en una pompa de jabón. Ellos nos devuelven la fe en las personas. Por supuesto, los responsables políticos de la jugada tienen un enorme futuro por delante. Manejando como manejan los resortes del poder y la información, nadie duda de que aún vivirán muchas tardes de éxito a costa de pisar las cabezas de buenos profesionales y de gente honesta, que la hay y es a quien tenemos que proteger con uñas y dientes de los tiburones. Cuéntenme al lado de "esa gente".
No hay comentarios:
Publicar un comentario