María Tausiet: "Ejercer la magia era un trabajo" 30/12/2008 Joaquín Carbonell
--¿El título es una fórmula mágica?
--Sí, era una fórmula para ganar al juego y data de 1631.
--¿Por qué específicamente de Zaragoza?
--Porque se ha estudiado muy poco la magia en las ciudades. Hay más estudios sobre la brujería, que es un fenómeno rural. He escogido Zaragoza porque es mi ciudad y tengo acceso a documentación; de paso, es un ejemplo para el estudio de cualquier ciudad.
--No conozco apenas libros que estudien la magia en la ciudad.
--Es que hay muy pocos estudios. Ni en España ni en Europa.
--¿Qué peculiaridad tenía esta magia urbana?
--En la ciudad se nota la emigración del campo a la ciudad, donde se tienen que buscar la vida. La magia es un modus vivendi: curanderos, astrólogos, alquimistas, hechiceras especializadas en magia amorosa...
--¿Y en Zaragoza qué panorama se daba?
--Hablamos de los siglos XVI y XVII, y en aquella época Zaragoza contaba alrededor de 25.000 habitantes, ya una gran ciudad, mucho más importante que Madrid. En ese caldo se mezclaba mucho la magia con la religión.
--Es asombroso que muchas de esas creencias sigan vigentes hoy en día.
--Sí, la fe de entonces era la cultura de la gente, formaba parte del lenguaje de la época. Pero ya pasó la Ilustración y la revolución científica y aún persisten asuntos mágicos. Es una forma de actuar frente a la pasividad y resignación, es un recurso.
--Ahí están los ovnis...
--Todos a veces creemos o queremos creer al margen de la ciencia. Es algo que no tiene que ver con la inteligencia. Es una regresión hacia el pensamiento mítico.
--¿Le interesa en igual medida el fenómeno de la brujería rural?
--Sí, he dedicado buena parte de mi vida a estudiar la brujería en Aragón. De hecho muchas brujas huían de los pueblos a las ciudades, porque estaban amenazadas de muerte, y venían a Zaragoza buscando refugio.
--¿En la ciudad no se perseguía a estos personajes?
--A las brujas era muy raro; las relaciones personales estaban más difusas... Aquí se enviaba a esas mujeres a centros de beneficiencia, incluso salas para locos. Pero sí se perseguía a hechiceros y magos.
--¿No ejercía la Inquisición?
--En relación con la brujería, era todo lo contrario de lo que nos han dicho: era muy escéptica. Se preocupaban más de perseguir otros crímenes.
--¿Tiene otros planes relacionados con el tema?
--Estoy trabajando sobre la locura en esta época. Sigo estudiando personajes zaragozanos, como un alquimista que vivió en el monasterio de Santa Engracia.
--¿El título es una fórmula mágica?
--Sí, era una fórmula para ganar al juego y data de 1631.
--¿Por qué específicamente de Zaragoza?
--Porque se ha estudiado muy poco la magia en las ciudades. Hay más estudios sobre la brujería, que es un fenómeno rural. He escogido Zaragoza porque es mi ciudad y tengo acceso a documentación; de paso, es un ejemplo para el estudio de cualquier ciudad.
--No conozco apenas libros que estudien la magia en la ciudad.
--Es que hay muy pocos estudios. Ni en España ni en Europa.
--¿Qué peculiaridad tenía esta magia urbana?
--En la ciudad se nota la emigración del campo a la ciudad, donde se tienen que buscar la vida. La magia es un modus vivendi: curanderos, astrólogos, alquimistas, hechiceras especializadas en magia amorosa...
--¿Y en Zaragoza qué panorama se daba?
--Hablamos de los siglos XVI y XVII, y en aquella época Zaragoza contaba alrededor de 25.000 habitantes, ya una gran ciudad, mucho más importante que Madrid. En ese caldo se mezclaba mucho la magia con la religión.
--Es asombroso que muchas de esas creencias sigan vigentes hoy en día.
--Sí, la fe de entonces era la cultura de la gente, formaba parte del lenguaje de la época. Pero ya pasó la Ilustración y la revolución científica y aún persisten asuntos mágicos. Es una forma de actuar frente a la pasividad y resignación, es un recurso.
--Ahí están los ovnis...
--Todos a veces creemos o queremos creer al margen de la ciencia. Es algo que no tiene que ver con la inteligencia. Es una regresión hacia el pensamiento mítico.
--¿Le interesa en igual medida el fenómeno de la brujería rural?
--Sí, he dedicado buena parte de mi vida a estudiar la brujería en Aragón. De hecho muchas brujas huían de los pueblos a las ciudades, porque estaban amenazadas de muerte, y venían a Zaragoza buscando refugio.
--¿En la ciudad no se perseguía a estos personajes?
--A las brujas era muy raro; las relaciones personales estaban más difusas... Aquí se enviaba a esas mujeres a centros de beneficiencia, incluso salas para locos. Pero sí se perseguía a hechiceros y magos.
--¿No ejercía la Inquisición?
--En relación con la brujería, era todo lo contrario de lo que nos han dicho: era muy escéptica. Se preocupaban más de perseguir otros crímenes.
--¿Tiene otros planes relacionados con el tema?
--Estoy trabajando sobre la locura en esta época. Sigo estudiando personajes zaragozanos, como un alquimista que vivió en el monasterio de Santa Engracia.
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