lunes, agosto 31, 2009

La aspirina no es beneficiosa para prevenir enfermedades cardiovasculares

La aspirina no es beneficiosa para prevenir enfermedades cardiovasculares. Según un estudio presentado en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología. Si es beneficiosa en personas que ya padecen este tipo de enfermedades 31.08.09 | 08:46 h. INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS
Los cardiólogos desaconsejan el uso rutinario de la aspirina como prevención primaria en la aparición de enfermedades cardiovasculares, según un estudio difundido en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra en Barcelona. Sin embargo, sí es beneficiosa en personas que tienen enfermedades cardiovasculares, ya que las reducen.
El experimento, desarrollado en la Unidad para la Prevención de Enfermedades Vasculares Periféricas de Edimburgo (Reino Unido), ha consistido en administrar aspirinas y placebo de forma aleatoria y durante 8,2 años a 3.350 pacientes de entre 50 y 75 años que no sufrían ninguna enfermedad cardiovascular.
Los resultados mostraron que la evolución clínica de los pacientes era la misma en los que habían recibido la aspirina y en los que no. Unos y otros sufrieron algún episodio de hemorragias prácticamente en la misma medida (2% en el grupo de la aspirina y 1,2% en el del placebo) y la mortalidad por cualquier causa fue similar (176 muertes en la aspirina y 186 en el placebo).
Roberto Elosua, coordinador del grupo de investigación de epidemiología y genética cardiovascular del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona, ha presentado el estudio y ha señalado que la aspirina, sin embargo, sí es beneficiosa en personas que ya tienen enfermedades cardiovasculares, ya que las reducen.
Este es el primer ensayo clínico aleatorio controlado con placebo, diseñado para determinar el efecto de la aspirina en pacientes con aterosclerosis asintomática.
Se probó la eficacia de cien miligramos diarios de aspirina, durante ocho años seguidos, en 3.350 personas con signo de aterosclerosis en las piernas. A la mitad de ellas se les administró aspirina, y a la otra, un placebo.
La aspirina no demostró tener un efecto beneficioso, por lo que se desaconseja en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares, ha señalado Elosua.

El 'Lactobacillus' y las Bifidobacterias reducen la incindencia de catarros. Los niños no deben consumir fármacos contra el resfriado o la tos

'Bifidus' contra la gripe PATRICIA MATEY
* El 'Lactobacillus' y las Bifidobacterias reducen la incindencia de catarros
* Los niños no deben consumir fármacos contra el resfriado o la tos
MADRID.- Los padres que quieran resguardar a sus hijos este invierno de los molestos síntomas de la gripe común o del catarro puede que tengan una solución al alcance de su mano sin tener que recurrir a los anticatarrales y antitusivos: deje que sus vástagos consuman alimentos con 'Lactobacillus' y 'bífidus', los conocidos como probióticos.

"Esto es especialmente importante si se valora que tanto la agencia estadounidense del medicamento (FDA) como el Consejero de Salud Pública se han posicionado en contra del uso de productos contra la tos y el resfriado en menores de dos años. Mientras, la Asociación de Consumidores de Productos Sanitarios, apoyados por la FDA, ha propuesto que de forma voluntaria se modifique el etiquetado de estos productos para que reflejen que no deben usarse en menores de cuatro años", determinan los autores de una nueva investigación que constata la utilidad de los probióticos en la prevención y en la terapia de la gripe estacional.
En Reino Unido, la Comisión de Medicamentos Humanos de la Agencia Reguladora de Fármacos y Productos para la Salud (MHRA, sus siglas en inglés) decidió recientemente prohibir los anticatarrales (OTC) en niños menores de seis años.
En cuanto a España, no existen recomendaciones oficiales sobre estos productos, aunque en palabras de Alfonso Delgado, jefe del Departamento de Pediatría del Grupo Hospital de Madrid, "lo mejor es evitarlo, ya que suelen actuar en muchas ocasiones como un placebo. El problema es que los padres a menudo van a la consulta y no conciben salir de ella sin la prescripción de un producto, ya sea o no de receta. Estos fármacos muchas veces son perjudiciales en los niños y en la mayoría de las ocasiones innecesarios".
La posible alternativa a su uso, que tendrá que ser validada en futuras investigaciones, la acaba de ofrecer la revista 'Pediatrics'. En su último número, un trabajo ensalza el valor protector de los alimentos funcionales (aquellos productos nutritivos que tienen algún efecto beneficioso para el organismo, entre los que se encuentran los probióticos y los prebióticos). Mientras que los primeros (leches fermentadas, yogures o ciertas bebidas) contienen microorganismos vivos que de por sí están en el organismo humano; los segundos son productos alimenticios no digeribles que estimulan el crecimiento de especies bacterianas ya presentes en el colon, como la fibra.
La nueva investigación, realizada en China y codirigida por Shuguang Li, del Departamento de Medicina Preventiva en la Universidad de Tongji [Shanghai] incluyó a 326 niños y niñas de tres a cinco años que fueron asignados a tres grupos en función del tipo de leche que iban a consumir.
Así, uno de los grupos recibió el producto con 'Lactobacillus acidophilus'. Esta bacteria crece de forma natural en una gran variedad de alimentos [leche, pescado, cereales...] y está presente el intestino humano así como en la boca y la vagina. Un segundo grupo ingirió el lácteo que contenía lactobacilo, pero con una cepa de otra bacteria, Bifidobacterias. Finalmente, el tercer grupo consumió leche sin 'enriquecer', a modo de placebo. Todos los menores tomaron las fórmulas (de prueba) dos veces al día entre noviembre de 2005 y mayo del 2006.
Los que tomaron las bacterias faltaron menos al cole
Los datos revelan que a diferencia de los pequeños que tomaron placebo, los alimentados con una o las dos bacterias "faltaron menos al colegio y tuvieron resfriados más cortos", insisten los autores. Además, por ejemplo, los niños que se constiparon e ingirieron el 'Lactobacillus' tuvieron un 53% menos de fiebre; un porcentaje que se elevó hasta el 72% en el grupo tratado con Lactobacilo/Bifidobacterias, en comparación con los alimentados con la leche con placebo.
En cuanto la incidencia de procesos catarrales, los datos fueron del 41%, del 62% y del 28%, respectivamente. Otro aspecto de relevancia para los investigadores es que "comparado con el grupo control, el uso de antibióticos fue también mucho más reducido entre los tratados con ambos tipos de leches probióticas".
"Nuestro trabajo es el primero que evidencia las ventajas de administrar preparados con dos cepas bacterianas en lugar de una. Disminuir las prescripciones de antimicrobianos en los primeros años de vida tiene importantes beneficios, dado que reduce las reacciones adversas, los costes y el riesgo de desarrollar resistencias", aclaran los investigadores.
Pero, tanto el equipo investigador como los autores de estudios previos, en los que se ha constatado que estos alimentos funcionales tienen efectos beneficiosos sobre la diarrea y el síndrome de colon irritable -además de aumentar las defensas del organismo-, insisten en que no todos los probióticos son iguales. Su calidad depende de la cantidad y la variedad de bacterias que contengan.

El timo del Bifidus ActiRegularis de Danone


viernes, agosto 28, 2009

Entrenemos la Gratitud. JENNY MOIX

PSICOLOGÍA. Entrenemos la Gratitud. JENNY MOIX EL PAIS SEMANAL - 23-08-2009
Si nos preguntaran dónde estábamos o qué hacíamo
s el 11 de septiembre del 2001 cuando nos enteramos de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas, la gran mayoría podríamos responder sin dificultad. Esa situación quedó grabada intensamente en nuestro cerebro por el gran impacto emocional que nos provocó. Los aviones no sólo destruyeron las torres, sino que derrumbaron la estabilidad emocional de muchísimos ciudadanos. Numerosos estudios indicaron un gran aumento de depresiones, ansiedad, insomnio y otras alteraciones.
Entre esa amalgama de emociones negativas parece que no pudiera haber espacio para las positivas; sin embargo, algunos investigadores como Christopher Peterson, de la Universidad de Michigan, y Martin Seligman, de la Universidad de Pensilvania, se pusieron a investigar sobre el tema. Analizaron los resultados provenientes de un cuestionario al que habían respondido 4.817 personas de diferentes partes del mundo (la mayoría de EE UU). Se compararon las puntuaciones de las personas que habían respondido este test antes del 11 de septiembre con los datos de sujetos que lo habían rellenado durante los dos meses después del ataque. Los resultados indicaron que algunos sentimientos positivos o virtudes habían aumentado después del desastre, como la espiritualidad, el amor, la amabilidad, la esperanza y la gratitud.

Cuando más destellan nuestras fortalezas es en los momentos más negros. La gratitud es una de las 24 virtudes humanas detectadas por Martin Seligman, padre de la psicología positiva, un nuevo enfoque que tiene como objetivo estudiar las fortalezas humanas más que las debilidades, como se venía haciendo en psicología. La religión y la filosofía sí han atendido a lo largo de la historia las virtudes humanas. De hecho, existe una gran convergencia entre tradiciones filosóficas y religiones sobre lo que se consideran fortalezas. En estas similitudes se basó Seligman para detectar 24 de ellas. Algunas son: la curiosidad por el mundo, la valentía, el amor, la generosidad, la humildad… y la gratitud. La psicología positiva se basa en la idea, sustentada por muchos estudios, de que la práctica de nuestras fortalezas es lo que nos dirige hacia la felicidad. Y una de las fortalezas que más estrechamente se han encontrado ligadas con la felicidad es precisamente la gratitud. En general, las personas más agradecidas son las más felices.

¿Qué es la gratitud?

“Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido del hombre agradecido” (Virgilio)

Si nos detenemos a pensar qué es la gratitud, podemos ver cómo tiene dos aspectos diferenciados. Por un lado, es una actitud de reconocimiento de las cosas buenas que nos suceden. Y por otro, la expresión de esta gratitud.

Analizando en más profundidad esta definición vemos que agradecer es reconocer: si no apreciamos lo bueno que nos pasa, no podemos estar agradecidos. Y el problema es que muchas veces no sabemos apreciarlo. En algunas ocasiones no somos conscientes de ver lo bueno, sencillamente porque lo damos por supuesto. Nos levantamos por la mañana, nos metemos en la ducha, abrimos el grifo del agua caliente y nos duchamos. Si un día al abrir el grifo, el chorro de agua que cae sobre nosotros es frío, entonces se nos viene el mundo abajo. ¿Cómo vamos a poder sobrevivir sin agua caliente? Así ya tendremos el mal humor prácticamente asegurado. Cuando las cosas no funcionan como deberían, nos enfadamos, pero cuando sí lo hacen nos quedamos igual. No apreciamos que tenemos agua caliente, que vivimos en un país sin guerras, el café que nos tomamos o el sol que sale a diario. Cosas grandes y pequeñas. Las personas agradecidas son obviamente quienes no las dan por supuesto y las aprecian.

Ego grande, gratitud pequeña

“Un hombre orgulloso rara vez es agradecido, porque piensa que todo se lo merece”(Henry Ward Beecher)

En el caso de las personas egocéntricas o soberbias, su espacio mental está permanente ocupado por ellas mismas, así que resulta muy difícil que puedan apreciar lo que los demás hacen por ellos; incluso si llegan a detectarlo, no lo valoran, puesto que los favores de los demás los pueden ver casi como obligaciones. El sentimiento de superioridad les puede hacer creer que todo lo bueno que tienen lo han conseguido solos.

No experimentar gratitud puede llevar a este tipo de personas a sentirse muy solas. Los egos grandes suelen estar solos. Si no somos capaces de sentir agradecimiento, no seremos capaces de ver cómo nos aprecian los demás.

cuanta más ambición, peor

“Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos” (Daniel Defoe)

Otra gran enemiga de la gratitud es la ambición desmesurada. Quienes quieren cada vez más, no aprecian lo que ya tienen y, por tanto, no lo agradecen. La ambición que en nuestra sociedad se suele traducir en consumismo siempre nos empuja a buscar la felicidad comprando más, lo cual impide apreciar y valorar lo que ya tenemos. El materialismo puede llevar a sentimientos retorcidos, podemos llegar a desear que se nos estropee el televisor para tener la excusa de comprar otro nuevo.

ejercicios para casa

“Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud” (Jean de la Bruyère)

Si la gratitud fomenta la felicidad, hemos de procurar entrenarla. Seligman nos propone un ejercicio del que ha comprobado sus efectos positivos en muchísimas personas. Sugiere que escojamos a una persona importante de nuestro pasado y a la que nunca hemos expresado nuestro agradecimiento por completo. Debemos escribir un testimonio lo suficientemente largo para llenar una página. Se trata de pensar en profundidad todo por lo que le estamos agradecidos y expresarlo con claridad. Debemos dar el testimonio en directo. La lectura ha de ser expresiva. Y al finalizar debemos tener tiempo para compartir los sentimientos que surjan.

Lo esencial es captar el mensaje principal del ejercicio. El año pasado me invitaron a dar una conferencia a personas mayores de mi ciudad. Lo que más ilusión me hacía de la invitación es que entre el público se encontraría mi madre. Cuando preparaba la charla, pensé en aprovechar la ocasión para agradecerle públicamente todo lo que ha hecho por mí, pero dudaba si hacerlo porque tenía miedo de que estuviera fuera de lugar. Afortunadamente, cuando llegó el día me atreví. Ella se abochornó, aunque le encantó. La pregunta es: ¿quién disfrutó más: ella o yo? Sin duda alguna, yo.

Otro ejercicio hermoso que podemos llevar a cabo se trata de, por la noche, antes de acostarnos, repasar el día y pensar qué nos ha regalado. Debemos identificar los regalos que nos ha deparado la jornada. Los regalos pueden ser: un elogio que hemos recibido, la llamada inesperada de un amigo, haber aprendido algo interesante… Si nos acostumbramos a hacer este ejercicio, notaremos que estamos más pendientes de lo que sucede positivo a nuestro alrededor.

Aprovecho la ocasión para agradecerles sinceramente haber dedicado un rato de su tiempo a leer mi artículo. Si no me prestaran su tiempo, no podría disfrutar escribiendo.





El ‘test’ de los agradecidos


Para saber cuál es su nivel de gratitud, en comparación con los demás, indique su grado de acuerdo con las 6 afirmaciones, teniendo en cuenta la siguiente escala:1. Estoy muy en desacuerdo.2. Estoy en desacuerdo.3. Estoy ligeramente en desacuerdo.4. Ni de acuerdo ni en desacuerdo.5. Estoy ligeramente de acuerdo.6. Estoy de acuerdo.7. Estoy muy de acuerdo.1. Tengo mucho en la vida por lo que estar agradecido.2. Si tuviera que hacer una lista con todo lo que agradezco, la lista sería muy larga.3. Cuando observo cómo está el mundo, no veo mucho que agradecer. 4. Le estoy agradecido a una gran cantidad de personas. 5. A medida que me hago mayor, me veo más capaz de apreciar a las personas, los acontecimientos y las situaciones que han formado parte de mi historia.6. Puede pasar mucho tiempo hasta que siento agradecimiento por alguien o algo. (Cuestionario diseñado por Michael McCullough y Robert Emmons).Cómo puntuar:Sume lo obtenido en los puntos 1, 2, 4 y 5 . Invierta la puntuación de los puntos 3 y 6. Es decir, si marcó un 7, ponga un 1; si marcó un 6, ponga un 2… Y añada las puntuaciones invertidas del 3 y del 6. Su nivel de gratitud. Si obtuvo una puntuación de 35 o menos, se encuentra entre el 25% de personas menos agradecidas. Si está entre 36 y 38, está entre el 50% de personas menos agradecidas. Si ha obtenido 39 o más, se sitúa entre el 50% de sujetos más agradecidos. Si ha sacado el máximo, 42 puntos, pertenece al 12,5% de personas más agradecidas.

PSICOLOGÍA POSITIVA: UNA NUEVA FORMA DE ENTENDER LA PSICOLOGÍA Beatriz Vera Poseck

Enero , número 1 VOL-27 , 2006 Copyright 2006 © Papeles del Psicólogo ISSN 0214 - 7823
PSICOLOGÍA POSITIVA:
UNA NUEVA FORMA DE ENTENDER LA PSICOLOGÍA Beatriz Vera Poseck

A menudo, cuando se hace referencia al término de psicología positiva se tiende a interpretar como alguna nueva corriente de filosofía espiritual o un nuevo método milagroso de autoayuda de los tantos que saturan el mercado. Sin embargo, poco hace falta interesarse en el concepto para comprender cuán lejanas se encuentran estas suposiciones de la realidad.
La psicología positiva, no es sino una rama de la psicología, que, con la misma rigurosidad científica que ésta, focaliza su atención en un campo de investigación e interés distinto al adoptado tradicionalmente: las cualidades y características positivas humanas.
Palabras clave: Emociones positivas, optimismo, humor, adaptabilidad.
When we mention the concept of positive psychology, it could usually be understood as some new trend of spiritual philosophy, or as a new miraculous method of self-help that flood the market. However, when concerned with this concept, one understands how distant these suppositions are from reality. Positive psychology is a branch of psychology that, with the same scientific rigor, focusses on fields of research and interest quite different from those traditionally adopted: human positive qualities and characteristics. Key words: Positive emotions, optimism, humour, resiliency.
Correspondencia: Beatriz Vera Poseck E-mail: info@psicologia-positiva.com www.psicologia-positiva.com

Si hacemos el ejercicio de preguntar a diferentes personas de todo tipo y condición por el objetivo de la psicología y el papel de aquellos que a ella se dedican, seguramente encontremos una respuesta predominante: tratar y curar los trastornos de la mente.
Ciertamente, durante muchos años la psicología se ha centrado exclusivamente en el estudio de la patología y la debilidad del ser humano, llegando a identificar y casi confundir psicología con psicopatología y psicoterapia. Este fenómeno ha dado lugar a un marco teórico de carácter patogénico que ha sesgado ampliamente el estudio de la mente humana. Así, la focalización exclusiva en lo negativo que ha dominado la psicología durante tanto tiempo, ha llevado a asumir un modelo de la existencia humana que ha olvidado e incluso negado las características positivas del ser humano (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000) y que ha contribuido a adoptar una visión pesimista de la naturaleza humana (Gilham y Seligman, 1999). De esta manera, características como la alegría, el optimismo, la creatividad, el humor, la ilusión… han sido ignoradas o explicadas superficialmente.
Las limitaciones de esta focalización en lo negativo comienza ha ser puesta en evidencia en los últimos años y en diferentes trastornos. Así por ejemplo, los trastornos depresivos parecen encontrarse deficientemente explicados desde un modelo basado exclusivamente en emociones negativas. La depresión no es sólo presencia de emociones negativas, sino ausencia de emociones positivas, algo fundamental, por ejemplo, a la hora de elaborar tratamientos. En este sentido, las técnicas y terapias elaboradas para luchar contra la depresión se han centrado tradicionalmente en la eliminación de emociones negativas como la apatía, la tristeza, la indefensión, etc. Sin embargo, investigaciones llevadas a cabo en los últimos años han comenzado a desarrollar estrategias de intervención basadas en la estimulación en el sujeto deprimido de emociones positivas como alegría, ilusión, esperanza, etc.
Gran parte de la investigación y el esfuerzo teórico realizado por los psicólogos en los últimos años ha estado centrada en buscar la manera de prevenir el desarrollo de trastornos en sujetos potencialmente vulnerables (sujetos de riesgo). Sin embargo, no puede obviarse, que aún hoy, la psicología se ha mostrado incapaz de dar solución a esta cuestión. El modelo patogénico adoptado durante tantos años se ha mostrado incapaz de acercarse a la prevención del trastorno mental. Quizá la clave de este fracaso se encuentre en que la prevención siempre ha sido entendida desde los aspectos negativos y se ha centrado en evitar o eliminar las emociones negativas.
De hecho, los mayores progresos en prevención han venido de perspectivas centradas en la construcción sistemática de competencias (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). En este sentido, se ha demostrado que existen fortalezas humanas que actúan como amortiguadoras contra el trastorno mental y parece existir suficiente evidencia empírica para afirmar que determinadas características positivas y fortalezas humanas, como el optimismo, la esperanza, la perseverancia o el valor, entre otras, actúan como barreras contra dichos trastornos.
La perspectiva reduccionista ha convertido a la Psicología en una "ciencia de la victimología" (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). De forma histórica, la psicología ha concebido al ser humano como un sujeto pasivo, que reacciona ante los estímulos del ambiente. El foco de la psicología aplicada se ha centrado en curar el sufrimiento de los individuos y ha habido una explosión en la investigación de los trastornos mentales y los efectos negativos de estímulos estresores. Los profesionales tienen el cometido de tratar los trastornos mentales de los pacientes dentro de un marco patogénico en el que es crucial la reparación del daño. Sin embargo, la psicología no es sólo un brazo de la medicina centrado en la enfermedad-salud mental, es mucho más que eso. En los últimos años se han alzado voces que, retomando las ideas de la psicología humanista acerca de la necesidad del estudio de la "parte positiva" de la existencia humana han aportado un sólido soporte empírico y científico a esta parte descuidada de la psicología.
El término "psicología positiva" ha sido desarrollado por Martin Seligman, investigador que, habiendo dedicado gran parte de su carrera al trastorno mental y al desarrollo de conceptos como la indefensión aprendida, ha dado un giro radical en su orientación, elaborando y promoviendo una concepción más positiva de la especie humana.
La psicología positiva tiene como objetivo mejorar la calidad de vida y prevenir la aparición de trastornos mentales y patologías. La concepción actual focalizada en lo patológico se centra en corregir defectos y reparar aquello que ya se ha roto. Por el contrario, la psicología positiva insiste en la construcción de competencias y en la prevención.
Para Seligman, el concepto de psicología positiva no es nuevo en la psicología, ya que antes de la Segunda Guerra Mundial los objetivos principales de la psicología eran tres: curar los trastornos mentales, hacer las vidas de las personas más productivas y plenas e identificar y desarrollar el talento y la inteligencia de las personas. Sin embargo, tras la guerra, diferentes eventos y circunstancias llevaron a la psicología a olvidar dos de esos objetivos y a centrarse exclusivamente en el trastorno mental y el sufrimiento humano (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000).
De la misma manera, podemos encontrar claras tendencias positivistas en la corriente humanista de la psicología, floreciente en los años 60 y representada por autores tan reconocidos como Carl Rogers, Abraham Maslow o Erich Fromm. Desgraciadamente, la psicología humanista no se ha visto acompañada de una base empírica sólida y ha dado lugar a una inmensa cantidad de movimientos de autoayuda dudosos y poco fiables (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000).
En esta búsqueda de lo mejor del ser humano, de las cosas buenas que hacen que florezca su potencial, la psicología positiva no confía en sueños dorados, utopías, espejismos, fe, ni auto-engaño, sino que adopta el método de la psicología científica, ampliando el campo tradicional de actuación y distanciándose de dudosos métodos de autoayuda o filosofías espirituales que tanto proliferan en nuestros días.
En palabras de Martin Seligman, la psicología positiva surge como un intento de superar la resistente barrera del 65% de éxito que todas las psicoterapias han sido incapaces de sobrepasar hasta hoy. Las técnicas que surgen de la investigación en psicología positiva vienen a apoyar y complementar las ya existentes. Gracias a la investigación teórica en torno a este área, el abanico de la intervención se verá ampliamente enriquecido. En este sentido, la relación de variables como el optimismo, el humor o las emociones positivas en los estados físicos de salud se alza como uno de los puntos clave de la investigación en psicología positiva. A lo largo de los próximos años es de esperar una gran cantidad de resultados empíricos que vayan dando forma a una nueva teoría de la psicología.
La psicología positiva no es… un movimiento filosófico ni espiritual, no pretende promover el crecimiento espiritual ni humano a través de métodos dudosamente establecidos. No es un ejercicio de autoayuda ni un método mágico para alcanzar la felicidad. No pretende ser un abrigo bajo el que arropar creencias y dogmas de fe, ni siquiera un camino a seguir por nadie. La psicología positiva no debe ser confundida en ningún caso con una corriente dogmática que pretende atraer adeptos ni seguidores, y en ningún caso debe ser entendida fuera de un riguroso contexto profesional.
La psicología positiva es… una rama de la psicología que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología.
El objeto de este interés no es otro que aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica propia de toda ciencia de la salud.
La psicología positiva representa un nuevo punto de vista desde el que entender la psicología y la salud mental que viene a complementar y apoyar al ya existente.

RETOS PARA EL FUTURO
La psicología tiene que superar los conceptos centrados en la patología y crear una terminología positiva que complemente las abundantes expresiones negativas tan presentes en la psicología tradicional.
Tiene también que crear nuevos instrumentos de evaluación, centrados en identificar las fortalezas del individuo, para así orientar la prevención y los tratamientos y potenciar el desarrollo personal de las personas.
Y tiene que diseñar programas de intervención y técnicas dirigidas a desarrollar los valiosos recursos que las personas, los grupos y las comunidades sin duda poseen. El impacto de estos desarrollos no sólo tendrá efectos positivos individuales, también tendrá efectos sociales beneficios en un mundo complejo que constantemente plantea nuevos retos para sus habitantes.
A lo largo de este número monográfico se pretende dar una visión general de algunas de las áreas de interés de la psicología positiva, así como un primer acercamiento al desarrollo de instrumentos válidos y fiables con los que trabajar.

EMOCIONES POSITIVAS
La mayoría de los investigadores que se han dedicado a estudiar las emociones se han centrado exclusivamente en las negativas y hasta cierto punto puede resultar lógico si consideramos que emociones como el miedo, la tristeza o la ira son señales de alarma que si se obvian sistemáticamente pueden generar problemas de una magnitud considerable. La tendencia natural a estudiar aquello que amenaza el bienestar del ser humano ha llevado a centrar el interés en aquellas emociones que ayudan a hacer frente a peligros o problemas inminentes.
Además existen otras razones que explican el olvido al que han sido relegadas las emociones positivas en la ciencia. Las emociones positivas, por ejemplo, son más difíciles de estudiar, debido a que comparativamente son menos en cantidad que las negativas y a que son más difíciles de distinguir. Así, considerando las taxonomías científicas de las emociones básicas podemos identificar 3 ó 4 emociones negativas por cada emoción positiva. Ese balance negativo queda muy bien reflejado en el propio lenguaje cotidiano, de forma que cualquier persona tendrá siempre mayor dificultad para nombrar emociones positivas.
También existen diferencias en cuanto a la expresión de unas y de otras. Así, las emociones negativas disponen de configuraciones faciales específicas y propias que hacen posible su reconocimiento universal (Ekman, 1989). Por el contrario, las emociones positivas no poseen expresiones faciales únicas y características. Incluso, a un nivel neurológico, las emociones negativas desencadenan diferentes respuestas en el sistema nervioso autonómico, mientras que las emociones positivas no provocan respuestas diferenciadas.
Otra razón que explica el desequilibrio entre el interés científico por un tipo de emociones frente a otras podemos encontrarla en la propia forma de abordar su estudio. Así, cuando los investigadores se han aproximado al estudio de las emociones positivas, lo han hecho siempre desde el marco teórico propio de las emociones negativas. Desde esa perspectiva, las emociones están, por definición, asociadas a impulsos de acción. Las emociones negativas tienen un obvio valor adaptativo, representan soluciones eficientes a los problemas a los que se ha venido enfrentando el hombre desde sus orígenes. Sin embargo, el valor adaptativo de las emociones positivas es más complejo de explicar y durante años ha sido ignorado. Pero si realmente tuvieran poco valor, cabría preguntarse por qué han permanecido con nosotros a lo largo de miles de años de evolución.
¿Cuál es, por tanto, el valor adaptativo de las emociones positivas? Es posible responder a esta cuestión si abandonamos el marco teórico bajo el que entendemos las emociones negativas. Las emociones positivas resuelven problemas relacionados con el crecimiento personal y el desarrollo. Experimentar emociones positivas lleva a estados mentales y modos de comportamiento que de forma indirecta preparan al individuo para enfrentar con éxito dificultades y adversidades venideras (Fredrickson, 2001).
Afortunadamente, en los últimos años, muchos expertos han comenzado a investigar y teorizar en este campo, abriendo una nueva forma de entender la psicología humana. Una de las teorías que de manera más sólida representan esta corriente es la desarrollada por Bárbara Fredrickson. Esta autora reivindica la importancia de las emociones positivas como medio para solventar muchos de los problemas que generan las emociones negativas y cómo a través de ellas el ser humano puede conseguir sobreponerse a los momentos difíciles y salir fortalecidos de ellos. Según este modelo, las emociones positivas pueden ser canalizadas hacia la prevención, el tratamiento y el afrontamiento de forma que se transformen en verdaderas armas para enfrentar problemas (Fredrickson, 2000).

OPTIMISMO
El optimismo es una característica psicológica disposicional que remite a expectativas positivas y objetivos de futuro y cuya relación con variables como la perseverancia, el logro, la salud física y el bienestar (Peterson y Bossio, 1991; Scheier y Carver, 1993) han hecho de esta materia uno de los puntos centrales de la psicología positiva.
El interés moderno por el optimismo nace de la constatación del papel jugado por el pesimismo en la depresión (Beck, 1967). Desde entonces son muchos los estudios que muestran que el optimismo tiene valor predictivo sobre la salud y el bienestar, además de actuar como modulador sobre los eventos estresantes, paliando el sufrimiento y el malestar de aquellos que sufren, tienen estrés o enfermedades graves (Peterson, Seligman y Vaillant, 1988). El optimismo también puede actuar como potenciador del bienestar y la salud en aquellas personas que, sin presentar trastornos, quieren mejorar su calidad de vida (Seligman, 2002). Desde un punto de vista evolucionista es considerado además como una característica de la especie humana selecciona por la evolución por sus ventajas para la supervivencia (Taylor, 1989).
El sentido común nos dice que es positivo mirar al futuro con optimismo y numerosos trabajos empíricos apoyan esta idea. Así por ejemplo, estudios con población general muestran una clara tendencia del las personas a sobreestimar el grado de control que tienen sobre las situaciones (Langer, 1975), mientras que las personas deprimidas estimarían de forma muy precisa su grado de control real (Alloy y Abramson, 1979). Esta ilusión de control, junto con otros mecanismos, contribuyen a explicar por qué unas personas no se deprimen y otras sí.
¿Qué distingue a una persona optimista de una pesimista? ¿Es bueno ver la vida un poco mejor de lo que en realidad es? ¿Los pesimistas son realistas y los optimistas viven de ilusiones? Estas y otras preguntas son las que pretenden ser resueltas con el estudio científico de esta materia. Así, el optimismo promete ser uno de los tópicos más importantes en la investigación en psicología positiva.

HUMOR
El libro "Anatomía de una enfermedad", publicado en 1979 por el fallecido editor de revistas Norman Cousins, fue el primero en exponer ante el público una correlación entre el humor y la salud. Cousins describe cómo se recuperó de una enfermedad de los tejidos conjuntivos que normalmente suele ser irreversible mediante un tratamiento que incluyó, entre otras terapias, películas cómicas de los hermanos Marx.
El humor y su manifestación externa más común, la risa, son un importante pilar de la investigación en psicología positiva. Aunque la idea de que la risa y el humor fomentan la salud no es nueva, es en las últimas décadas cuando han comenzado a proliferar terapias e intervenciones clínicas basadas en esta materia. La investigación científica ha demostrado que la risa es capaz de reducir el estrés y la ansiedad y mejorar así la calidad de vida y la salud física del individuo.
El humor "sirve como una válvula interna de seguridad que nos permite liberar tensiones, disipar las preocupaciones, relajarnos y olvidarnos de todo", afirma el Dr. Lee Berk, profesor de patología en la Universidad de Loma Linda, en California y uno de los principales investigadores en el mundo sobre la salud y el buen humor. En una serie de estudios examinó las muestras de sangre de sujetos antes y después de que vieran vídeos cómicos, y las comparó con las de un grupo que no vio los vídeos. Berk descubrió importantes reducciones en las concentraciones de hormonas de la tensión y un incremento en la respuesta inmune de quienes vieron los vídeos.

RESILIENCIA Y CRECIMIENTO POSTRAUMÁTICO
Vivir un acontecimiento traumático es quizá una de las situaciones que más transforma la vida de una persona. Sin quitar un ápice de la gravedad y horror de estas experiencias, no podemos dejar de resaltar que es en situaciones extremas cuando el ser humano tiene la oportunidad de volver a construir su forma de entender el mundo y su sistema de valores, tiene la oportunidad de replantear su concepción del mundo y de modificar sus creencias, de manera que en esta reconstrucción puede darse, y de hecho se da en muchos casos, un aprendizaje y un crecimiento personal (Janoff-Bulman, 1992; Calhoun y Tedeschi, 1999). Sin embargo, la psicología tradicional ha tendido a asumir que todos los acontecimientos traumáticos dejan heridas psicológicas en las personas y ha tendido a obviar el estudio de fenómenos como la resiliencia y el crecimiento postraumático, basados en la capacidad del ser humano de resistir y rehacerse frente a los embates de la vida.
Resiliencia y crecimiento postraumático surgen como conceptos de investigación en la psicología positiva, a través de los cuales se pretende determinar por qué algunas personas consiguen aprender de sus experiencias e incluso encontrar beneficios en ellas. La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, aún habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en ellos recursos latentes e insospechados. Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un ajuste saludable a la adversidad.
Acontecimientos como los últimos atentados terroristas vividos en Nueva York y en Madrid pueden proporcionar una buena base científica sobre la que analizar estos fenómenos y aunque todavía es enormemente superior la cantidad de estudios dedicados al trastorno de estrés postraumático, se han realizado algunos centrados en emociones positivas, afrontamiento y resiliencia.

CREATIVIDAD
La creatividad es la capacidad de crear, de producir cosas nuevas. Es la capacidad que tiene el cerebro humano para llegar a conclusiones e ideas nuevas y resolver problemas de una forma original. En su materialización puede adoptar formas artísticas, literarias, científicas, etc., y también puede desplegarse en el campo de la vida diaria, mejorando la calidad de la misma. Esto último probablemente no deje una huella en la historia de la humanidad, pero en esencia es lo que hace que la vida merezca la pena (Csickszentmihalyi, 1996).
La creatividad es, por tanto, considerada como un proceso clave para el desarrollo personal y para el progreso social y por ello se incluye de lleno dentro del campo de interés de la psicología positiva. Sin embargo, el potencial de este hecho se ve disminuido cuando se asume generalizadamente que la creatividad es una característica diferencial dicotómica que unos tienen y otros no. Las investigaciones sobre creatividad han contribuido a fomentar esta creencia porque durante años han estado centradas el enfoque de rasgos, es decir, en identificar las características de personalidad (estables y poco modificables) de las personas creativas. Como resultado, algunas otras áreas importantes han sido descuidadas, como por ejemplo el estudio de los contextos físicos y sociales en los que las personas creativas han desarrollado sus producciones o el estudio de las habilidades específicas que han aprendido. Además, se ha asumido que la creatividad no puede ser alterada y que las personas creativas pueden producir trabajos creativos a todas horas u en todos los campos.
A la luz de la investigación actual, ninguna de estas suposiciones parece ser totalmente cierta. Hoy entendemos que la creatividad no depende exclusivamente de rasgos estables de personalidad, sino que resulta de una constelación particular de características personales, habilidades cognitivas, conocimientos técnicos, circunstancias sociales y culturales, recursos materiales y también de suerte (Amabile, 1983; Csikszentmihalyi, 1996; Sternberg y Lubart, 1995). La creatividad puede ser desarrollada y fomentada en todos los campos de la vida y puede ser considerada también como otro de los recursos de las personas para afrontar circunstancias adversas. Cualquier persona, además, puede desarrollar su potencial creativo y mejorar la calidad de su vida diaria, y ello, aunque el resultado final no dé lugar a descubrimientos trascendentales para la humanidad o a realizaciones unánimemente valoradas.

INSTRUMENTOS DE MEDIDA
Uno de los retos de la psicología positiva supone el desarrollo de instrumentos de medida válidos y fiables que sean capaces de medir y delimitar las variables propias de este área.
La evaluación tradicional y los modelos surgidos a partir de ella, han hecho patentes la enfermedad y la debilidad del ser humano. Es necesaria la creación de instrumentos que permitan evaluar los recursos y emociones positivas, para conseguir desarrollar modelos más funcionales, dinámicos y saludables.
En este sentido, es pionero el esfuerzo realizado por Martin Seligman y Christopher Peterson quienes han diseñado un instrumento de medida basándose en una clasificación de los recursos positivos del individuo.
El Inventario de fortalezas (VIA) es un cuestionario de 245 ítems tipo líkert con 5 posibles respuestas cada uno, que mide el grado en que un individuo posee cada una de las 24 fortalezas y virtudes que han sido desarrolladas por el Values in Action Institute bajo la dirección de Martin Seligman y Christopher Peterson.
Las 24 fortalezas que mide el VIA y a partir de las cuales se ha realizado el manual de clasificación Character Strengths and Virtues se agrupan en 6: sabiduría y conocimiento, coraje, humanidad, justicia, moderación y trascendencia.
El estudio de Martin Seligman y Park Peterson con más de 4000 participantes ha revelado que, de las 24 cualidades o fortalezas evaluadas por el cuestionario VIA, existen 5 que se relacionan de forma consistente con la satisfacción con la vida en mucho mayor grado que las 19 restantes. Estas cualidades son: gratitud, optimismo, entusiasmo, curiosidad y capacidad de amar y de ser amado.

REFERENCIAS
Amabile, T. M. (1983). The Social Psycholoy of Creativity: A Componential Conceptualization. Journal of Personality and Social Psychology, 45(2), 357-376.
Alloy, L. B. y Abramson, L.Y. (1979). Judgment of contingency in depressed and nondepresse d students: Sadder but wiser? Journal of Experimental Psychology: General, 108, 441-485.
Beck, A. T. (1967). Depression: Clinical, experimental, and theoretical aspects. New York: Hoeber.
Calhoun L.G., Tedeschi R.G. (1999). Facilitating Posttraumatic Growth: A Clinician’s Guide. Mahwah, N.J.: Lawrence Erlbaum Associates Publishers.
Csikszentmihalyi, M. (1996). Creativity. Flow and the psychology of discovery and invention. New York: HarperCollins Publishers.
Ekman, P. (1989). The argument and evidence about universals in facial expressions of emotion. En H. Wagner y A. Manstead (Eds.), Handbook of psychophysiology: Emotion an social behavior (pp. 143-164). Nueva York: Wiley.
Fredrickson, B.L. (2000). Cultivating Positive Emotions to Optimize Health and Well-Being . Prevention & Treatment, vol.3
Fredrickson, B. L. (2001). The role of positive emotion in positive psychology: The broaden and build theory of positive emotion. American Psychologist, 56, 218-226.
Gillham, J.E. y Seligman M.E.P.(1999)Footsteps on the road to a positive psychology. Behavior Research and Therapy, vol.37:163-173
Janoff-Bulman, R. (1992). Shattered assumptions: Towards a new psychology of trauma. New York: Free Press
Langer, E. J. (1975). The illusion of control. Journal of Personality and Social Psychology, 32, 311-328.
Peterson, C., & Bossio, L.M. (1991). Health and optimism. New York: Oxford University Press.
Peterson, C., Seligman, M.E.P. and Vaillant, G. (1988). Pessimistic explanatory style as a risk factor for physical illness: A thirty-five year longitudinal study. Journal of Personality and Social Psychology, 55, 23-27.
Scheier, M.F. y Carver, C.S. (1993). On the power of positive thinking: the benefits of being optimistic. Psychologycal Science, 2, 26-30
Seligman, M.E.P. y Csikszentmihalyi, M.(2000). Positive Psychology: An Introduction. American Psychologist, 55 (1), 5-14.
Seligman, M.E.P. (2002). Authentic Happiness: Using the New Positive Psychology to Realize Your Potential for Lasting Fulfillment. New York: Free Press/Simon and Schuster.
Sternberg, R. J. y Lubart, T.I. (1995). Defying the Crowd. Cultivating Creativity in a Culture of Conformity. The Free Press, New York
Taylor, S. E. (1989). Positive illusions. New York: Basic Books.

Acercarse a la Psicología Positiva a través de una bibliografía comentada

PSICOLOGIA POSITIVA. Los científicos se lanzan a la conquista de la felicidad.

PSICOLOGIA POSITIVA. Los científicos se lanzan a la conquista de la felicidad. Múltiples líneas de investigación exploran los factores genéticos, psicológicos, sociales y económicos que determinan el bienestar. EDUARDO SALVADOR
Hasta hace poco, la psiquiatría y la psicología se habían centrado exclusivamente en la curación de las enfermedades mentales, ignorando por completo el análisis de las personas sanas y su potencial para la felicidad. En los últimos años, sin embargo, la llamda psicología positiva -liderada por el estadounidense Martin Seligman, de la Un
iversidad de Pensilvania-, ha impulsado diversas líneas de investigación para explorar los elementos fundamentales que llevan a las personas a considerarse felices.Esta innovadora escuela científica está ganando cada vez más adeptos en la comunidad internacional de psicólogos, y su enorme impacto social se ha visto reflejado en el hecho de que la revista Time le acaba de dedicar su portada.
MADRID.- La búsqueda de la felicidad es sin duda una de las grandes cuestiones a las que se enfrenta todo ser humano, si no la principal. Es por ello sorprendente que hasta hace escasos años la psicología apenas se había ocupado de estudiarla. Centrada en la curación y el alivio de las enfermedades mentales, había dejado de lado el estudio de las personas normales y su potencial para la alegría, el gozo y la realización personal. Al ser elegido presidente de la American Psychological Association en 1999, el respetadísimo teórico e investigador Martin Seligman decidió remediar esta situación fundando una nueva psicología positiva, una ciencia de los placeres, las fortalezas y las virtudes humanas, para complementar a la psicología negativa que se ocupa de las patologías.
La alegre cruzada de Seligman está desencadenando una auténtica revolución científica. En pocos años, ha conseguido reunir importantes fondos para becas y proyectos de investigación, acaba de colocar a su Science of Happiness en la portada de Time Magazine, y se está ganando el apoyo de gran parte de la comunidad de psicólogos que reconocen en esta nueva ciencia un aspecto olvidado de su identidad profesional.
El monje en el laboratorio. Las disciplinas espirituales de Oriente son quizás las más antiguas ciencias dedicadas a la búsqueda de la felicidad duradera. Hasta hace poco se las podía tachar de «papanatería mística», pero cuando el doctor Richard Davidson, psicólogo de la Universidad de Wisconsin, conectó unos electrodos al cerebro de un monje tibetano, comprobó un nivel de actividad eléctrica en el lóbulo prefrontal -asociado con la afectividad positiva- que no había visto nunca. Este descubrimiento demuestra que los métodos de experimentación y búsqueda interior del budismo, el yoga y disciplinas similares, aun lejos de las metodologías y objetividad de la ciencia experimental, tienen un valor que por primera vez puede medirse en el laboratorio.
La neurofisiología del placer es un terreno aun relativamente desconocido dentro del estudio del cerebro, pero la aplicación de tecnologías como la resonancia magnética o el electroencefalograma al estudio de las emociones positivas ya empiezan a dar sus primeros frutos. Científicos como Davidson han comenzado a diferenciar, por ejemplo, entre el sistema opiáceo -asociado a los placeres sensoriales- y otros procesos químicos como los que caracterizan la consecución de un objetivo concreto, en los que la dopamina parece desempeñar el papel fundamental.
El gen de la alegría. Una de las noticias más inquietantes que nos aporta la psicología positiva es que heredamos de nuestros padres aproximadamente un 50% de nuestra capacidad para ser felices.Un estudio de David Lykken de la Universidad de Minnesota, examinando las personalidades de 4.000 parejas de gemelos idénticos, ha demostrado que la genética es en buena parte responsable de características como una actitud positiva ante la vida, la capacidad para afrontar el estrés y un nivel bajo de ansiedad y depresión. Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que cualquier persona puede mejorar su capacidad para disfrutar de las emociones positivas y sentirse feliz.
El rol de la genética en nuestra vida emocional inevitablemente plantea la cuestión de por qué el ser humano desarrolló las emociones positivas, incluso más allá de los placeres animales: ¿Tiene sentido evolutivo la felicidad?
Robert Wright, autor de best-sellers sobre la evolución como The Moral Animal, cree que estamos programados para disfrutar de placeres transitorios que nos empujan a realizar las actividades básicas de la supervivencia y la reproducción, como comer, copular o socializar. También otras actividades relacionadas con la supervivencia de manera más indirecta -el trabajo bien hecho, pertenecer a un grupo, incluso ayudar a los demás- tienen su recompensa emocional.
Sin embargo, la felicidad duradera será siempre una quimera, excepto en el sentido de la serenidad que implicaría escapar la rueda de los placeres y los dolores mediante el desapego, la técnica que recomiendan el budismo y otras corrientes místicas.
¿El dinero da la felicidad? La ciencia ya tiene la respuesta a esta antigua pregunta: sí y no. El dinero efectivamente compra buenas dosis de felicidad si lo que nos falta es lo esencial para la vida: alimento, refugio, seguridad. Sin embargo, por encima de un cierto nivel de comodidad material (entorno a los 10.000 euros anuales), la riqueza deja de importar. En EEUU, por ejemplo, donde en los últimos 50 años el nivel de vida y todos los indicadores económicos no han dejado de crecer, la sensación subjetiva de felicidad de sus ciudadanos no ha cambiado en absoluto. De hecho, irónicamente, las patologías mentales se han disparado de manera alarmante durante el mismo período.
Ed Diener, pionero de los estudios que comparan la felicidad entre países, ha descubierto que además del nivel económico o el sistema político, los valores y creencias de una cultura son cruciales. Esto explica el asombroso dato de que los nigerianos estén más satisfechos con sus vidas que los japoneses o los españoles.En cualquier caso, es preciso resaltar que las diferencias entre países y personas son, en general, pequeñas. Aunque parezca mentira, la inmensa mayoría de la Humanidad declara encontrarse «bastante feliz», en torno al seis o siete en una escala del uno al 10.
Los ingredientes de una vida feliz. Martin Seligman, en su libro La auténtica felicidad (Ediciones B, 2003), distingue entre los factores que según los estudios influyen o no en nuestra satisfacción vital. En contra de muchos tópicos, parece que los factores externos como el dinero, el clima, los reveses de la vida, la educación o incluso la salud, no tengan mucho peso en el cómputo de la felicidad subjetiva.
La razón es que los seres humanos nos adaptamos a nuestras circunstancias, para bien o para mal, con una enorme rapidez, un hecho que sin duda ayudó a nuestra especie a sobrevivir a lo largo de los milenios en climas y ecosistemas muy distintos. Nos alegramos porque nos suben el sueldo, pero al poco tiempo nos parece lo «normal» y nos comparamos con el compañero que gana aún más.
Sufrimos el duelo de la muerte de un ser querido, pero tras el duelo, «la vida sigue». Incluso los ganadores de la lotería y las víctimas de accidentes traumáticos al cabo de algunos meses vuelven a su nivel anterior de felicidad.
El único factor externo que sí tiene un impacto significativo es la vida social de la persona, aunque no está claro si es la sociabilidad la que aumenta la alegría o si una actitud alegre atrae a más amigos. Por lo tanto, la manera más segura de potenciar nuestra afectividad positiva es trabajar sobre factores internos como el optimismo, la gratitud, la serenidad, el perdón, la capacidad para saborear el placer o para fluir en actividades creativas y el sentido que damos a la vida.
El poder curativo de la risa. En el Antiguo Testamento está escrito que «el corazón alegre es buena medicina» (Proverbios 17:22). Esta sabiduría de antaño está últimamente de actualidad gracias a numerosos estudios que demuestran que la risa, el optimismo y una actitud positiva realmente son saludables. La gente que se considera más feliz parece desarrollar un 50% más de anticuerpos en respuesta a la vacuna de la gripe. Las personas optimistas sufren la mitad de los problemas de corazón que las pesimistas.Y se ha comprobado en el laboratorio que la risa reduce el estrés y eleva la tolerancia al dolor, entre otros beneficios.
No es de extrañar, por lo tanto, que en los hospitales y fuera de ellos se multipliquen las sesiones de risoterapia, los grupos de payasos y la consulta de libros sobre este tema, como dos de reciente publicación en España: El humor y el bienestar en las intervenciones clínicas (Salameh y Fry, DDB, 2004) y El humor en la relación con el paciente (Begoña Carbelo, Masson, 2005).Los expertos advierten, sin embargo, que no debemos exagerar el poder terapéutico del «corazón alegre»: la risa y las emociones positivas ayudan a prevenir y afrontar las enfermedades, pero no a curarlas.

Forjando fortalezas de carácter por Arnoldo Arana Publicado: 13/07/2009
"El optimismo se adquiere" - Martin Seligman

Desde hace más de una década la psicología positiva viene enfatizando una forma de estudiar la naturaleza humana basada en las fortalezas, más que en las patologías y disfuncionalidades. Este enfoque centrado en las fortalezas constituye una revolución en la forma de abordar la personalidad y la conducta humana, y marca distancia con el enfoque de la psicología tradicional, orientada más en los problemas humanos y en cómo resolverlos, en manejar las debilidades, en curar lo que está disfuncional; con énfasis en lo patológico, olvidando el lado positivo del ser humano, dejando una cosmovisión sombría y pesimista de la naturaleza y comportamiento humano.
Este énfasis se recoge en el DSM (Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales), que compila las estrategias de evaluación de las patologías. Al respecto los autores Martín Seligman y Chris Peterson se preguntaron: “¿Por qué si existe una clasificación de los trastornos mentales, no lo hay de las fortalezas humanas?”. A tal efecto propusieron un esquema de clasificación de las virtudes y fortalezas para facilitar la creación de estrategias de evaluación. Una clasificación de este tipo tiene una importancia capital para conocer mejor las fortalezas y contribuir al diseño de herramientas conceptuales y prácticas que faciliten el utilizar mejor las potencialidades de las personas. Esta clasificación puede contribuir también a la construcción de un lenguaje y una terminología propia para las fortalezas, tan escasa y limitada, dado el énfasis en el uso de definiciones y términos que definen las debilidades humanas, a la hora de explicar el comportamiento humano.
La visión de la psicología positiva representa en cambio de paradigma en la forma de concebir al ser humano, su funcionamiento y sus posibilidades. Bajo esta nueva cosmovisión, el hombre - agobiado por trastornos, malestares, problemas y vacío existencial - es visto también en su lado positivo: con la potencialidad de construir fortalezas y virtudes, entendidas éstas como rasgos positivos de la personalidad. Este enfoque se centra más en el crecimiento, la salud, el bienestar, la resiliencia, la plenitud y la satisfacción.

¿Qué son las fortalezas según la psicología positiva?
Dice María L Martínez: “Las fortalezas constituyen el principio fundamental de la condición humana y una actividad congruente con ellas representa un importante camino hacia una vida psicológica óptima”.
Para Seligman y Perterson el concepto de “virtud o fortaleza” no está referido a lo que Marcus Buckingham denomina talento, vale decir, aquellas capacidades innatas (congénitas), y por tanto no enseñables e intransferibles, sino más bien a aquellas capacidades que pueden adquirirse a través de la voluntad, los cuales representan rasgos positivos de la personalidad.
Las virtudes, según los textos morales y filosóficos, son las características centrales del carácter. Se trata de valores universales. Las fortalezas son los aspectos psicológicos que definen las virtudes, aquellas formas identificables en las que se manifiesta una virtud. Los temas situacionales son los hábitos específicos que llevan a una persona a manifestar una fortaleza en una situación concreta.

Fortalezas y virtudes que favorecen el desarrollo humano
Dentro del contexto de la psicología positiva existe una clasificación presentada en el manual “Character Strengths and Virtues. A handbook and classification”, elaborado por Peterson y Seligman (2004). Esta clasificación que recoge el colosal trabajo de investigación sobre los valores, realizado por la Fundación Mayerson, y dirigido por Christopher Peterson y Martin Seligman, que abarcó la investigación de los valores más reconocidos de la humanidad por todas las culturas, recogida en los principales textos religiosos y filosóficos, que incluye la filosofía griega, la Biblia, el Talmud, el Corán, la filosofía oriental, entre otros, arrojó como resultado el descubrimiento de que en todas esas fuentes se valoran seis virtudes esenciales que conforman veinticuatro valores o “fortalezas del carácter”
Vale la pena resaltar también el esfuerzo realizado por Martin Seligman y Christopher Peterson quienes diseñaron un instrumento de medida de las fortalezas humanas, basándose en una clasificación de los recursos positivos del individuo. El Inventario de fortalezas (VIA) es un cuestionario de 240 ítems con 5 posibles respuestas cada uno, que mide el grado en que un individuo posee cada una de las 24 fortalezas y virtudes que han sido desarrolladas por el Values in Action Institute bajo la dirección de Martin Seligman y Christopher Peterson. Las 24 fortalezas que mide el VIA y a partir de las cuales se ha realizado el manual de clasificación Character Strengths and Virtues se agrupan en 6 categorías: sabiduría y conocimiento, coraje, humanidad, justicia, moderación (templanza) y trascendencia, las cuales detallo a continuación:

* Sabiduría y conocimiento: Fortalezas cognitivas que implican la adquisición y el uso del conocimiento.
* Coraje: Fortalezas emocionales que implican la consecución de metas ante situaciones de dificultad, externa o interna.
* Humanidad: Fortalezas interpersonales que implican cuidar y ofrecer amistad y cariño a los demás.
* Justicia: Fortalezas cívicas que conllevan una vida en comunidad saludable.
* Moderación (templanza): Fortalezas que nos protegen contra los excesos.
* Trascendencia: Fortalezas que forjan conexiones con la inmensidad del universo y proveen de significado la vida.

Estos seis grupos de virtudes, se encuentran a su vez divididas en las siguientes 24 fortalezas:

Sabiduría y conocimiento: 1.Curiosidad, interés por el mundo; 2.Amor por el conocimiento y el aprendizaje; 3.Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta; 4.Ingenio, originalidad, creatividad, inteligencia práctica; y 5.Perspectiva

Coraje: 6.Valentía; 7.Perseverancia y diligencia; 8.Integridad, honestidad, autenticidad; y 9.Vitalidad y pasión por las cosas.

Humanidad: 10.Amor, apego, capacidad de amar y ser amado; 11.Simpatía, amabilidad, generosidad; y 12.Inteligencia emocional, personal y social.

Justicia: 13.Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo; 14.Sentido de la justicia, equidad; 15. Liderazgo; 16.Capacidad de perdonar, misericordia; 17.Modestia, humildad; 18.Prudencia, discreción, cautela; y 19.Auto-control, auto-regulación.

Trascendencia: 20.Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro; 21.Gratitud; 22.Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro; 23.Sentido del humor; y 24.Espiritualidad, fe, sentido religioso.

Las fortalezas del carácter representan lo mejor del legado de la humanidad. Son la base para el crecimiento y la efectividad personal, el bienestar y el desarrollo de la potencionalidad de cada persona. Al ser desarrolladas actúan como barreras para la prevención de los trastornos metales, las disfuncionalidades y las miserias humanas.
Los invito a que entren a la página de psicología positiva Penn, donde pueden realizar un cuestionario para conocer cuáles son sus principales fortalezas. Copyright 2001-2009 por Meltom Technologies

Artículo: http://www.degerencia.com/articulo/forjando-fortalezas-de-caracter Autor: http://www.degerencia.com/aranaa fuente (degerencia.com)

Liderazgo Positivo (Be Your Best ©)

Importancia del sentido del humor en Medicina. Risa y salud. Risoterapia.

¿De que se ríe Ud. Doctor?
El sentido del humor es una capacidad única del ser humano valorada en todas las culturas. Las investigaciones sobre el h
umor han proporcionado apoyo empírico a los supuestos "beneficios" del mismo, aunque existen muchas incógnitas y falta comprobar experimentalmente la eficacia del sentido del humor.

¿Qué es el humor? Definición
El término "humor" tiene diversas acepciones en castellano, y los investigadores y teóricos que se dedican a los "estudios del humor" tampoco se han puesto de acuerdo sobre cómo definir los distintos conceptos y fenómenos de este campo.
Nosotros definimos el humor como cualquier estímulo que pueda provocar la reacción psico-fisiológica de la risa (juegos, bromas, chistes, viñetas, situaciones embarazosas, incongruencias, inocentadas, cosquillas...) y el sentido del humor como la capacidad de experimentar y/o estimular esta reacción. Dentro de la enorme variedad de estímulos de la risa, adoptaremos el término humor positivo para referirnos al tipo de humor que provoca una risa inofensiva, al menos en intención, diferenciable del humor negativo (agresivo, ofensivo, etc.). También puede hablarse de un sentido del humor positivo, que busca provocar la risa propia o ajena sin ofender o agredir a nadie, distinto de un sentido del humor negativo, que busca provocar la risa incluso a costa de los demás.

El estudio y la aplicación del humor
La risa y el humor son temas que han suscitado el interés de filósofos y científicos al menos desde los tiempos de la antigua Grecia. Actualmente, y especialmente a partir de los años 70, las investigaciones sobre el humor se desarrollan en distintas disciplinas entre las que se incluyen la Psicología, la Medicina, la Enfermería, la Fisiología, Biología, Sociología, antropología y Educación. La International Society for Humor Studies (ISHS) dispone de una publicación asociada: Humor: International Journal of Humor Research y organiza anualmente una Conferencia Internacional en relación al tema.
También está creciendo el número de personas y organizaciones dedicadas a la aplicación del humor en distintos ámbitos, como la American Association for Therapeutic Humor en el caso del humor terapéutico. En Europa y en España empiezan a proliferar algunas iniciativas relacionadas con el estudio y la aplicación del humor como Humor Aula, una reunión anual multidisciplinar promovida por la Fundación General de la Universidad de Alcalá.
En la actualidad no existe una teoría comúnmente aceptada para explicar de qué manera el humor provoca la risa, qué tipos de humor pueden diferenciarse, cómo describir las relaciones y diferencias entre estos tipos, o cómo medir el sentido del humor (Jáuregui, 1998).

Los efectos del humor sobre la salud
La idea de que la risa y el humor fomentan la salud no es nueva. En las últimas décadas algunos casos célebres de "curaciones" mediante el consumo y/o producción de material cómico, la proliferación de diversas terapias e intervenciones clínicas relacionadas con el humor y el estudio científico de estos fenómenos ha generado un considerable interés mediático y público en torno al tema. Existen algunos indicios del valor terapéutico que se atribuye al humor (reducción del estrés, elevada tolerancia al dolor, mejorada capacidad para afrontar la enfermedad, percepción subjetiva de mejor salud), pero aún es demasiado pronto para afirmar que la risa es "la mejor medicina". Todavía el campo experimental es joven y presenta deficiencias metodológicas, como escasa población de estudio, lo que obliga a ser cautos acerca de los hipotéticos beneficios (Martín, 2004). Es probable que el humor, y especialmente el humor positivo, tenga efectos beneficiosos para la salud, hay que demostrar con seguridad cuáles son, de qué manera actúan, en qué casos se producen, cuál es su peso, su extensión y sus límites.

El humor en la relación psicoterapéutica
Diversos psicólogos han recomendado el uso del humor en la consulta, argumentando que puede proporcionar importante ayuda en el desarrollo de la relación psicoterapéutica y el trabajo de crecimiento del paciente (Salameh y Fry, 2004). Según estos profesionales, el humor puede servir para establecer la relación terapéutica de manera adecuada, para orientar el diagnóstico, para facilitar la expresión de las emociones y el trabajo emocional, y para ayudar al paciente a observarse y distanciarse de sus problemas.
Diversos terapeutas han expresado serias dudas sobre la idea de emplear el humor en la consulta, e incluso la mayoría de quienes recomiendan esta práctica reconocen que puede tener alguna contraindicación si no se tiene en cuenta el momento, la receptividad y el tema escogido. En relación a estos peligros, los profesionales que recomiendan el humor en la terapia advierten que se refieren al "humor positivo", como lo hemos definido anteriormente: constructivo y no destructivo, integrador y no agresivo, orientado a la superación de los problemas y, sobre todo, adaptado al momento, al paciente y al estilo del terapeuta.

El sentido del humor en las profesiones de la salud
El humor positivo es relevante en la salud de los enfermos físicos y psíquicos, y también en la de los cuidadores –médicos, psicólogos, enfermeros, terapeutas, familiares— que deben atender a sus necesidades y fomentar su recuperación y bienestar. La atención sanitaria a menudo resulta altamente estresante, porque a las presiones, escasez de recursos y problemas asociados a cualquier trabajo se añaden situaciones emocionales límite, escenas altamente desagradables, responsabilidades extremas, peligros de muerte y otros elementos que fácilmente alteran el equilibrio mental del cuidador. Ell sentido del humor es capaz de infundir en el profesional la energía psíquica que su trabajo le exige, ayudarle a controlar y superar su impotencia, a manejar el estrés y el desánimo y a crear un entorno más saludable (Carbelo, 2005).

El papel de la risa en la ampliación y construcción del repertorio individual
Una conocida teoría en el campo de la Psicología Positiva (Fredrickson, 2000) propone que las emociones positivas pueden ampliar el repertorio de pensamientos y a
cciones del individuo y fomentar la construcción de recursos para el futuro. Esta teoría de "ampliación y construcción" (broaden and build) tiene interesantes aplicaciones en el caso de la risa.
En primer lugar, el humor positivo tiende a fomentar la construcción de los lazos interpersonales y grupales que todo individuo necesita para sobrevivir, desarrollarse y realizarse como persona y miembro de la sociedad. Pero, además, la risa (incluso en simios y otros mamíferos) estimula el juego, que supone la práctica de futuras competencias, y de esta manera permite ir creciendo y desarrollándose como individuo y miembro de la sociedad. Los niños, que aún lo tienen todo por aprender, juegan con su entorno, sus compañeros y sus cuidadores para ir aprendiendo a moverse, a percibir, a relacionarse, a comunicarse y a realizar todas las rutinas y actividades requeridas por su cultura.
Hay que destacar que en las últimas décadas, en el campo de la pedagogía, diversos autores han propuesto una mayor integración del humor y el juego en la práctica educativa, argumentando precisamente que esta metodología se adapta mejor a nuestra manera natural de aprender (Fernández Solís, 2002).

El Sentido del Humor como Fortaleza
La Psicología Positiva también se ha centrado en las fortalezas y virtudes humanas, rasgos de la personalidad duraderas y, concretamente, características positivas que aportan sensaciones placenteras y gratificación. Dentro de la clasificación de seis virtudes universales y 24 "rutas" para practicarlas desarrollada por Martin Seligman y Christopher Peterson (Ver Seligman, 2002), los autores incluyeron también el sentido del humor (refiriéndose, asumimos, a un sentido del humor positivo según nuestra definición).

Concluimos
Desde el punto de vista de la psicología positiva, el sentido del humor no se trata de un mero remedio para prevenir o ayudar a superar la enfermedad, sino una virtud que fomenta un mayor bienestar y disfrute de la vida, e incluso, como hemos visto, el crecimiento hacia una mayor humanidad y plenitud. En este sentido es relevante que diversas culturas (por ejemplo las tradiciones budistas e hinduistas) consideran que un sentido del humor positivo es tanto el resultado como la causa de un elevado nivel de sabiduría o madurez emocional.

Referencias Bibliográficas
Carbelo, B. (2005). El humor en la relación con el paciente. Una guía para profesionales de las salud. Barcelona. Editorial Masson.
Fernandez Solís, J.D. Pedagogía del Humor, en Idígoras, A. R., El Valor Terapéutico del Humor, Desclee de Brouwer, 2002.
Fredrickson, B. L. (2000). Cultivating Positive Emotions to Optimize Health and Wellbeing. Prevention & Treatment, Volume 3, 2000.
Jáuregui, E. (1998). Situating Laughter: Amusement, Laughter and Humor in Everyday Life. Tesis Doctoral. Instituto Universitario Europeo.
Martin, R.A. (2004) “Sense of Humor and Physical Health”. Special Double Issue on Humor and Health. Humor: International Journal of Humor Research, 17, 1-2.
Salameh, W. y Fry, W. (2004). El humor y el bienestar en las intervenciones clínicas. Bilbao: Desclee de Brouwer.
Seligman, M.E.P. (2002). La auténtica felicidad. Barcelona: Ediciones B.

(Buen) humor y pediatría. Dr. Sergio Zúñiga R.
Una reflexión sobre la relación médico-paciente:,el sentido del humor y el contacto con pequeños pacientes y sus familiares.


Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
Pablo Neruda "Los versos del capitán"


Para aquellos cuyo cotidiano objetivo de trabajo son los niños enfermos y más aún, tienen responsabilidades en la formación de futuros médicos y especialistas en pediatría, me parece de trascendental importancia el considerar un asunto que sin lugar a dudas ayudaría a mejorar la tan manoseada y -hoy en día- cada vez más deteriorada relación médico-paciente: nuestro sentido del humor o más bien, nuestro (buen) humor en el contacto con nuestros pequeños pacientes y sus familiares.
¿Qué entendemos por humor o en este caso "buen humor"?
Es algo más fácil de comprender que de definir. Desde que Hipócrates "inventó oficialmente" la teoría de los humores hasta nuestros días, pocos términos han sido tan propicios al caos, tan laboriosamente malentendidos. Incluso autores famosos como G. K. Chesterton, quisieron soslayarlo alegando que intentar definir el humor demostraba una "falta de humor".
Equívocos pertinaces mantienen la confusión. Uno es confundir humor o "buen humor" con humorismo y la práctica tan común de conectarlo con la risa causada por el chiste fácil o el ridículo de otra persona. El otro, el suponer que el humorismo es sólo algo así como un género literario o teatral.
El humor es una condición del espíritu que sólo atañe a la especie humana y por ende, de la que carecen los animales. No hay nada cómico fuera de lo puramente humano y no es que el hombre sea "el único ser que sabe reírse sino el único que hace reír" (Henri Bergson en "La Risa"). Existen animales cómicos pero es porque remedan algún gesto humano. En ese caso el animal sirve como caricatura del hombre. Para el filósofo francés, el efecto cómico se logra por la exageración, la sorpresa, la repetición, la rigidez. Nos hace reír lo ingenioso y lo absurdo, siempre refiriéndonos a situaciones humanas.
Los ingredientes del humor florecen en plenitud cuando una persona ha conquistado o se halla próxima a conquistar una relación pacífica consigo misma. Martín Grotjahn refiere que el humor y la sonrisa se perfeccionan e integran en los estadios finales del desarrollo humano, cuando se ha acumulado humanidad e indulgencia con lo que somos y con todo lo que nos rodea.
Así entonces, el humor es cosa muy seria. Tan seria, que su relación con la salud es estrechísima. Todos sabemos que el "estar de mal humor" no es bueno para la salud, y que el "buen humor" es sinónimo de vivir sanamente las circunstancias de la vida, incluso las más adversas. En la sabiduría popular china, un adagio dice, "para estar sano, hay que reírse al menos treinta veces al día".
La sonrisa, la risa, están presentes en el rostro humano aproximadamente desde los cuatro meses de vida. A medida que la edad aumenta y las habilidades humanas se perfeccionan, la capacidad de reír va disminuyendo. Parece irónico, pero mientras un niño de seis años ríe unas 400 veces al día, el adulto más divertido lo hace sólo unas cien veces. La mayor parte de las personas apenas ríe unas 15 veces por día.
Hace algo más de un año, la Dra. Colomba Norero, en esta misma tribuna, en un editorial sope "Humanismo y Medicina", hacía notar, que en el siglo XXI, "la medicina contemporánea ha presumido de ser una medicina científica, lo que en nuestra cultura occidental ha significado reverenciar lo objetivo, lo técnico, y a menospreciar lo subjetivo, privilegiándose de esa manera las soluciones pillantes desde el punto de vista de la ciencia, y olvidándose de la humanidad que debe rodear los actos médicos". Y en otro párrafo agregaba "es una difícil tarea, en un mundo tan técnico, tan materializado, el dar una proyección humanista a la enseñanza de la medicina chilena". En una modesta opinión, creo que una actitud concreta en esta tarea de humanizar la enseñanza puede ser, el estimular en nuestros educandos actitudes tan sencillas como el "buen humor", el trato deferente y alegre hacia nuestros pequeños pacientes. La mayoría de estas actitudes se adquieren por imitación de los docentes y por lo demás, ayudan a mejorar la comunicación.
Sin duda, muchos recuerdan sus primeras citas con el doctor. Recordamos la actitud del facultativo y su modo cordial, afectuoso, alegre, afable. La manera como se relacionó con nosotros y con nuestros padres ha dejado una marca indeleble aunque haya sido a una temprana edad o haya ya pasado mucho tiempo. La situación contraria obviamente nos ha dejado un recuerdo traumático y también inolvidable.
Ahora bien, la pediatría tiene, en fortuna, características que hacen su práctica comparativamente "ventajosa" en relación a otras especialidades de la medicina. Gabriel García Márquez en su novela, "El amor en tiempos del cólera", muy bien lo expresa a través de la reflexión de uno de los protagonistas: "su maestro de clínica infantil de La Salpetriere le había aconsejado la pediatría como la especialidad más honesta, porque los niños sólo se enferman cuando en realidad están enfermos, y no pueden comunicarse con el médico con palabras convencionales sino con síntomas concretos de enfermedades reales. Los adultos, en cambio, a partir de cierta edad, o bien tenían los síntomas sin las enfermedades, o algo peor: enfermedades graves con síntomas de otras inofensivas". Esto implica que el quehacer clínico pediátrico, se realiza "en directo", buscando lisa y llanamente, el signo o el síntoma, sin tanta suspicacia, como ocurre en la entrevista con los adultos. En nuestra experiencia personal, esto pareciera ser más sencillo de realizar con amabilidad, con alegría, con "buen humor".
Claro que con los niños tampoco esto es difícil. Los pequeños son productores "naturales" de humor, ya que no tienen "maldad" y todo en ellos es fresco, vivo y espontáneo en contraposición a los adultos de convicciones a veces tan retorcidas y rancias. La niñez es esencialmente adaptable y alegre. Situaciones dolorosas, complicadas, y aburridas son convertidas por los pequeños en placenteras y llenas de sonrisas. De mi época de residente de cirugía, tengo el recuerdo de Manuel, niño muy pobre, de unos diez años que había sufrido una lesión pélvica grave que le causó una estenosis de la vía urinaria baja, al ser atropellado en la carretera adyacente al hospital. Luego de meses de prolongada internación y de múltiples intervenciones quirúrgicas, el pequeño superó felizmente su dificultad y estuvo en condiciones de retornar a su hogar. En ese momento ocurrió el problema ya que Manuel no quiso abandonar el hospital. Hasta ese instante, en su corta existencia, sólo en muy escasas oportunidades había tenido cama con sábanas, exclusivamente para él y alimentos a sus horas. La satisfacción de esas "pequeñas" necesidades básicas le ocasionaba regocijo y alegría que obviamente no quería perder.
El pintor Pablo Picasso acudió en una oportunidad a una escuela infantil para visitar una exposición de dibujos. Al salir, comentó ¡Cómo me gustaría saber pintar como estos niños! Es claro que el maestro cubista echaba de menos la osadía y alegría de las pinturas infantiles que acababa de admirar, virtudes, que notaba que iba perdiendo con el paso del tiempo.
Ahora, ¿cómo ser más eficaces en transferir esta actitud de humor, de "buen humor" a los jóvenes?. Tal vez la cosa, antes de continuar "teorizando", comience por revisar nuestra propia actitud, nuestra conducta, nuestro modo de ser con los demás. Quizás sea necesario "hacernos verdadera y sinceramente" cada vez más como niños, tal como nos dice el evangelio, aunque los niños de hoy se vayan "haciendo" adultos cada vez más precozmente por culpa nuestra y por el mundo que les estamos dejando: una sociedad cargada de violencia y realidades agobiantes, por la competencia, la vulgaridad, el materialismo, la "comercialización" a ultranza expresada incluso, en los juegos infantiles, en "videojuegos" y entonces, antes de que sea muy tarde, nuestro rol vaya realmente en un sentido de "humanizar la vida", "humanizar nuestra vida" antes de humanizar la enseñanza de la medicina o de la pediatría.
"Las cosas por sabidas se callan y por calladas se olvidan".
Dr. Sergio Zúñiga R. Jefe Sección Cirugía Pediátrica. Facultad Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile. Sociedad Chilena de Pediatría

Bibliografía
1.- Bergson H: La risa. Madrid: Espasa Calpe, 1973.
2.- Grotjahn M: Beyond Laughter. New Cork: McGraw-Hill, 1957.
3.- Norero C: Humanismo y Medicina (Editorial). Rev Chil Pediatr 2003; 74: 253-5.
4.- García Márquez G: El amor en tiempos del cólera. Buenos Aires Ed. Sudamericana, 1985.

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Turismo solidario con conciencia. ONG. Campos de trabajo. Proyectos de desarrollo

Viajes solidarios, las vacaciones con conciencia @Jacobo Corujeira - 17/03/2009 foto Una turista solidaria pasea por el campo en Guatemala.
Mire al calendario: eso es, en dos fines de semana cambia la hora; el plomizo cielo invernal ha dejado al resplandor del inmenso azul y poco a poco nos vamos haciendo a la idea de que el buen tiempo ya está a la vuelta de la esquina. Toca ir pensando en un merecido descanso, ya sea durante los días de Semana Santa o a lo grande durante las vacaciones de verano, pero quizás la experiencia sea aún más redonda si dedicamos nuestro tiempo a ayudar a los demás. El turismo responsable y los viajes solidarios cuentan cada vez con más partidarios: “Viajando de esta manera se aprende, se enseña y, lo más importante, se comparte”, explica Ana Eseverri, directora de la Asociación para la Integración y Progreso de las Culturas Pandora, una organización sin ánimo de lucro que trabaja por el progreso de las culturas y también organiza este tipo de vacaciones.
Muchos son los turistas del hemisferio occidental que viajan a países en vías de desarrollo, aunque la mayoría pasa sus vacaciones pegado a un guía turístico o directamente sin salir del hotel y son pocos los que se interesan por todo lo que ocurre más allá de la barra de la piscina. El turismo responsable pretende ir más allá, permitiendo descubrir un país de la mano de las comunidades locales, visitando además lugares de interés cultural o natural. El alojamiento se lleva a cabo en las propias casas de los habitantes de la zona, los viajes siempre tienen que ver con alguna necesidad que exista en el país y la estancia gira en torno a ese tema en todo momento.
Es cierto: resulta imposible solucionar los problemas del mundo en siete o quince días, aunque también es verdad que un grano no hace granero... pero ayuda a su compañero. Los viajes solidarios pretenden esto mismo: incluir al viajero en microproyectos desarrollados por ONG locales dejándole tiempo (los fines de semana, por ejemplo) para realizar visitas turísticas.
De todas las edades
“Con que tan sólo una cuarta parte de los millones de viajeros que recorren permanente el planeta lo hiciera a través de este tipo de programas se podría acabar con la pobreza del mundo”, descubre Eseverri. Ese porcentaje está aún muy lejos, aunque cada día más viajeros se apuntan a este tipo de iniciativas. ¿Quiénes? Personas de entre 27 y 50 años con nivel cultural medio-alto, deseosas de aprender de gente diferente y con un grado destacable de conciencia social.
Una vez elegido el viaje comienza un periodo de formación en que se realizan cursos específicos para ayudar al viajero a prepararse. No hay que preocuparse por no tener formación en un área concreta: tras remitir un documento de inscripción, una carta de motivación y un currículo a los visitantes se les asigna una serie de competencias para desarrollar durante el viaje.

Viajes Solidarios - Microproyectos de cooperación al desarrollo

La Asociación para la Integración y Progreso de las Culturas PANDORA, fue fundada en el año 2002 por personas con experiencia en el campo de la formación, de la intervención social y de los intercambios internacionales.
El programa de Viajes Solidarios combina la puesta en marcha y desarrollo de microproyectos de cooperación en el terreno con con actividades de turismo responsable, que permiten conocer la realidad y el entorno mediante una vivencia e interacción directa con sus habitantes locales. Los programas forman parte de una dinámica de trabajo muy amplia que comienza antes del viaje con labores de recolección de materiales, formación e información, acompañamiento del grupo que viaja asegurando las capacidades y recursos necesarios para ponerlo en práctica y continúa después del viaje, sistematizando todos los aprendizajes y desarrollando los compromisos adquiridos.

Viajes Solidarios - Microproyectos de cooperación al desarrollo ¿Que dicen los medios?

El turismo sostenible es un enriquecimiento mutuo entre las personas que acojen los turistas y los propios turistas.
¿Por qué?
Porque el turismo no debe provocar únicamente un
impacto negativo sobre la población local (mendicidad, polución, turismo sexual, etc.) sino tiene que ser una herramienta de desarrollo (apertura sobre otras culturas, mejora del nivel de vida, nuevos aprendizajes…). El turismo sostenible prioriza la preservación de los recursos naturales, culturales y sociales del lugar de acogida de los turistas.
¿Cómo?
Ofreciendo la posibilidad a los turistas de alojarse en el Hotel Solidario Bel Avenir e inte
grarse, el tiempo de unas vacaciones, a las actividades educativas y de ocio de los niños y niñas del centro Educativo y Medioambiental situado a unos pasos del hotel.
¿Qué proponemos?

La ONG Bel Avenir y la Fundación Agua de Coco están basadas en un espíritu de convivialidad. El intercambio, la solidaridad, son nuestros valores más fuertes. Con una gran experiencia en la acogida e integración de turistas volun
tarios desde 2003 en nuestras actividades, queremos ofrecer esta experiencia a un nuevo público.
Estamos creando actualmente un Hotel Solidario en Mangily, situado a unos 30 kilómetros al norte de Tuléar. Esta estructura sumergida en la vegetación del sur de Madagascar, ofrecerá un nivel de comodidad irreprochable y podrá responder a las más altas exigencias.

Esta es la oportunidad de descubrir Madagascar de una forma diferente y participar en su desarrollo. Los ingresos generados por las estancias de los turistas solidarios de la ONG nos permiten auto-financiar aun más nuestros proyectos de desarrollo con el objetivo de durabilidad. Otro objetivo indisociable: integrar una formación profesional hotelera en el Hotel Solidario y consecuentemente crear empleos locales.

'Turismo solidario' en el barrio de chabolas más grande de Asia en Mumbay

Por LEONARDO FACCIO (SOITU.ES)Actualizado 20-02-2009 12:31 CET

BOMBAY (LA INDIA).- No hay muertos. Ni hay heridos a la vista. Pero el city tour hacia el corazón de Mumbay-Bombay, comienza a bordo de una ambulancia. Entre frasquitos de medicamentos, nos bamboleamos esquivando motos, vacas, bicicletas, siempre atentos a lo que dice nuestro guía, que es un médico. El doctor Vinayak Sonawane, egresado de la Universidad de Mumbay, nos conduce a un destino que, por célebre, no deja de ser triste: le dicen 'el Harlem de India'. Y es famoso porque aquí se filmó parte de Slumdog Millionaire, la película de Danny Boyle recién estrenada y candidata a diez Oscars.

Pero el barrio de Mumbay al que viajamos se llama Dharavi. Y es, según las estadísticas, el barrio de chabolas más grande de Asia: un mar de casitas de chapa convertido en atracción turística. Un laberinto de calles angostas y embarradas, donde el doctor Vinayak trabaja como médico para una ONG, y a cambio de una colaboración, 'a voluntad', usa la misma ambulancia donde lleva medicinas para transportar turistas curiosos.

Esta vez, los invitados del doctor Vianayak son dos chicos que vienen de Madrid: Luis, de 19 años, y su amigo Carlos, de 20. Adentro de la ambulancia veo que sus caras, de piel muy blanca, están arrebatadas por el sol. Dicen que llevan dos meses viajando por India. Y cuentan que hicieron rafting en los afluentes del Ganges y que lo pasaron fantástico comiendo en terrazas con vistas al Taj Mahal. A Dharavi llegaron gracias a una amiga alemana, quien les dijo que el barrio de chabolas era 'impresionante': más de un millón de personas viven aquí en condiciones infrahumanas. El doctor Vinayak dice que la mayoría de los turistas llegan gracias a las guías de viaje, y nos recuerda que Dharavi aparece como 'punto de interés' en la famosa guía Lonely Planet.

¿Turismo solidario o morbo occidental?

El fenómeno no es nuevo. La pobreza extrema hace décadas que no está a simple vista en los países más avanzados de Europa, y por eso las nuevas generaciones de europeos pagan para verla de cerca. En Río de Janeiro existen tours para conocer las favelas. Y en Buenos Aires, cualquiera que pague 50 dólares puede acceder a una excursión por la superpoblada 'Villa 20', en el barrio de Lugano. En la India existe un gran circuito de lo que algunos llaman 'turismo solidario' y otros 'morbo occidental'. Pero cuando ya estamos por llegar al barrio de chabolas más grande de Asia, Luis dice que no todo el 'circuito solidario' de India es recomendable.

"Nosotros estuvimos diez días en el Centro de las Misioneras de la Caridad Madre Teresa" —en Calcuta—, "bañábamos a los enfermos terminales" —explica Luis, y aclara: "Queríamos ayudar a la gente. Pero ahí uno no se siente útil. Hay peña que se apunta como voluntaria sólo para conocer a otros voluntarios y conseguir compañero de viaje. Hay demasiados turistas". Así, la red de 'turismo solidario' no sólo se extiende por todo el mundo, sino que tiene su propio ranking de calidad y espectacularidad. Quien viaje a México, por ejemplo, debe saber que el conglomerado de barrios pobres de Neza-Chalco-Iztapalapa, es el 'asentamiento irregular' más grande del mundo: cuatro millones de personas enfrentan ahí a las penurias propias de la pobreza. Mientras que entre los que vuelan a Asia, ya corre la voz de que el municipio de Orangi, en Karachi, ha superado en cantidad de habitantes y miseria al municipio de Dharavi, que ahora vamos a visitar.

Trekking de vertedero

Mumbay siempre estuvo cubierta por un halo entre místico y glamoroso. Con 20 millones de habitantes, es la ciudad más progresista de la India, la que encarna las esperanzas de que el país sea un rival económico de China, y la que concentra la mayor industria cinematográfica del mundo: más de novecientas películas cada año se filman en esta fábrica de sueños, que por parodiar a sus 'primos' de Estados Unidos llaman Bollywood. El barrio Dharavi, al que estamos por llegar, es la cara triste del mundo del espectáculo.

Dharavi está sobre una lengua de tierra ganada al mar y mide dos kilómetros cuadrados. Ahí vive casi un millón y medio de personas. Más que un barrio, es una ciudad dentro de otra ciudad. Y acá el calor es espeso, hay mucha agua estancada y en cuanto bajamos de la ambulancia sentimos que el suelo es blando. Parece esponja con barro. Pero no es tierra. El doctor Vinayak nos anuncia que "pisamos basura". Porque gran parte de Dharavi creció sobre el basurero de la ciudad, que aquí llaman Deodenar Dumping Ground. Justo ahí, aparcamos.

El trekking entre chabolas comienza en silencio. Luis y Carlos observan a un chico descalzo que junta agua de un charco. "La mayoría de esta gente son hombres que vinieron solos del interior de India a probar suerte a la gran ciudad —dice el doctor Vinayak, y como quien se acuerda de algo importante, avisa que nos pongamos repelente de mosquitos, por la malaria—. La gente de aquí es inmune. El mayor problema que tenemos es el sida".

Testigos del colapso

El paisaje es desolador en Dharavi. Muchos reciclan basura y de eso viven. Los que tienen más suerte trabajan bajo una hilera de tubos fluorescentes confeccionando tapices. Los artesanos engarzan a mano miles de cuentas brillantes que dibujan aves, elefantes, tigres. Gran parte de este escenario apocalíptico sin salida es el que quiere transmitir Danny Boyle en su película 'Slumdog Millionaire'. El doctor Vinayak dice que, por su buena calidad, los tapices de Dharavi se exportan a todo el mundo y que en cualquier mercado local cuestan 20 euros o más. "Esta artesanía llegó a producir ganancias de hasta 650 millones de dólares anuales", nos cuenta. Y lo dice con orgullo, en parte porque la ONG Niramaya, que él representa, consigue trabajo a la gente. Aunque después comenta que los artesanos cobran menos de un euro por jornadas de trabajo de hasta 16 horas diarias.

Antes de volver a Madrid, el próximo destino de Luis y Carlos son las paradisíacas playas de Goa —400 kilómetros al sur de Mumbay—. Pero ahora, mientras estamos con los pies embarrados en el barrio chabolas más grande de Asia, el doctor Vinayak espera que Luis y Carlos hagan un aporte para su ONG, "a voluntad". De fondo, sobre los techos de chapa de Dharavi, asoman los altos edificios de Mumbay. Estamos a pocos minutos de la parte rica de la ciudad, la que más películas produce en el mundo, en las que la pobreza de Dharavi nunca aparece.

Carlos le entrega, por fin, 1.000 rupias al doctor Vinayak: unos 15 euros. Lo mismo que en España cuesta una pizza con cerveza, en Dharavi representa el sueldo de una quincena. Todo desplazamiento en el espacio —dice Levi Strauss— es un desplazamiento en la escala social. Luis y Carlos eran ricos con su presupuesto de universitarios. Pero hay otra forma de verlo: en un momento único en la historia, en que más de la mitad de la humanidad vive en ciudades, Dharavi representa no sólo el futuro más amargo de las pujantes ciudades indias, sino el colapso del espacio urbano mundial. Y nosotros estábamos ahí, y habíamos pagado para verlo de cerca.

viajesresponsables.com ¿Por qué un turismo más responsable?
El turismo se ha convertido en los últimos años en el principal motor de la actividad económica. Además, es visto por numerosos países en desarrollo (ricos en recursos naturales) como una forma de subirse al tren del progreso. Es cierto, el turismo puede convertirse en una pequeña tabla de salvación para determinadas comunidades que se encuentran con dificultades para competir en otros ámbito, pero siempre que el modelo que se aplique sea un modelo de turismo responsable que beneficie a todos los implicados y no sólo a unos cuantos.
Un turismo más responsable implica un viajero consciente de su actuación, que quiere disfrutar plenamente su viaje, pero sin dejar una huella negativa a su paso por los mundos que visita. Sin embargo, también implica la necesidad de que las administraciones públicas y empresas de los destinos adopten también unas prácticas que minimicen los impactos negativos del turismo y maximicen los positivos.
A partir de ahí podemos hablar de viajes más responsables y de turistas que se convierten en viajeros para disfrutar plenamente su experiencia al tiempo que benefician las comunidades que visitan, ya sea realizando actividades de sol y playa, ecoturismo, turismo cultural o cualquier otra modalidad vacacional.

turismo solidario y sostenible
asociación tierra, agua y sol


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