Irán vuelve a lapidar adúlteros. Jueces conservadores obvian acuerdos políticos y ejecutan la pena - Dos hombres mueren y otro logra escapar. ÁNGELES ESPINOSA - Teherán. EL PAÍS - Sociedad - 14-01-2009
Irán dio a conocer ayer la lapidación de dos hombres acusados de adulterio en la ciudad nororiental de Mashhad en la última semana de diciembre. El portavoz del poder judicial, Alireza Jamshidi, no identificó a los reos, pero precisó que un tercero logró escapar durante el apedreamiento, por lo que, de acuerdo con la ley islámica, ha quedado exonerado. La noticia supone un nuevo jarro de agua fría para los defensores de los derechos humanos iraníes.
La legislación iraní, basada en la sharía o ley islámica, pena el adulterio con la lapidación. Lo mismo sucede en otra media docena de países, pero salvo en Nigeria, Somalia e Irán, ningún otro Estado la practica. El castigo se ejecuta enterrando parcialmente al condenado y apedreándole hasta la muerte, pero si la persona logra escapar, se le perdona la vida. Su crueldad no sólo es objeto de críticas de los grupos de derechos humanos, la UE y la ONU, sino también dentro de Irán.
El recurso a esa pena, muy aplicada en los primeros años de la revolución islámica, se fue reduciendo con el tiempo. En diciembre de 2002, el jefe del poder judicial, ayatolá Mahmud Hachemi Shahrudi, anunció una moratoria tras el diálogo con la UE. Pero, igual que otros avances logrados durante el mandato del reformista Mohamed Jatamí, no se convirtió en ley. Así que se han seguido pronunciando veredictos de lapidación cuya convalidación por otras penas no está clara, lo que ha permitido a los jueces más conservadores seguir ejecutándolas.
"Ése es el problema", declara a EL PAÍS Jabbar Solati. Este abogado defiende a dos hermanas condenadas a lapidación y espera para hoy el veredicto a la revisión de su caso. "Los jueces aplican la ley, no los acuerdos políticos, y los abogados tenemos que trabajar con las leyes que tenemos". "Si Shahrudi quiere acabar con esa práctica, debería proponer su prohibición al Parlamento".
"Hacemos campaña para que ese cambio de actitud se refleje en la legislación", explica Asieh Amini, una de las impulsoras de la campaña Detengan las lapidaciones para siempre. Desde que se lanzó en 2006, ha salvado de esta muerte a nueve personas. Según Amnistía Internacional, en octubre había al menos cinco mujeres y dos hombres condenados.
Es la segunda vez desde que se adoptó la moratoria en que las autoridades reconocen una lapidación. La anterior se produjo en julio de 2007. Algunos observadores creen que se trata de otro signo del endurecimiento del régimen de Mahmud Ahmadineyad. En julio, el portavoz judicial avanzó que el nuevo código penal prohibirá la lapidación.
[En Pakistán, cinco mujeres fueron enterradas vivas en Baba Kot, una aldea de la provincia de Baluchistán, por tratar de casarse por lo civil con maridos de su elección, en contra del dictado de los notables de su tribu. Los hechos fueron denunciados por la Comisión Asiática de Derechos Humanos. El Ministerio del Interior anunció que tres personas han sido detenidas y anunció una investigación, pues "no está satisfecho con el informe que ha enviado la Policía de Baluchistán".]
Irán dio a conocer ayer la lapidación de dos hombres acusados de adulterio en la ciudad nororiental de Mashhad en la última semana de diciembre. El portavoz del poder judicial, Alireza Jamshidi, no identificó a los reos, pero precisó que un tercero logró escapar durante el apedreamiento, por lo que, de acuerdo con la ley islámica, ha quedado exonerado. La noticia supone un nuevo jarro de agua fría para los defensores de los derechos humanos iraníes.
La legislación iraní, basada en la sharía o ley islámica, pena el adulterio con la lapidación. Lo mismo sucede en otra media docena de países, pero salvo en Nigeria, Somalia e Irán, ningún otro Estado la practica. El castigo se ejecuta enterrando parcialmente al condenado y apedreándole hasta la muerte, pero si la persona logra escapar, se le perdona la vida. Su crueldad no sólo es objeto de críticas de los grupos de derechos humanos, la UE y la ONU, sino también dentro de Irán.
El recurso a esa pena, muy aplicada en los primeros años de la revolución islámica, se fue reduciendo con el tiempo. En diciembre de 2002, el jefe del poder judicial, ayatolá Mahmud Hachemi Shahrudi, anunció una moratoria tras el diálogo con la UE. Pero, igual que otros avances logrados durante el mandato del reformista Mohamed Jatamí, no se convirtió en ley. Así que se han seguido pronunciando veredictos de lapidación cuya convalidación por otras penas no está clara, lo que ha permitido a los jueces más conservadores seguir ejecutándolas.
"Ése es el problema", declara a EL PAÍS Jabbar Solati. Este abogado defiende a dos hermanas condenadas a lapidación y espera para hoy el veredicto a la revisión de su caso. "Los jueces aplican la ley, no los acuerdos políticos, y los abogados tenemos que trabajar con las leyes que tenemos". "Si Shahrudi quiere acabar con esa práctica, debería proponer su prohibición al Parlamento".
"Hacemos campaña para que ese cambio de actitud se refleje en la legislación", explica Asieh Amini, una de las impulsoras de la campaña Detengan las lapidaciones para siempre. Desde que se lanzó en 2006, ha salvado de esta muerte a nueve personas. Según Amnistía Internacional, en octubre había al menos cinco mujeres y dos hombres condenados.
Es la segunda vez desde que se adoptó la moratoria en que las autoridades reconocen una lapidación. La anterior se produjo en julio de 2007. Algunos observadores creen que se trata de otro signo del endurecimiento del régimen de Mahmud Ahmadineyad. En julio, el portavoz judicial avanzó que el nuevo código penal prohibirá la lapidación.
[En Pakistán, cinco mujeres fueron enterradas vivas en Baba Kot, una aldea de la provincia de Baluchistán, por tratar de casarse por lo civil con maridos de su elección, en contra del dictado de los notables de su tribu. Los hechos fueron denunciados por la Comisión Asiática de Derechos Humanos. El Ministerio del Interior anunció que tres personas han sido detenidas y anunció una investigación, pues "no está satisfecho con el informe que ha enviado la Policía de Baluchistán".]
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