BASE DE LA OTAN. La DGA “asume” que se descarte la base espía porque no es rentable para Defensa. Dice que los beneficios que generaría ¿no compensan el coste? y que afectaría al tráfico civil. Carlos Villanova. Zaragoza
El Gobierno aragonés vuelve a cerrar filas con el Ejecutivo central sin rechistar. En esta ocasión, al asumir el descarte por parte del Ministerio de Defensa de la inversión necesaria para que la OTAN instalase en la zona militar del aeropuerto de Zaragoza una base espía. A pesar de que ese proyecto hubiera supuesto un impacto económico global de 260 millones de euros al año y la creación de más de 3.000 puestos de trabajo, fuentes oficiales de Presidencia señalaron ayer que la DGA da por bueno el principal argumento del Gobierno central para abandonarlo: que el desembolso que debería hacer Defensa no le compensa en el retorno que supondría a través empresas como Indra o Casa.
Las mencionadas fuentes afirmaron que la ministra de Defensa informó hace tiempo al presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, de la decisión de no seguir apostando ante la OTAN por la capital aragonesa como la ubicación idónea de la base espía. La argumentación de Carme Chacón se basó, según la DGA en dos cuestiones: que “la inversión que Defensa tiene que hacer no se compensa con los beneficios que generaría el proyecto” y, además, porque “se crearían afecciones sobre el aeropuerto que afectarían al tráfico civil”.
Como informó ayer este periódico, la Alianza Atlántica ya ha decidido que construirá en la base militar de Sigonella, en la isla italiana de Sicilia, sus nuevas instalaciones de vigilancia terrestre para controlar movimientos en Africa y Asia. Fuentes de Defensa explicaron que la desvinculación de España con ese proyecto se decidió hace un mes, aunque en 2006 el Gobierno central anunció que iba a realizar una apuesta total para que se desarrollara en Zaragoza y estuviese en funcionamiento en 2012.
En Italia, la noticia de que la base espía se instalará en Sigonella ha sido recibida con entusiasmo. El ministro italiano de Defensa, Ignazio La Russa, destacó en ese sentido la llegada a Sicilia de 800 familias de militares norteamericanos, el desarrollo de “nuevas infraestructuras y más inversiones”. “Va a ser un respiro para la economía de la zona, es una apuesta ganada, un éxito de Italia”, agregó La Russa durante la rueda de prensa en la que dio a conocer la elección definitiva de la base de Sigonella por parte de la OTAN.
Decepción y alegría
La noticia del abandono del proyecto por parte del Ministerio de Defensa fue acogida de manera muy distinta por los representantes de los partidos políticos aragoneses. Como es lógico, los de CHA e IU, formaciones que se han opuesto tajantemente a la instalación de la base espía en Zaragoza, mostraron su “alegría” por la decisión, mientras que los del PP y el PAR señalaron la “decepción” de ver cómo se escapa una inversión que prometía conllevar puestos de trabajo.
Por su parte, el portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Miguel Franco, reconoció que “el proyecto podía haber sido importante, pero si no está bien cerrado y tiene unas servidumbres superiores a los beneficios que generaría no se debe insistir, es mejor no seguir apostando por ello”.
Su homólogo en el grupo parlamentario del PP, Eloy Suárez, resaltó el “grave error” de que “el Gobierno central permita, con la complacencia del Ejecutivo de Iglesias, que se pierda otro proyecto de mucho interés para Aragón; en medio de esta crisis, y con el desempleo en la comunidad ya casi en el diez por ciento, no parece lo más conveniente dejar que se vaya a Italia una inversión de 3.100 empleos”. “Ya sabemos que Iglesias se retira, pero sería bueno que no olvide que sigue siendo el presidente de la DGA y que su obligación es defender los intereses de los aragoneses, no tapar con su conformismo la incompetencia del Gobierno de Rodríguez Zapatero”, agregó Suárez.
Javier Allué, el portavoz del PAR en las Cortes, también manifestó su “decepción” porque “se ha perdido otra oportunidad de atraer inversiones a la comunidad; Madrid debería haber peleado más por la instalación de la base de la OTAN en Zaragoza, ya que habría sido un estímulo muy importante en unos momentos muy difíciles”. Además, recordó que “Aragón tiene unas servidumbres importantes por la presencia de numerosas y extensas instalaciones de Defensa en su territorio y las compensaciones que se vienen reclamando desde hace mucho tiempo, que dependen exclusivamente de la voluntad del Gobierno central, nunca llegan”.
Por el contrario, Chesús Bernal, portavoz de CHA en el Parlamento aragonés, dijo estar “encantado con que la OTAN haya escogido a Italia”. “Nunca hemos querido que esa base espía viniera a Zaragoza y nos hemos opuesto con iniciativas en las Cortes y las movilizaciones organizadas para concienciar a la ciudadanía de los peligros que conllevaba ese proyecto”, añadió. En su opinión “los millones y los puestos de trabajo de los que se han hablado son solo cantos de sirena, que no me salgan con el cuento de la lechera”.
En línea similar se expresó Patricia Luquín, coordinadora del grupo parlamentario de IU-Aragón: “el descarte de Zaragoza es buena noticia y ojalá nunca se hubiera planteado como sede de la base de la OTAN, ojalá que no se pusiera en ningún sitio”. Respecto al empleo y la inversión anunciados, comentó que “no vale todo, el modelo de desarrollo de Aragón no debe estar vinculado a proyectos militares como éste o a otros como Gran Scala”.
El Gobierno aragonés vuelve a cerrar filas con el Ejecutivo central sin rechistar. En esta ocasión, al asumir el descarte por parte del Ministerio de Defensa de la inversión necesaria para que la OTAN instalase en la zona militar del aeropuerto de Zaragoza una base espía. A pesar de que ese proyecto hubiera supuesto un impacto económico global de 260 millones de euros al año y la creación de más de 3.000 puestos de trabajo, fuentes oficiales de Presidencia señalaron ayer que la DGA da por bueno el principal argumento del Gobierno central para abandonarlo: que el desembolso que debería hacer Defensa no le compensa en el retorno que supondría a través empresas como Indra o Casa.
Las mencionadas fuentes afirmaron que la ministra de Defensa informó hace tiempo al presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, de la decisión de no seguir apostando ante la OTAN por la capital aragonesa como la ubicación idónea de la base espía. La argumentación de Carme Chacón se basó, según la DGA en dos cuestiones: que “la inversión que Defensa tiene que hacer no se compensa con los beneficios que generaría el proyecto” y, además, porque “se crearían afecciones sobre el aeropuerto que afectarían al tráfico civil”.
Como informó ayer este periódico, la Alianza Atlántica ya ha decidido que construirá en la base militar de Sigonella, en la isla italiana de Sicilia, sus nuevas instalaciones de vigilancia terrestre para controlar movimientos en Africa y Asia. Fuentes de Defensa explicaron que la desvinculación de España con ese proyecto se decidió hace un mes, aunque en 2006 el Gobierno central anunció que iba a realizar una apuesta total para que se desarrollara en Zaragoza y estuviese en funcionamiento en 2012.
En Italia, la noticia de que la base espía se instalará en Sigonella ha sido recibida con entusiasmo. El ministro italiano de Defensa, Ignazio La Russa, destacó en ese sentido la llegada a Sicilia de 800 familias de militares norteamericanos, el desarrollo de “nuevas infraestructuras y más inversiones”. “Va a ser un respiro para la economía de la zona, es una apuesta ganada, un éxito de Italia”, agregó La Russa durante la rueda de prensa en la que dio a conocer la elección definitiva de la base de Sigonella por parte de la OTAN.
Decepción y alegría
La noticia del abandono del proyecto por parte del Ministerio de Defensa fue acogida de manera muy distinta por los representantes de los partidos políticos aragoneses. Como es lógico, los de CHA e IU, formaciones que se han opuesto tajantemente a la instalación de la base espía en Zaragoza, mostraron su “alegría” por la decisión, mientras que los del PP y el PAR señalaron la “decepción” de ver cómo se escapa una inversión que prometía conllevar puestos de trabajo.
Por su parte, el portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Miguel Franco, reconoció que “el proyecto podía haber sido importante, pero si no está bien cerrado y tiene unas servidumbres superiores a los beneficios que generaría no se debe insistir, es mejor no seguir apostando por ello”.
Su homólogo en el grupo parlamentario del PP, Eloy Suárez, resaltó el “grave error” de que “el Gobierno central permita, con la complacencia del Ejecutivo de Iglesias, que se pierda otro proyecto de mucho interés para Aragón; en medio de esta crisis, y con el desempleo en la comunidad ya casi en el diez por ciento, no parece lo más conveniente dejar que se vaya a Italia una inversión de 3.100 empleos”. “Ya sabemos que Iglesias se retira, pero sería bueno que no olvide que sigue siendo el presidente de la DGA y que su obligación es defender los intereses de los aragoneses, no tapar con su conformismo la incompetencia del Gobierno de Rodríguez Zapatero”, agregó Suárez.
Javier Allué, el portavoz del PAR en las Cortes, también manifestó su “decepción” porque “se ha perdido otra oportunidad de atraer inversiones a la comunidad; Madrid debería haber peleado más por la instalación de la base de la OTAN en Zaragoza, ya que habría sido un estímulo muy importante en unos momentos muy difíciles”. Además, recordó que “Aragón tiene unas servidumbres importantes por la presencia de numerosas y extensas instalaciones de Defensa en su territorio y las compensaciones que se vienen reclamando desde hace mucho tiempo, que dependen exclusivamente de la voluntad del Gobierno central, nunca llegan”.
Por el contrario, Chesús Bernal, portavoz de CHA en el Parlamento aragonés, dijo estar “encantado con que la OTAN haya escogido a Italia”. “Nunca hemos querido que esa base espía viniera a Zaragoza y nos hemos opuesto con iniciativas en las Cortes y las movilizaciones organizadas para concienciar a la ciudadanía de los peligros que conllevaba ese proyecto”, añadió. En su opinión “los millones y los puestos de trabajo de los que se han hablado son solo cantos de sirena, que no me salgan con el cuento de la lechera”.
En línea similar se expresó Patricia Luquín, coordinadora del grupo parlamentario de IU-Aragón: “el descarte de Zaragoza es buena noticia y ojalá nunca se hubiera planteado como sede de la base de la OTAN, ojalá que no se pusiera en ningún sitio”. Respecto al empleo y la inversión anunciados, comentó que “no vale todo, el modelo de desarrollo de Aragón no debe estar vinculado a proyectos militares como éste o a otros como Gran Scala”.
La OTAN descarta Zaragoza y elige a la italiana Sigonella para la instalación de su base espía. El Gobierno de Berlusconi se felicita por su "éxito" y destaca el impulso económico que tendrá en la zona. El Ejecutivo español dice ahora que se desvinculó del proyecto hace varias semanas.Imagen de archivo de la base militar de Sigonella, en la isla de Sicilia, en Italia, durante unas maniobras OTAN JESÚS MORALES. Madrid
Zaragoza no será la sede del nuevo Sistema de Vigilancia Terrestre (AGS) de la OTAN. La Alianza Atlántica confirmó ayer que se ha decantado por la base militar de Sigonella (en la isla italiana de Sicilia) para implantar la llamada base espía. En juego había una inversión en tecnología e infraestructuras de cientos de millones de euros, numerosos empleos directos del más alto nivel y sus correspondientes repercusiones económicas. Si Zaragoza no es la elegida ha sido, entre otros motivos, por la actuación del Gobierno central, que en la última fase de la elección optó por no presionar ante la Alianza Atlántica para que apostase por Zaragoza.
La decisión se tomó en una reunión en el Cuartel General de la OTAN el pasado 16 de enero, pero no se hizo pública hasta hace unas horas. El encargado fue el ministro de Defensa de Italia, Ignazio La Russa. "Es una apuesta ganada, es un éxito de Italia" resumió. Sus palabras fueron confirmadas por la OTAN, con un escueto "Sigonella ha sido la elegida como base principal del Sistema de Vigilancia Terrestre".
En cuanto a España, fuentes del Ministerio de Defensa explicaron que efectivamente Zaragoza no era la elegida y argumentaron que España se había desvinculado del proyecto hace aproximadamente un mes. Esta circunstancia, que no se había hecho pública, se ha motivado en que el Gobierno central no acabaría de ver retorno económico suficiente en los planes de la Alianza. En cualquier caso, ningún representante del Gobierno central o de alguna otra administración española había informado hasta ahora que considerasen que la carrera estaba ya perdida o que no compensaba hacerla.
La decisión de que sea la elegida Italia supone cierta sorpresa. Fuentes oficiales españolas habían señalado de forma reiterada que, tras Polonia (que contaba con el pleno apoyo de Estados Unidos), la siguiente candidatura con más peso era la española. Los últimos resultados electorales en Polonia y Estados Unidos apuntaban además a que dejaban de considerarse mutuamente prioritarios, por lo que parecía que el escenario favorecía a Zaragoza. Pero finalmente no fue así. Según desvela el ministro italiano, en la última fase solo apostaron fuerte por conseguirla los Gobiernos de Alemania e Italia.
El proyecto había variado considerablemente desde que se formuló hace ya dos años. Así, en verano se había anunciado que en vez de compatibilizarse aviones no tripulados y aviones tripulados, iban a ser todos del primer tipo, debido al avance tecnológico que estaban experimentando.
Impacto económico por vía doble
La salida de España del proyecto y la caída de Zaragoza como receptor de esta infraestructura puede estar relacionada con el hecho de que la presión de algunos gobiernos haya decantado ya la adjudicación de los aviones. España no habría entrado en esta licitación por iniciativa propia, una vez que su desvinculación del programa supone que dejaría de dar dinero para el proyecto.
En este sentido, el llamado Sistema de Vigilancia Terrestre tenía dos vías diferentes para tener un impacto económico en los países candidatos. Por una parte estaba el retorno que supone la propia tecnología necesaria. España por ejemplo participaba a través de empresas como Indra. De este impacto no se habría beneficiado Zaragoza en concreto, sino las empresas elegidas y, al final, la propia economía del país.
Donde sí entraba el beneficio directo para la comunidad autónoma era en la instalación de la base, en los puestos de trabajo que suponía (directos e indirectos) y en el impacto que habría supuesto el traslado de varios cientos de familias de técnicos extranjeros de alta cualificación a Zaragoza.
España optó por dejar de presionar ante la OTAN y no participar financieramente en el proyecto. Fuentes del Ejecutivo explicaron que una vez que se anunció el cambio a aviones no tripulados, perdió interés económico para España. Otra cuestión es que el impacto en Aragón sí habría sido significativo, lo que no ha pesado suficiente en el momento de desmarcarse de este programa.
Como ejemplo de lo que habría supuesto para la comunidad basta con reproducir las palabras del ministro italiano cuando anunció la decisión de la OTAN. "La elección supondrá que llegarán a Sicilia 800 familias de militares americanos, se hará nueva infraestructura y se invertirá más". El ministro, que indicó que Italia aportará el 10 % del dinero necesario para el proyecto, afirmó: "Será un respiro para la economía de la zona".
La decisión se tomó en una reunión en el Cuartel General de la OTAN el pasado 16 de enero, pero no se hizo pública hasta hace unas horas. El encargado fue el ministro de Defensa de Italia, Ignazio La Russa. "Es una apuesta ganada, es un éxito de Italia" resumió. Sus palabras fueron confirmadas por la OTAN, con un escueto "Sigonella ha sido la elegida como base principal del Sistema de Vigilancia Terrestre".
En cuanto a España, fuentes del Ministerio de Defensa explicaron que efectivamente Zaragoza no era la elegida y argumentaron que España se había desvinculado del proyecto hace aproximadamente un mes. Esta circunstancia, que no se había hecho pública, se ha motivado en que el Gobierno central no acabaría de ver retorno económico suficiente en los planes de la Alianza. En cualquier caso, ningún representante del Gobierno central o de alguna otra administración española había informado hasta ahora que considerasen que la carrera estaba ya perdida o que no compensaba hacerla.
La decisión de que sea la elegida Italia supone cierta sorpresa. Fuentes oficiales españolas habían señalado de forma reiterada que, tras Polonia (que contaba con el pleno apoyo de Estados Unidos), la siguiente candidatura con más peso era la española. Los últimos resultados electorales en Polonia y Estados Unidos apuntaban además a que dejaban de considerarse mutuamente prioritarios, por lo que parecía que el escenario favorecía a Zaragoza. Pero finalmente no fue así. Según desvela el ministro italiano, en la última fase solo apostaron fuerte por conseguirla los Gobiernos de Alemania e Italia.
El proyecto había variado considerablemente desde que se formuló hace ya dos años. Así, en verano se había anunciado que en vez de compatibilizarse aviones no tripulados y aviones tripulados, iban a ser todos del primer tipo, debido al avance tecnológico que estaban experimentando.
Impacto económico por vía doble
La salida de España del proyecto y la caída de Zaragoza como receptor de esta infraestructura puede estar relacionada con el hecho de que la presión de algunos gobiernos haya decantado ya la adjudicación de los aviones. España no habría entrado en esta licitación por iniciativa propia, una vez que su desvinculación del programa supone que dejaría de dar dinero para el proyecto.
En este sentido, el llamado Sistema de Vigilancia Terrestre tenía dos vías diferentes para tener un impacto económico en los países candidatos. Por una parte estaba el retorno que supone la propia tecnología necesaria. España por ejemplo participaba a través de empresas como Indra. De este impacto no se habría beneficiado Zaragoza en concreto, sino las empresas elegidas y, al final, la propia economía del país.
Donde sí entraba el beneficio directo para la comunidad autónoma era en la instalación de la base, en los puestos de trabajo que suponía (directos e indirectos) y en el impacto que habría supuesto el traslado de varios cientos de familias de técnicos extranjeros de alta cualificación a Zaragoza.
España optó por dejar de presionar ante la OTAN y no participar financieramente en el proyecto. Fuentes del Ejecutivo explicaron que una vez que se anunció el cambio a aviones no tripulados, perdió interés económico para España. Otra cuestión es que el impacto en Aragón sí habría sido significativo, lo que no ha pesado suficiente en el momento de desmarcarse de este programa.
Como ejemplo de lo que habría supuesto para la comunidad basta con reproducir las palabras del ministro italiano cuando anunció la decisión de la OTAN. "La elección supondrá que llegarán a Sicilia 800 familias de militares americanos, se hará nueva infraestructura y se invertirá más". El ministro, que indicó que Italia aportará el 10 % del dinero necesario para el proyecto, afirmó: "Será un respiro para la economía de la zona".
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