miércoles, enero 07, 2009

El poder curativo de la risa. Risoterapia

Reír para vivir: la risoterapia, un nuevo método de curación. La risa alivia el dolor, hace desaparecer la amargura y al mismo tiempo rejuvenece. Aplicar esta técnica no sólo mejora la salud corporal sino también la mental. Los últimos estudios sobre este tema han demostrado que el humor juega un papel importante en el cuidado de la salud aun cuando los pacientes padecen una enfermedad terminal. En la reunión del Congreso Real de Enfermería, la risa como terapia ha sido un serio objeto de debate. Doris Ramos 25/08/2008
En los hospitales, algunas personas piensan que el humor es algo trivial y no profesional; sin embargo eso ya no es así. Desde hace algún tiempo, diversos profesionales de la salud practican la técnica de la risoterapia porque establece una conexión más viable con el paciente, a pesar de que pueda estar sufriendo una enfermedad mortal.
Investigadores canadienses, junto a personal médico, observaron a pacientes con enfermedades terminales y graves en centros de cuidados intensivos y paliativos. El trabajo consistió en una serie de entrevistas tanto a los pacientes como a sus familiares. Después de casi 300 horas de estudio, concluyeron que el humor jugaba un papel importante para fomentar las relaciones interpersonales en el trabajo sanitario.
Este estudio ayudó a demostrar que tener sentido del humor reduce las tensiones cuando las cosas no van bien, alivia las situaciones embarazosas y humaniza el servicio sanitario que muchas veces se vuelve rutinario, además de favorecer las relaciones entre los profesionales.
Sin embargo, los investigadores también encontraron que el humor podría crear distancias y problemas de comunicación. Una enfermera comentaba que si ella bromeaba con el paciente, después le sería difícil descubrir por qué el enfermo estaba disgustado.
A pesar de esa disyuntiva, el personal se sintió satisfecho porque se dio cuenta de que los pacientes sonreían. "Eso te hace sentir que has hecho algo, no médicamente pero quizás emocionalmente sí", dijo otra enfermera.
Por otro lado, en el debate sobre 'El humor en el cuidado sanitario y enfermería' celebrado en el Congreso Real de Enfermería 2008, se manifestó que el humor tenía efectos positivos en los individuos. No obstante, el congreso también discutió sobre algunos malos entendidos como resultado de un inapropiado humor.
"El humor no consiste en decir una broma sino en saber contextualizarlo de manera que pueda aliviar la circunstancia del dolor", decía un informe académico que sirvió como antecedente a este debate. Y "esa responsabilidad la tienen las enfermeras que deben interactuar de forma apropiada con el paciente y ayudar así su bienestar", puntualizaron.
En ese mismo sentido, los estudiosos canadienses agregaron que el humor era muy importante en estos centros de salud, ya que debido a la gravedad de los casos, suelen ser bastante estresantes.
Por esa misma razón, se crea en España, la Asociación Mundial de la Risa, una organización presidida por María Cruz García Rodera, una experta de la risa, que viene estudiando este tema desde hace 20 años. Esta asociación, fundada en Barcelona en 2003, cuenta con cinco miembros en su Junta Directiva y tres médicos que trabajan en el Comité Científico de Investigación: Ramón Mora, Jordi Boch y Jorge Rodríguez. Asimismo, cuenta también con la colaboración de 600 personas que intentan promover la aplicación de la risoterapia debido a sus numerosos efectos paliativos psíquicos y físicos.
"Hoy en día nos reímos muy poco y tenemos tendencia a las risas cerradas, es decir las risas falsas y huecas, que no generan movimiento muscular. Todo lo contrario sucede con la risa abierta, ya que es más sincera y sí genera movimiento facial y corporal, además de una mejor respiración. El resultado es que se obtiene una risa más saludable", señala García.
Gracias a uno de los talleres de la risa, Martha Aymerich pudo superar una etapa difícil en su vida. A raíz de su separación marital, sufrió casi año y medio de tristeza y apatía, además de tener trastornos digestivos a diario. Su médico le había diagnosticado depresión y crisis de madurez de los 40 años. No obstante, después de tres meses de terapia de risa, cambió su forma de pensar y su estilo de vida. "Dejé de llorar y ya no caminaba encorvada. Empecé a arreglarme y a vivir un poco más de la magia de las cosas", dice con satisfacción. "Ahora soy una persona completamente diferente", puntualiza Martha, dueña de un restaurante en la capital catalana.
Cuando la persona se ríe, libera una sustancia llamada endorfina que produce una sensación de bienestar, "es la llamada hormona de la felicidad", manifiesta García. Es por eso que es muy beneficiosa para superar enfermedades y circunstancias psicológicas difíciles.
En la actualidad, no sólo las empresas desean adquirir lo servicios de un terapeuta de la risa para favorecer la integración en el trabajo, sino, y con más razón, los centros de salud, geriátricos y escuelas demandan también esta técnica en busca de nuevas formas de curación y aprendizaje, y qué mejor que hacerlo de una forma divertida como la risa.

Los beneficios de aprender a reír MARTA GOMEZ-RODULFO
Un minuto de risa equivale a 45 de relajación, tres minutos a 10 de ejercicio aeróbico y con una buena y sonora carcajada movilizamos los más de 400 músculos que tenemos en todo nuestro cuerpo. ¿Ventajas? Todas, el deporte de la risa además de gratuito y apto para todos los públicos, no tiene ningún efecto negativo y sí muchos extremadamente positivos: Rejuvenece, elimina el estrés, la ansiedad, la depresión, el colesterol, adelgaza, cura el insomnio, previene cualquier enfermedad y nos hace estar alegres y creativos. En definitiva, nos ayuda a ser personas más felices.
María Cruz García Rodera, fundadora de la Escuela de Dinámica y Terapia de la risa, lleva 20 años viajando por el mundo y enseñando a todo tipo de profesionales a reír. Es una convencida del poder que tiene sobre nosotros: «Se desconoce hasta qué punto importa y es una pena que algo tan sencillo y efectivo como la risa no se practique más a menudo», apunta.
Sólo utilizamos el 15% de nuestra capacidad: un 10% proviene de esa risa nerviosa, histérica que utilizamos cuando no sabemos qué decir o qué hacer en un momento determinado, y sólo el 5% de la que empleamos es sana, de esa que beneficia a nuestro cuerpo, a nuestra mente.
Ejecutivos a por la carcajada. El sector empresarial es cliente fijo de las sesiones de esta experta que utilizan estos cursos para premiar o incentivar al personal. Paradores y balnearios son el escenario frecuente de grupos de hasta 150 ejecutivos que olvidan por dos días el traje y la corbata y se divierten en unas jornadas distendidas cuyos resultados van mucho más allá de unas simples risas. «Una empresa afectiva es una empresa efectiva.Con nuestras terapias logramos que esto se cumpla. La gente se une mucho y esto repercute positivamente en el negocio». Uno de los ejercicios que habitualmente realizan y que recomienda a cualquier compañía es el de intercambiar roles entre los empleados por unas horas. El directivo pasa a ser encargado de la limpieza, el tímido se convierte en el jefe, y así sucesivamente. Este creativo método ayuda a que vean los puntos fuertes y los más débiles de la empresa.
Talleres variados. No sólo las multinacionales demandan este tipo de cursos. Psicólogos y médicos con ganas de aprender nuevas técnicas, curiosos que buscan experiencias nuevas o deseosos de conocer gente, otros que pasan por una mala época y buscan alternativas distintas para curarse... Hay espacio para todos.Los precios oscilan entre los 25 y los 45 euros y su duración no sobrepasa las cinco horas.
Los grupos, aunque depende de cada taller, no suelen superar las 30 personas. Nada más comenzar y durante media hora se imparte una clase teórica sobre la risa: qué es, para qué sirve o sus distintos tipos, y así poder ir conociendo el terreno en el que se va a jugar. Después se pasa a la fase de entrenamiento corporal donde con una tabla de estiramientos, el cuerpo se prepara para los siguientes ejercicios. En grupos de cinco personas y a ritmo de salsa se baila en círculo, en parejas o solo. Uno de los primeros ejercicios para expulsar la risa es realizar percusiones físicas -como si se tocara el tambor, se dan golpecitos en la espalda de la persona que tienes delante- y reír como si fueras un bebé, un adolescente, un adulto y una persona mayor. Los alumnos van perdiendo la vergüenza. Llega el momento cumbre de la clase, aprender y fomentar la risa real, ésa que aparece sin ningún tipo de estímulo como chistes o muecas graciosas. Se mira a los ojos de un compañero y en un silencio total se busca la risa, el que la consigue se asegura unos cuantos minutos de fuertes carcajadas. Los alumnos ya están completamente desinhibidos e integrados.
La espiga es uno de los últimos ejercicios. Sentados en el suelo y formando una fila, se apoyan en la barriga del compañero y verbalmente imitan la risa de un cerdo, una vaca o repiten nombres sin vocales... Para finalizar la clase se juega al balancín, de nuevo en círculo, una persona se sitúa en medio y se deja empujar por el compañero. A través de este juego se afianza la amistad y la confianza entre los asistentes al taller.
El sentido del humor. Nos ayuda a ser más creativos y a ver los problemas sin producirnos tanta ansiedad o angustia. Nos enseña a desdramatizar los momentos difíciles de la vida, ésa es la razón por la que Ana, una psicóloga de 49 años, acude a los cursos de risoterapia del Centro Joselias: «Es fácil reír cuando se está en buena compañía pero me gustaría tener sentido del humor y aprender a enfocar positivamente un problema para que no me resulte tan duro». Alvaro, un hostelero de 39 años que también acude a este taller cuenta su experiencia: «Desde hace unos años ya no me reía tanto y me preocupaba, porque siempre he valorado mucho el hecho de tener sentido del humor, creo que en esta sociedad identificamos el ser maduro y adulto con ser una persona seria».
La risa curativa. Aunque hoy día es frecuente ver en muchos hospitales españoles payasos que divierten a los niños convalecientes o risoterapeutas que enseñan a reír a enfermos de cáncer, no lo era hasta hace tan sólo cuatro décadas. El buen humor parece ser un causante muy directo de la recuperación de pacientes con dolencias graves y es que, así como el optimismo es capaz de ahuyentar malestares e incluso alargarnos la vida, la tristeza y el pesimismo por el contrario, pueden ser el detonante que dispare importantes problemas de salud. Está demostrado que la mayoría de los infartos de miocardio vienen precedidos de enormes disgustos personales.
¿No se han fijado en lo bien que se encuentran después de una intensa sesión de risas? Eso sucede porque al reírnos se liberan varias sustancias bioquímicas que afectan a todo el organismo.Por ejemplo, la dopamina -un neurotransmisor que nos eleva el estado de ánimo-, la serotonina -un tipo de endorfina con efectos calmantes y analgésicos- y la adrenalina, que nos permite estar más despiertos, receptivos y nos proporciona creatividad. Las personas alegres están llenas de vida y se les nota en todos sus gestos y movimientos. Además, la piel brilla más, se tienen menos arrugas y hasta podemos hacer desaparecer unas bolsas u ojeras prominentes. Cuando estamos de mal humor, aumentamos la cortisol, un tipo de hormona que, en exceso, nos mantiene nerviosos, nos produce estrés y nos afecta en nuestro estado mental, sanguíneo y en el sistema inmunológico. El corazón es la balsa de la risa, no hay ninguna pena que no se pueda aliviar con un buen chute de carcajadas. Pero es díficil estar contento y alegre a todas horas. El estrés, los problemas laborales, la mala alimentación, son capaces de hacer mella en nuestra salud mental, pero cambiar la visión de nuestros problemas es algo que está en nuestras manos, aunque no se haya nacido con el temperamento más positivo, siempre es un buen día para comenzar.
Cómo dice la experta María Cruz García: «Los momentos malos son grandes consejeros para la vida, la diferencia es que a un optimista la crisis le hace avanzar y a un pesimista le detiene».

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