Rajoy propondrá reducir la ESO y ampliar un año el bachillerato. La idea, que complicará el pacto educativo, es dirigir a los repetidores a la FP. CARLOS E. CUÉ - Madrid EL PAÍS - Sociedad - 18-01-2010
Espoleado por las encuestas, que por primera vez le son favorables, Mariano Rajoy ha decidido aparcar su habitual ambigüedad y mojarse de lleno en un asunto clave: la educación. Tras varios meses en los que PSOE y PP hablan de un posible pacto educativo, el líder de la oposición presentará hoy su modelo sin esperar al acuerdo con el Gobierno, una decisión que precisamente complicará ese posible pacto.
Algunos de los ejes de esta propuesta serán sin duda polémicos. El principal de ellos, según fuentes del PP conocedoras del documento que se presentará hoy en Toledo, es una propuesta de cambio radical en la secundaria.
El PP propone reducir un año la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y ampliar el bachillerato, de los actuales dos a tres años. El 4º de ESO actual se convertiría así en 1º de bachillerato. La educación seguiría siendo obligatoria hasta los 16 años, como ahora. Pero a los 15 los adolescentes tendrían dos vías: pasar al bachillerato, en el que seguirían camino de la Universidad, o buscar otra salida en la Formación Profesional.
El objetivo, según señalan las mismas fuentes, es doble. Por un lado, los niños que entren a los 15 años en bachillerato no tendrán en clase a los peores alumnos, que tiran para atrás, según la doctrina del PP, al resto de la clase. Y por otro, estos alumnos con más problemas tendrán la obligación de seguir estudiando, por lo que se verán más empujados a acudir a la FP, un sistema que el PP también quiere reformar para hacerlo más profesional.
Y si estudian allí un año, es posible que quieran seguir y aprender una profesión. El problema ahora, señalan los populares, es que miles de jóvenes -España es líder en fracaso escolar de la UE, con un 30%- dejan la ESO a los 16 años sin ningún título ni ninguna formación profesional.
Los populares confían en que el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, de quien todos, incluido Rajoy, hablan muy bien, escuche con interés su propuesta. Sin embargo, esta reforma radical de la secundaria es muy difícil de aceptar para los socialistas, que han reformado recientemente las leyes educativas -poco después de llegar al Gobierno- y que defienden desde el punto de vista ideológico el modelo contrario, esto es, que la educación sea la misma hasta los 16 años para garantizar la igualdad de oportunidades y permitir que los alumnos con más problemas tengan oportunidades de recuperarse. La división ideológica entre PSOE y PP en materia educativa -además de la defensa cerrada de los colegios concertados que hacen los populares- siempre ha estado en esta decisión de separar o no a los niños y cómo hacerlo.
Los socialistas insisten de momento en que hay que llegar a un pacto educativo que no necesariamente incluya reformas legales de calado, como la que propondrá hoy Rajoy, sino retoques, más inversión y mejor coordinación con las comunidades, que tienen transferida la educación.
Aun así, fuentes populares señalan que en este momento las posiciones están mucho más cercanas que hace unos años, especialmente con Gabilondo, y que se puede llegar a puntos de encuentro. Las pasarelas podrían ser la vía para que un alumno que está en FP pueda volver al bachillerato. Los populares también harán una propuesta para desarrollar la idea de que nadie pueda pasar de curso con cuatro asignaturas suspendidas.
Aparte de esta reforma de fondo, Rajoy y María Dolores de Cospedal, encargada de negociar con Gabilondo, presentarán hoy en Toledo un conjunto de medidas que completan un plan para reformar el modelo educativo. Algunas de ellas serán incluso más polémicas que la de ampliar el bachillerato, y las fuentes consultadas asumen que ahí el acuerdo será muy difícil, por no decir imposible.
Se trata, en especial, del refuerzo del castellano en las comunidades bilingües. Los populares quieren garantizar por ley que cualquier alumno tenga derecho a estudiar en castellano y, en coherencia con su recurso al Tribunal Constitucional contra la nueva ley educativa catalana, quieren unas enseñanzas mínimas comunes en toda España y que se mantengan los cuerpos nacionales de profesores. Estas propuestas, que les enfrentan a Cataluña, son imposibles de aceptar para el PSC, que acaba de aprobar la nueva ley educativa con ERC e IU-ICV, el tripartito catalán.
Además, el PP hará una propuesta de reforma de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero no tan radical como la eliminación que pedían antes.
Los populares también quieren reformar el funcionamiento de los centros educativos. Quieren reforzar su autonomía, hacer evaluaciones públicas de los centros y reforzar el papel del director y la autoridad de los maestros, modificando la carrera docente. No propondrán, sin embargo, asuntos más simbólicos como la recuperación de la tarima o la idea de que todos los alumnos se levanten al entrar el profesor en clase.
Nada hay, en las reformas propuestas, sobre otro de los debates: la idea de buscar fórmulas para obligar a los centros concertados a acoger al mismo número de inmigrantes que los públicos, ya que ambos son financiados por el Estado. En este asunto, siempre polémico, el PP prefiere actuar como si no fuera un problema. Rajoy y Cospedal darán a conocer hoy el documento con la concreción de estas propuestas.
¿Hasta dónde la educación común? SUSANA PÉREZ DE PABLOS EL PAÍS - Sociedad - 18-01-2010
La reducción del número de años en los que se estudian unas enseñanzas comunes de los 16 años actuales a los 15 ha sido uno de los principales debates y motivos de confrontación educativa de la última década. El desencuentro parte de 1990 y de la tan critica-da Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), sobre todo por los populares. Fue consensuada en realidad en su momento y aprobada con el apoyo del resto de los grupos parlamentarios. El problema vino con su aplicación, que nunca ha recibido el necesario apoyo presupuestario (para reforzar a los alumnos que van mal, a los profesores y a los centros) para que funcionara la educación individualizada que se planteó. Pero nadie ha cuestionado la indiscutible necesidad que había en el arranque de los años noventa de aumentar la educación obligatoria de los 14 años (con el fin de la EGB) a los 16 años (como ya tenían todos los países europeos más avanzados). Estos dos años (que ahora son 3º y 4º de la ESO) son los que sufren los problemas educativos más graves, con muchos chavales de 15 y 16 años desmotivados, que ya han repetido curso una o dos veces y con profesores que a menudo no dan abasto ni para motivarles ni para motivarse a sí mismos.
¿Pero es la solución zanjar la cuestión reduciendo la educación común en un año? Para la izquierda esto se traduce en dar menos oportunidades para aprobar y avanzar al bachillerato a los alumnos a los que les cuesta más estudiar, bien porque tienen desventaja de partida porque proceden de familias más desfavorecidas, bien porque llegaron de otro país apenas al empezar la ESO o bien, simplemente, porque les cuesta más asimilar los conocimientos. El argumento del PP de reforzar con este cambio la FP, ¿no la desprestigia en realidad aún más? Destinar a ella, con el argumento de que aprendan un oficio, a los malos alumnos no suena bien. Que sólo los que sean buenos a los 15 años vayan al bachillerato, que es lo que ocurriría en la mayoría de los casos, tampoco parece justo. Porque ya pasaba antes con el BUP.
Espoleado por las encuestas, que por primera vez le son favorables, Mariano Rajoy ha decidido aparcar su habitual ambigüedad y mojarse de lleno en un asunto clave: la educación. Tras varios meses en los que PSOE y PP hablan de un posible pacto educativo, el líder de la oposición presentará hoy su modelo sin esperar al acuerdo con el Gobierno, una decisión que precisamente complicará ese posible pacto.
Algunos de los ejes de esta propuesta serán sin duda polémicos. El principal de ellos, según fuentes del PP conocedoras del documento que se presentará hoy en Toledo, es una propuesta de cambio radical en la secundaria.
El PP propone reducir un año la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y ampliar el bachillerato, de los actuales dos a tres años. El 4º de ESO actual se convertiría así en 1º de bachillerato. La educación seguiría siendo obligatoria hasta los 16 años, como ahora. Pero a los 15 los adolescentes tendrían dos vías: pasar al bachillerato, en el que seguirían camino de la Universidad, o buscar otra salida en la Formación Profesional.
El objetivo, según señalan las mismas fuentes, es doble. Por un lado, los niños que entren a los 15 años en bachillerato no tendrán en clase a los peores alumnos, que tiran para atrás, según la doctrina del PP, al resto de la clase. Y por otro, estos alumnos con más problemas tendrán la obligación de seguir estudiando, por lo que se verán más empujados a acudir a la FP, un sistema que el PP también quiere reformar para hacerlo más profesional.
Y si estudian allí un año, es posible que quieran seguir y aprender una profesión. El problema ahora, señalan los populares, es que miles de jóvenes -España es líder en fracaso escolar de la UE, con un 30%- dejan la ESO a los 16 años sin ningún título ni ninguna formación profesional.
Los populares confían en que el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, de quien todos, incluido Rajoy, hablan muy bien, escuche con interés su propuesta. Sin embargo, esta reforma radical de la secundaria es muy difícil de aceptar para los socialistas, que han reformado recientemente las leyes educativas -poco después de llegar al Gobierno- y que defienden desde el punto de vista ideológico el modelo contrario, esto es, que la educación sea la misma hasta los 16 años para garantizar la igualdad de oportunidades y permitir que los alumnos con más problemas tengan oportunidades de recuperarse. La división ideológica entre PSOE y PP en materia educativa -además de la defensa cerrada de los colegios concertados que hacen los populares- siempre ha estado en esta decisión de separar o no a los niños y cómo hacerlo.
Los socialistas insisten de momento en que hay que llegar a un pacto educativo que no necesariamente incluya reformas legales de calado, como la que propondrá hoy Rajoy, sino retoques, más inversión y mejor coordinación con las comunidades, que tienen transferida la educación.
Aun así, fuentes populares señalan que en este momento las posiciones están mucho más cercanas que hace unos años, especialmente con Gabilondo, y que se puede llegar a puntos de encuentro. Las pasarelas podrían ser la vía para que un alumno que está en FP pueda volver al bachillerato. Los populares también harán una propuesta para desarrollar la idea de que nadie pueda pasar de curso con cuatro asignaturas suspendidas.
Aparte de esta reforma de fondo, Rajoy y María Dolores de Cospedal, encargada de negociar con Gabilondo, presentarán hoy en Toledo un conjunto de medidas que completan un plan para reformar el modelo educativo. Algunas de ellas serán incluso más polémicas que la de ampliar el bachillerato, y las fuentes consultadas asumen que ahí el acuerdo será muy difícil, por no decir imposible.
Se trata, en especial, del refuerzo del castellano en las comunidades bilingües. Los populares quieren garantizar por ley que cualquier alumno tenga derecho a estudiar en castellano y, en coherencia con su recurso al Tribunal Constitucional contra la nueva ley educativa catalana, quieren unas enseñanzas mínimas comunes en toda España y que se mantengan los cuerpos nacionales de profesores. Estas propuestas, que les enfrentan a Cataluña, son imposibles de aceptar para el PSC, que acaba de aprobar la nueva ley educativa con ERC e IU-ICV, el tripartito catalán.
Además, el PP hará una propuesta de reforma de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pero no tan radical como la eliminación que pedían antes.
Los populares también quieren reformar el funcionamiento de los centros educativos. Quieren reforzar su autonomía, hacer evaluaciones públicas de los centros y reforzar el papel del director y la autoridad de los maestros, modificando la carrera docente. No propondrán, sin embargo, asuntos más simbólicos como la recuperación de la tarima o la idea de que todos los alumnos se levanten al entrar el profesor en clase.
Nada hay, en las reformas propuestas, sobre otro de los debates: la idea de buscar fórmulas para obligar a los centros concertados a acoger al mismo número de inmigrantes que los públicos, ya que ambos son financiados por el Estado. En este asunto, siempre polémico, el PP prefiere actuar como si no fuera un problema. Rajoy y Cospedal darán a conocer hoy el documento con la concreción de estas propuestas.
¿Hasta dónde la educación común? SUSANA PÉREZ DE PABLOS EL PAÍS - Sociedad - 18-01-2010
La reducción del número de años en los que se estudian unas enseñanzas comunes de los 16 años actuales a los 15 ha sido uno de los principales debates y motivos de confrontación educativa de la última década. El desencuentro parte de 1990 y de la tan critica-da Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), sobre todo por los populares. Fue consensuada en realidad en su momento y aprobada con el apoyo del resto de los grupos parlamentarios. El problema vino con su aplicación, que nunca ha recibido el necesario apoyo presupuestario (para reforzar a los alumnos que van mal, a los profesores y a los centros) para que funcionara la educación individualizada que se planteó. Pero nadie ha cuestionado la indiscutible necesidad que había en el arranque de los años noventa de aumentar la educación obligatoria de los 14 años (con el fin de la EGB) a los 16 años (como ya tenían todos los países europeos más avanzados). Estos dos años (que ahora son 3º y 4º de la ESO) son los que sufren los problemas educativos más graves, con muchos chavales de 15 y 16 años desmotivados, que ya han repetido curso una o dos veces y con profesores que a menudo no dan abasto ni para motivarles ni para motivarse a sí mismos.
¿Pero es la solución zanjar la cuestión reduciendo la educación común en un año? Para la izquierda esto se traduce en dar menos oportunidades para aprobar y avanzar al bachillerato a los alumnos a los que les cuesta más estudiar, bien porque tienen desventaja de partida porque proceden de familias más desfavorecidas, bien porque llegaron de otro país apenas al empezar la ESO o bien, simplemente, porque les cuesta más asimilar los conocimientos. El argumento del PP de reforzar con este cambio la FP, ¿no la desprestigia en realidad aún más? Destinar a ella, con el argumento de que aprendan un oficio, a los malos alumnos no suena bien. Que sólo los que sean buenos a los 15 años vayan al bachillerato, que es lo que ocurriría en la mayoría de los casos, tampoco parece justo. Porque ya pasaba antes con el BUP.
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