Una ciudad italiana ofrece alicientes por ir a colegios con alta inmigración. MERCEDES VELA - Roma. EL PAÍS - 19-01-2009
Comedor y servicio de autobús gratis para los niños italianos que vayan a colegios con muchos inmigrantes. Y, a la inversa, para los extranjeros que acudan a institutos menos multiétnicos. De esta manera, el Ayuntamiento de Novara, en el norte de Italia, intenta evitar que haya clases con un altísimo porcentaje de niños inmigrantes como ya ha sucedido este año. En la localidad piamontesa la presencia extranjera representa sólo del 8% de la población, pero como ocurre en muchas ciudades españolas, está muy concentrada en algunas zonas. En Novara, es el barrio de Sant'Agabio.
Las familias italianas son cada vez menos allí. Prefieren llevar a sus hijos a escuelas en otros barrios. Este curso, en el jardín de infancia se ha batido el récord: 81 pequeños extranjeros por cada 100 inscritos. Por esta razón, el consistorio teme que se convierta en un gueto e intenta repartir a los estudiantes por toda la ciudad. "Clases con sólo extranjeros no fomentan la integración", ha declarado el alcalde, Massimo Giordano, al periódico La Stampa.
Eterno debate
En Italia, los alumnos extranjeros son 614. 000 y se concentran fundamentalmente en el norte. Alrededor de la mitad proviene de Europa del Este y del norte de África, aunque Rumania, con 93.000 estudiantes, se sitúa a la cabeza. Al igual que en España, la cuestión de los inmigrantes en las escuelas está siempre dentro del debate educativo italiano. El pasado octubre la Cámara de los Diputados aprobó una moción parlamentaria, presentada por la Liga Norte, con la que se impulsa al Ejecutivo a revisar el sistema de acceso de los estudiantes extranjeros mediante un test de admisión, con clases puente para quien no los aprueben, medida criticada por discriminatoria.
En España, la localidad barcelonesa de Vic puso en marcha en 1997 un plan para repartir el alumnado inmigrante entre los distintos centros del municipio, si es necesario, desplazándoles en autobuses. El modelo se mantiene hasta hoy, con buenos resultados. Esta política ha alimentado el éxito electoral de la Plataforma per Catalunya, con un discurso xenófobo. La Generalitat también ha puesto en marcha en Vic una medida experimental criticada como discriminatoria por SOS Racismo y otras entidades: las aulas de acogida, separadas de las escuelas, para inmigrantes recién llegados.
Comedor y servicio de autobús gratis para los niños italianos que vayan a colegios con muchos inmigrantes. Y, a la inversa, para los extranjeros que acudan a institutos menos multiétnicos. De esta manera, el Ayuntamiento de Novara, en el norte de Italia, intenta evitar que haya clases con un altísimo porcentaje de niños inmigrantes como ya ha sucedido este año. En la localidad piamontesa la presencia extranjera representa sólo del 8% de la población, pero como ocurre en muchas ciudades españolas, está muy concentrada en algunas zonas. En Novara, es el barrio de Sant'Agabio.
Las familias italianas son cada vez menos allí. Prefieren llevar a sus hijos a escuelas en otros barrios. Este curso, en el jardín de infancia se ha batido el récord: 81 pequeños extranjeros por cada 100 inscritos. Por esta razón, el consistorio teme que se convierta en un gueto e intenta repartir a los estudiantes por toda la ciudad. "Clases con sólo extranjeros no fomentan la integración", ha declarado el alcalde, Massimo Giordano, al periódico La Stampa.
Eterno debate
En Italia, los alumnos extranjeros son 614. 000 y se concentran fundamentalmente en el norte. Alrededor de la mitad proviene de Europa del Este y del norte de África, aunque Rumania, con 93.000 estudiantes, se sitúa a la cabeza. Al igual que en España, la cuestión de los inmigrantes en las escuelas está siempre dentro del debate educativo italiano. El pasado octubre la Cámara de los Diputados aprobó una moción parlamentaria, presentada por la Liga Norte, con la que se impulsa al Ejecutivo a revisar el sistema de acceso de los estudiantes extranjeros mediante un test de admisión, con clases puente para quien no los aprueben, medida criticada por discriminatoria.
En España, la localidad barcelonesa de Vic puso en marcha en 1997 un plan para repartir el alumnado inmigrante entre los distintos centros del municipio, si es necesario, desplazándoles en autobuses. El modelo se mantiene hasta hoy, con buenos resultados. Esta política ha alimentado el éxito electoral de la Plataforma per Catalunya, con un discurso xenófobo. La Generalitat también ha puesto en marcha en Vic una medida experimental criticada como discriminatoria por SOS Racismo y otras entidades: las aulas de acogida, separadas de las escuelas, para inmigrantes recién llegados.
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