El auge del botellón entre los jóvenes aboca al cierre a las discotecas “light” en Zaragoza. En este tipo de salas, pensadas para adolescentes de entre 14 y 18 años, no se permite el consumo de alcohol y tabaco. I. MUÑOZ. Zaragoza
Las sesiones juveniles que ofrecen las discotecas de la capital aragonesa pueden tener sus días contados. La escasa afluencia a este tipo de programación puede poner fecha de caducidad a una oferta con dos décadas de tradición en la ciudad. Los propietarios señalan como culpable al fenómeno del botellón, por lo que reclaman al Ayuntamiento de Zaragoza mayor control y regulación ante la venta de alcohol a menores.
“Es lamentable la cantidad de chavales que hay cada sábado emborrachándose en el Parque Grande”, relata Fernando Izcara, presidente de la Asociación de Discotecas y Salas de Fiesta de Zaragoza. A su juicio, “es una pena que este tipo de actos, donde los jóvenes se divierten sin acceso a la bebida y al tabaco, estén vacíos por culpa de la venta ilegal de alcohol en determinados comercios”. De hecho, desde la asociación se están planteando, además de diferentes formas de protesta, una denuncia colectiva a varios establecimientos que, supuestamente, estarían comerciando con alcohol, la mayoría de ellos regentados por asiáticos.
“Están viciados al alcohol”, reconoce Alberto Angulo, propietario de la sala ‘Green’. “Con 14 años ya están bebiendo, y el problema no es suyo, sino de quien se lo facilita”, explica. Así, cada fin de semana, unos 200 jóvenes acuden a las denominadas sesiones ‘light’, “cuando antes, lo normal era que no hubiera menos de 1.500”, afirma Izcara.
Por ello, las principales salas de la ciudad se están planteando seriamente la anulación de estos espacios de ocio. “Estamos abocados al cierre”, reconocen.
Mientras tanto, la famosa ordenanza antibotellón sigue estancada en los despachos del consistorio. Tras la paralización del pasado año del proyecto presentado por el alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch, el Partido Popular de Zaragoza lanzó su particular propuesta en octubre. Una iniciativa muy similar a la de los socialistas, por lo que estos se mostraron abiertos al acuerdo.
Sin embargo, nada se ha avanzado desde entonces, y se sigue sin regular esta actividad en la capital aragonesa. En todo caso, el primer teniente de alcalde, Fernando Gimeno, apuntó una posible solución intermedia, que pasaría por la regulación de una serie de espacios concretos donde habitualmente se da esta práctica.
Los padres piden soluciones
La inquietud también está presente entre el colectivo de padres, irritado ante las demoras de la Administración. “El botellón nos preocupa mucho porque es un tema de salud pública en el que se ven afectados los más jóvenes”, explica Ana Abán, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Aragón (Fapar), quien critica la “total impunidad con que algunos comercios venden alcohol”.
Desde la Federación Cristiana de Padres y Madres de Alumnos (Fecapa), Pedro Martínez demanda “soluciones drásticas ya”, así como la planificación de “un ocio alternativo que cuente con la opinión de los chavales”.
Las sesiones juveniles que ofrecen las discotecas de la capital aragonesa pueden tener sus días contados. La escasa afluencia a este tipo de programación puede poner fecha de caducidad a una oferta con dos décadas de tradición en la ciudad. Los propietarios señalan como culpable al fenómeno del botellón, por lo que reclaman al Ayuntamiento de Zaragoza mayor control y regulación ante la venta de alcohol a menores.
“Es lamentable la cantidad de chavales que hay cada sábado emborrachándose en el Parque Grande”, relata Fernando Izcara, presidente de la Asociación de Discotecas y Salas de Fiesta de Zaragoza. A su juicio, “es una pena que este tipo de actos, donde los jóvenes se divierten sin acceso a la bebida y al tabaco, estén vacíos por culpa de la venta ilegal de alcohol en determinados comercios”. De hecho, desde la asociación se están planteando, además de diferentes formas de protesta, una denuncia colectiva a varios establecimientos que, supuestamente, estarían comerciando con alcohol, la mayoría de ellos regentados por asiáticos.
“Están viciados al alcohol”, reconoce Alberto Angulo, propietario de la sala ‘Green’. “Con 14 años ya están bebiendo, y el problema no es suyo, sino de quien se lo facilita”, explica. Así, cada fin de semana, unos 200 jóvenes acuden a las denominadas sesiones ‘light’, “cuando antes, lo normal era que no hubiera menos de 1.500”, afirma Izcara.
Por ello, las principales salas de la ciudad se están planteando seriamente la anulación de estos espacios de ocio. “Estamos abocados al cierre”, reconocen.
Mientras tanto, la famosa ordenanza antibotellón sigue estancada en los despachos del consistorio. Tras la paralización del pasado año del proyecto presentado por el alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch, el Partido Popular de Zaragoza lanzó su particular propuesta en octubre. Una iniciativa muy similar a la de los socialistas, por lo que estos se mostraron abiertos al acuerdo.
Sin embargo, nada se ha avanzado desde entonces, y se sigue sin regular esta actividad en la capital aragonesa. En todo caso, el primer teniente de alcalde, Fernando Gimeno, apuntó una posible solución intermedia, que pasaría por la regulación de una serie de espacios concretos donde habitualmente se da esta práctica.
Los padres piden soluciones
La inquietud también está presente entre el colectivo de padres, irritado ante las demoras de la Administración. “El botellón nos preocupa mucho porque es un tema de salud pública en el que se ven afectados los más jóvenes”, explica Ana Abán, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Aragón (Fapar), quien critica la “total impunidad con que algunos comercios venden alcohol”.
Desde la Federación Cristiana de Padres y Madres de Alumnos (Fecapa), Pedro Martínez demanda “soluciones drásticas ya”, así como la planificación de “un ocio alternativo que cuente con la opinión de los chavales”.
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