MANUEL SOLANAS. Intendente principal de Tráfico de Policía Local de Zaragoza.
Hombre joven, de copas
Si el cantante ciego norteamericano Stevie Wonder volviera a interpretar su canción `Don't drive drunk' ('No conduzcas bebido') -campaña de la Dirección General de Tráfico en 1985 con el lema "Si bebes, no conduzcas"-, hoy debería introducir algún mensaje directo para los hombres y jóvenes porque son los conductores tipo que encabezan los delitos de conducir bajo influencia de alcohol. Esa es la conclusión de Manuel Solanas, intendente principal de tráfico de la Policía Local de Zaragoza tras examinar las numerosas estadísticas que llegan todos los días a su mesa.
"El conductor bebido suele ser un hombre joven, de entre 22 y 32 años, que sale de juerga en fin de semana, desde el viernes al domingo. Suele ir solo en el coche o bien en grupo con amigos", señala Solanas. Estos episodios se producen por la noche y de madrugada. Cuando van parejas suelen cogen taxis o se selecciona al conductor que no ha bebido. En los días laborables hay "pocos detenidos" por este delito y suelen aparecer en la estadística los hombres de "mediana edad", de 35.a 50 años. Una cosa es consumir alcohol y otra es que se detecten las drogas, que apenas aparecen. Solanas admite que "se cogen pocos porque las drogas se enmascaran con el consumo del alcohol" (en 2008, la Policía Local detectó a 526 por conducir bajo influencia de alcohol y 25 por las drogas al volante).
La reforma del Código penal a finales de 2007 endureció la persecución de los delitos en seguridad vial que antes eran infracciones administrativa. Aunque aumentó el número de delincuentes en los datos de 2008 (22 por velocidad y 31 más en alcohol), el miedo a pasar por los juicios rápidos como acusado ya tiene efectos en reducir un 43% los detenidos en los cuatro primeros meses de 2009. A pesar de rebajar los baremos de alcohol (una tasa superior a 0,6 miligramos en aire espirado o 1,20 gramos por litro de sangre) y establecer los límites de velocidad (sobrepasar en 60 kilómetros por hora en vía urbana o en 80 kilómetros por hora en vía interurbana), "se han reducido los detenidos por conducir bajo efectos de alcohol, de 181 a 164, y por superar la tasa, de 181 a 104", valora el intendente de Tráfico.
"Otra cosa es que se han multiplicado los detenidos por carecer de permiso de conducir porque se ha pasado de 8 a 72 en los primeros cuatro meses del año porque ya se nota el efecto de carecer los puntos", argumenta Manuel Solanas. "Los detenidos por velocidad también suelen ser jóvenes, de 22 a 30 años, que llevan un buen coche, aunque hay de todas las marcas. Los controles de rádar impuestos han reducido la siniestralidad: en el Tercer Cinturón fallecieron ocho personas entre el 2003 y 2005, y en los cuatro años siguientes, uno". En muertos y accidentes graves, Zaragoza ha reducido un 50%.
Medidas como "inmovilizar un coche", una medida coercitiva adoptada por un juez para que no puedan retirarlo a los conductores que delinquían y luego reincidían, ha eliminado la sensación de impunidad, señala el responsable de la Policía.
CRISTINA ANDREU. Psicóloga forense.
Abusador de menores y la red
Los clásicos delincuentes que abusan de los menores se dividen en dos perfiles-tipo fundamentales entre los criminólogos, como describe la psicóloga forense Cristina Andreu, que suele verlos en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA). Unos son los pedófilos que son primarios y de tendencia homosexual, cuyas acciones son premeditadas y reincidentes, que se caracterizan por una personalidad narcisista y llegan a ver hasta como 'correcta' su actitud. Otros son los secundarios, heterosexuales y adultos, entre los que "puede haber abuelos solos que cuidan a los nietos"; se caracterizan por la soledad, la timidez y la depresión que generan sus carencias afectivas, suelen ser más episódicos porque no reinciden ni se justifican porque se avergüenzan del delito y aunque son "imputables" se consideran más "tratables para rehabilitarlos".
Estos delitos tradicionales de los abusadores de los menores se definen también por los patrones de sus víctimas ya que si las víctimas son niñas, de entre 4 y 6 años, los delincuentes suelen proceder del entorno familiar; en tanto que si los afectados son chicos de 8 a 11 años, el entorno de los pedófilos es social y no familiar, escolar o deportivo.
La Audiencia de Zaragoza juzgó el pasado mes de febrero a un hombre acusado de abusar a una niña de 5 años en su casa, donde pudo acceder porque era amigo de la familia de la menor. Entró a su habitación con la excusa de arreglar su ordenador y la amenazó, si ella no accedía a los abusos. La menor explicó a su madre lo ocurrido toda avergonzada. Cuando la Policía entró en la casa del agresor halló vídeos e imágenes de contenido pedófilo.
Es un ejemplo que la aparición de la red ha modificado el perfil de los delincuentes porque se han rejuvenenecido, ya que se encuentran entre los 30 y 40 años, porque Internet pertenece a su generación. Y también han cambiado hasta las víctimas, que suelen ser preadolescentes, de 10 a 14 años, porque acceden a esas redes sociales y a los ordenadores, donde un juego o un chat puede acabar en una amenaza y chantaje después de ser grabados desnudos por una webcam. La psicóloga forense Cristina Andreu recuerda a un pedófilo zaragozano que fue detenido por acceder a pornografía infantil en su ordenador después de una notificación del F131 (Oficina Federal de Investigación) norteamericano a través de la tarjeta Visa por donde había pagado el acceso a esas imágenes; se trataba de un hombre casado que se metía en el ordenador por las noches. "Estos delincuentes son abusadores secundarios, tímidos e inhibidos, que se sienten seguros detrás de un ordenador que los protege y creen que no caerán", señala Cristina Andreu.
Los efectos de los abusadores sexuales sobre los menores pueden combatirse "con la normalización de la relación entre padres e hijos" y "el apoyo familiar", aunque hay menores que sufren daños regresivos como faltas de control de esfínteres, fuertes cambios de humor y un comportamiento hiperactivo y ansioso. -A veces se usan denuncias falsas en divorcios o contra los padres", avisa la psicóloga.
CRISTINA ANDREU-SANTIAGO BOIRA. Psicóloga forense. Psicólogo del CIS de Torrero.
De los celos a la ira
Los expertos que tratan a los maltratadores en los juzgados y las prisiones aragonesas llegan a la conclusión que no hay un perfil único, aunque hay una serie de características que pueden extraer de sus comportamientos. "Son personas con problemas de alcohol, padecen trastornos emocionales, celos patológicos e ira, con una baja capacidad de autocontrol. No dialoga ni escucha en pareja y creen que la mujer debe de estar sometida", sostiene la psicóloga forense Cristina Andreu, que trabaja en el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA).
Santiago Boira, psicólogo del Centro de Inserción Social Tas treces rosas' (antigua prisión de Torrero), tampoco puede definirlo, porque de los 178 delincuentes que ha tratado y dado de alta desde enero de 2008 existen jóvenes, menos jóvenes y mayores, con distinto estrato cultural, españoles e inmigrantes, si bien entre estos últimos la proporción supera el 10% de la población aragonesa. Su trabajo se centra en los maltratadores de tercer grado, a los que los jueces suspenden la ejecución de las penas impuestas por un tratamiento que se prolonga por la condena (de dos a tres años). Se hacen en grupo veinte sesiones y un seguimiento hasta el final de la pena. El protocolo de Instituciones Penitenciarias pretende combatir la violencia por motivos de género, creencias culturales, ira, celos y consumir alcohol, los mismos parámetros que los suelen definir. "Los penados no asumen el delito y dan excusas porque carecen de conciencia. Niegan los hechos y la sentencia. Unos no quieren volver a ver a su mujer y otros lo desean", explica Boira.
Para definir al maltratados se entra en las estadísticas de los homicidios de las mujeres que en 2008 ascendieron a 75, de las que "solo el 20% fueron con una o dos denuncias previas, un porcentaje que ha bajado del 30% al 20%". Por eso, Andreu apunta que "la mayoría de las muertes no venían precedidas por denuncias", si bien han destapado el maltrato oculto al ser un delito público. En más de un 40% de los homicidios existían malos tratos previos, pero existen distintos factores de riesgo. Un trabajo dirigido por Juan Cobo, director del IMLA para el Justicia de Aragón, examinó 250 homicidios en España y un 12% eran "hombres cuidadores de mujeres mayores", con "una depresión severa" y que acababan en suicidio. "El homicidio seguido de suicidio se produce en un 30% de la violencia de pareja porque no son psicópatas", apunta Andreu, que participó en el trabajo. Socialmente, basta "inestabilidad en el trabajo" o "una vida convencional impredecible". La psicóloga forense opina que "no matan por estar fuera de control" porque "reconocen los hechos".
Los datos del año pasado suponen un aumento de las parejas jóvenes y un 75% de los homicidios son inmigrantes. El director del IMLA valora esa tendencia por "la velocidad asimétrica de los hombres a no adaptarse a la cultura española" porque trabajan "con sus compatriotas", mientras que las mujeres son mucho más adaptables a los "trabajos", sus "derechos" y una "mayor libertad" que en sus países, que son, por lo general, más machistas.