Las celebraciones navideñas conllevan muchos momentos propicios para que se incrementen las discrepancias con la familia de tu pareja. Sigue estas pistas para evitar roces y conquistar sus corazones.
1. Estar dispuesta a esforzarte. La primera regla de la feliz convivencia interfamiliar es respetar sus costumbres, educación y estilo de vida. Este esfuerzo puede acabar con tu paciencia, pero es que en el lote están incluidos los parientes... y más en estas fechas. Recuerda lo que dijo San Agustín: “La recompensa de la paciencia es la paciencia”.
2. Establece acuerdos. Negocia con tu pareja buscando soluciones que os reconforten a los dos. Como en los acuerdos de negocios, cuanto más claros, más posibilidades hay de conseguir lo que uno quiere. Eso sí: una vez que se acepta el pacto, nada de malas caras ni de reproches.
3. Actúa de manera inteligente. Concentra tus energías en llevarte bien con tus parientes políticos. Busca las cosas que os unen y huye de los enfrentamientos. “Evitar el conflicto quizá a la larga no es la opción más acertada, pero sí la más tranquila”, asegura el terapeuta familiar Terrence Real.
4. Predica con el ejemplo. Trátalos con la cordialidad y el respeto que tú esperas que tu pareja tenga con tus parientes. Evita toda comparación de tu familia con la suya. Si hacemos caso a Freud, el amor que siente el hijo hacia su madre es para él, el prototipo del amor.
5. Controla el resentimiento... y el alcohol. Los agravios pasados no superados pueden reaparecer en los momentos difíciles. Además, con la ingesta de alcohol, tan frecuente en estas fechas, solemos desinhibirnos y hablar más de la cuenta.
6. Los trapos sucios se lavan en casa. Los conflictos con tu pareja no se cuentan a los que son de su sangre. Si te molesta la actitud que tienen contigo o si surge algún problema, háblalo después con él a solas, pero no transmitas ninguna crítica delante de ellos.
7. Sonríe, sonríe y sonríe. ¿Te sientes obligada a simpatizar con alguien que no te cae bien? Valora el coste de la resistencia y de la insatisfacción. No consiste en eludir tus sentimientos sino en saber administrar tus deseos para no acumular rabia. Corta todo momento de peligro antes de que se vuelva en tu contra.
8. Aprende a decir no. Pon límites a los familiares: a los tuyos y los suyos, sin enfadaros y sin sentiros culpables. Es bueno hacer cosas por tu pareja, pero tienes derecho a decir no en alguna ocasión. No obstante, usa un lenguaje sosegado y tranquilo a la hora de expresarlo.
9. Siéntete segura. Los manipuladores y agresores familiares se centrarán en tu baja autoestima e inseguridad para enfrentarse a ti, por lo tanto, fomenta la autovaloración personal. “Mantener una buena relación con los demás exige mantener una buena relación contigo mismo”, sostiene Terrence Real.
10. Busca en tu pareja un aliado. Las cosas pueden cambiar desde el respetuoso contexto de la conexión afectiva. Ambas partes podéis allanar los desacuerdos, sin eliminar las diferencias, pero sabiéndolas gestionar de forma inteligente y como adultos.
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